Su último corto, "Un novio de mierda", vuelve a ser un golpe de ironía. Es su seña de identidad. El público espera esa clase de risa...
Es realismo sucio, en este caso en todos los sentidos de la palabra. No hay chistes, simplemente es una situación. Fue una cosa muy familiar. El cámara, el de sonido y yo, grabando con un par de actores.
¿Y la casa es de un conocido?
La casa es la de mi hermana. Cuando hago un corto me apetece más hacer este tipo de cosas. Lo hicimos en una mañana.
El catering en la cocina...
Sí, mi hermana había hecho café. Una cosa que me planteo es que, si alguna cosa va mal, se puede hacer un largo así. Sería correoso y duro, conozco a gente que lo está haciendo y es complicado, pero, con una historia adecuada, lo grabas con una tranquilidad...
Le gusta jugar con la dualidad entre la parte emocional de las personas y su instinto más primario...
Lo patético (risas). Muchas veces son los bajos instintos los que te mueven. La motivación de la necesidad. El patetismo, sin necesidad de chiste, crea situación de comedia que no pretende ser comedia, esos bordes entre lo que tiene gracia y lo que no. Pagafantas puede ser un drama. Y Un novio de mierda es el tipo de historia que podría ser el punto de partida de un drama o de una comedia. Me gusta esa mezcla de no saber si reír o llorar.
¿Ha pensado afrontar alguna vez otro género?
Lo que pasa es que, por ejemplo, escribí hace unos meses un corto de terror y me quedó muy comedia. Veía el potencial de las situaciones y tornaba a eso. Hay muchos tipos de comedia. He empezado haciendo una más juvenil, alocada, pero hay más en el género para trabajar.
Billy Wilder lo demostró, aunque también hizo dramas...
De hecho, los que me más me gustan son sus dramas. Tienen un sentido del humor muy peculiar. Oscuro, negro, muy cabrón. Acabo de hacer la primera película, preparo la segunda, no puedo saber... Me gustaría parecerme más a Woody Allen que a Kubrick, en cuanto a la productividad, porque disfruto rodando. A lo mejor en cinco años, cuando haya hecho un par de películas más, cambio de género. Pero me resulta complicado, porque a una situación, incluso si me la planteo como thriller o dramática, acabo viéndole el reverso cómico.
Vino a Zinemastea con un "chupito" de "Pagafantas". ¿Cómo ha sido este año de presentación?
Tuve suerte en que la película tuvo la publicidad que amigos míos que habían dirigido su primera película no tuvieron. Era una película que siempre pensaba que era lo más luminoso, divertido y comercial que podía llegar a hacer, dentro de lo que me gusta. Pero creo que, visto el resultado final, la película no era tan luminosa como pensaba en un primer momento. Era más bien deprimente, machacona y a veces tristona. Pero es lo que me gusta. En realidad, no cambiaría un ápice, porque es muy auténtica. Aunque haya situaciones muy inverosímiles y alocadas, el poso intenta ser muy de verdad...
Y ese poso cambia con el tiempo...
La sensación general de bajón que hay me sigue chocando. Y luego está la sensación mía, típica de cuando acabas una película. Las cosas que te gustan... te gustan mucho, y las que no... te sientan como un tiro. Con el guión de la siguiente hemos corregido cosas. Tiene algo de Pagafantas 2.0, una versión limada y redondita. Pero el aspecto melancólico de la peli me gustaría incorporarlo a la siguiente. Creo que es un poco lo que hace que sea singular. El tono y el ritmo son las cosas más difíciles de controlar, sobre todo en comedia. Ralentizar, empatizar...
¿Le da tiempo a preparar proyectos, metido entre charlas, promoción, proyecciones...?
Para escribir la peli que queremos rodar ahora, en verano, hemos estado año y pico. El hecho de hacerlo mientras presentábamos la primera requiere el doble de concentración. O el doble de desconcentración. La semana previa al estreno estábamos Diego -coguionista- y yo intentando escribir, y era bastante complicado. La crítica de tal revista, el anuncio, la primera valla publicitaria... Es fácil desconcentrarse, pero creo que, según pase el tiempo, eso se irá difuminando y ya lo tomarás como "parte de".
Cuente algo de la próxima...
Diego la define como un cruce entre Pagafantas y La jungla de cristal. Y las opciones de rodar en Bilbao y Vitoria son las más probables. Todo transcurre en una sola noche y en un solo edificio. Es una nochevieja, un vuelo se queda atrapado por la nieve y todo el mundo espera en el hotel hasta la mañana siguiente. Un chico se despide de su novia de toda la vida, que se va a ir a trabajar fuera, y él no quiere que se vaya. Al único que tenemos fijo como actor es a Julián López, que va a tener un personaje bastante espectacular, el bombón del guión...
Un actor que, como ya dijo usted, dice "buenas tardes" y ya te ríes...
Pues intentamos potenciar eso a lo loco. Y la primera vez que teníamos el guión completo dijimos "joder, puede estar muy bien".
Le gusta combinar actores con trayectoria (Ladoire, Barea...) con nuevos intérpretes...
Me gusta la mezcla de un actor que viene de teatro, un actor puro, con uno que a lo mejor no es actor, que es más guionista, comediante. La primera vez que hice algo así "consciente" fue con Éramos pocos, con Barea y Tejería. A partir de ahí me di cuenta de que funcionaba muy bien. A Ladoire, que empezó como guionista -medio en serio medio en broma-, mezclarlo con Gorka, con Julián, me parecía estupendo.
¿Cuál es el recorrido de "Pagafantas" en el futuro?
Está vendida en México. Empieza el mercado latinoamericano...
Donde se venda la marca Fanta...
Sí, sí, para que se entienda. Por experiencia propia, cuando haces algo con mucho diálogo es más difícil de vender fuera. Por eso el género de terror es tan internacional. Nos llevamos hace poco un premio en un festival de Montecarlo y también parecía que Italia y Francia...
¿Lo entregó el príncipe?
El año anterior sí. Pero Gorka fue a recogerlo y no estaba el príncipe.
¿Cómo vivió los Goya...?
Me alegro de que hayamos competido en un año tan potente. Un montón de películas que podían haberse llevado todas las nominaciones y hemos rascado un par. Mar Coll lo primero que hizo fue darme un abrazo. Todos los que estábamos nominados somos muy amigos.
Zinemastea... ¿Cuáles son sus referentes del cine vasco?
Yo era un aspirante a dedicarme al cine, hacía cortos con mis amigos y estaba pendiente de la eclosión que hubo con Medem, Bajo Ulloa... Aquello fue muy impactante. Les oías hablar y te identificabas con lo que decían. Era gente que había crecido con la cultura audiovisual. Y atraía mucho que fueran tan diferentes. Lo suyo fue tal pelotazo, sus primeras pelis, que durante los últimos años se ha dado culto excesivo a eso, cuando en realidad es una carrera de fondo.