El próximo 28 de mayo habrá unas elecciones para los gobiernos forales, los ayuntamientos y el Gobierno de Navarra. ¿Se puede decir algo, que no se haya dicho en este interminable y atosigante período electoral en el que no es fácil ponderar con sosiego lo que se nos ofrece?

El denso ambiente de crispación entre los líderes políticos, alentado por ciertos medios de comunicación social, se traslada también a la calle, llena de pancartas, denuncias y eslóganes populistas, ante la indiferencia de un sector importante de la sociedad. Como hemos señalado, la participación ciudadana tiene siempre un valor especial, pero cuando la convocatoria electoral viene envuelta en la polémica y la crispación, buscando más el desacuerdo que el trabajo en común, lleva a la gente al desánimo y a la abstención.

Dejamos a los políticos, a los politólogos, a los medios de comunicación y sus debates electorales los diversos análisis de esta compleja realidad. Con humildad, como decía Martin Luther King, soñamos con un futuro mejor, con una sociedad más justa y solidaria.

Soñar con unas elecciones diferentes

– Soñamos con unas elecciones que no sean una guerra, tampoco una escalada de mentiras y exageraciones que alimentan la violencia y el enfrentamiento, algo que bien sabemos todavía en nuestra tierra.

– Soñamos con unas elecciones que no busquen la derrota del adversario sino la victoria de todos, valorando y apoyando los hechos y los proyectos bien realizados y aceptando a su vez una crítica justa.

– Soñamos unas elecciones en que busquemos la verdad y la justicia. La verdad más allá de las palabras vacías y edulcoradas. No queremos la manipulación de los hechos, las medias verdades ni la post verdad, buscando siempre la justicia, planteando los proyectos que pueden ser realizados y ponderados, dando prioridad a los que peor lo están pasando en nuestra sociedad.

– Soñamos con unas elecciones en que la mayoría no aplaste a la minoría. Que la fuerza no la dé el insulto ni la amenaza, sino la razón y el trabajo bien hecho, cumpliendo lo prometido. Pedimos propuestas argumentadas que, además de responder al presente, miren al futuro.

– Soñamos que todos somos necesarios para construir un país nuevo. Sólo la cooperación nos hace crecer y ser felices. Muchas propuestas pueden parecer impopulares y restar votos, pero son necesarias para el bien común. Es congruente que, en una sociedad llena de contradicciones, es más necesaria que nunca la ejemplaridad de los cargos públicos, pues aunque se diga lo contrario, muchas veces el pueblo se mira en ellos.

– Soñamos con unas elecciones que no sean sólo materialistas, que no pongan las cosas por encima de las personas, que hagan posible que cada persona aporte según sus cualidades y reciba según sus necesidades. Mientras haya cualquier discriminación por razón económica, sexual, racial, étnica, religiosa,... proclamar la libertad para todos es una palabra vacía.

– Soñamos con unas elecciones en las que los fines del propio grupo se identifiquen con el bien de todos, sin distorsionar proyectos, engañando o manipulando a la opinión pública. Lo contrario es falsear groseramente la convivencia social entre todos. Por eso nos preocupa la llamada a la huelga en la sanidad pública en el corazón de la campaña electoral.

Sueños y confrontación

– Soñamos, por fin, un país que sea ejemplo en valores humanos y éticos profundos. Necesitamos gente preparada y buenos técnicos. Pero un país no sólo se hace con carreteras, puentes y urbanismo, que también. Queremos personas con convicciones sinceras, con ideales y valores indestructibles. Queremos ejemplos donde nos miremos los ciudadanos de a pie, que vayan más allá que una fotografía usada como consigna. Vivimos momentos difíciles con un aumento de discursos exagerados. La campaña del miedo y la acusación reemplaza muchas veces a las soluciones posibles razonadas que se proponen. Lo que vale es a quién se vence, no lo que se gana para todos. No queremos estar en la “política del pulso continuo”. Somos muchos los que pedimos a algunos políticos que cesen en su escalada de insultos y descalificaciones de las ideas del oponente político, presentándose como los únicos imprescindibles para gobernar y liberar la vida de nuestros pueblos.

Que los diversos partidos, busquen diferenciar sus ofertas es normal, pero siempre que busquen soluciones a los problemas reales que nos atañen a todos. Cuando al adversario político se le convierte en enemigo, se corrompe la ética política y se inflige un grave daño a la convivencia de un pueblo. Por todo ello, un voto consciente y libre es un gesto de responsabilidad y compromiso.

Quizá algunos nos dirán, mirándonos por encima del hombro, que somos unos utópicos, unos ilusos.

Soñamos despiertos, con los pies en la tierra, exigiendo y exigiéndonos compromisos concretos y mensurables. Sobran los grandes proyectos irrealizables. Por eso queremos unas elecciones libres, conscientes y responsables que nos comprometan en la construcción de un futuro mejor de un pueblo que camina.

Etiker son Patxi Meabe, Pako Etxebeste, Arturo Garcia y Joxemari Muñoa