Democracia y estatutos es la receta que se permite prescribir ahora Eba Blanco a los cientos de afiliadas y afiliados que llevamos desde 2019 requiriéndole que cumpla con la normativa interna y los estatutos del partido, tal y como le exigieron, tanto la comisión de garantías interna del partido, así como los órganos judiciales.

Llevamos años pidiendo que se ejerza, democráticamente, el derecho que nos asiste a todos los y las afiliadas, a elegir en primarias la Secretaría General de Eusko Alkartasuna. Una afiliada un voto, sin trampa ni cartón. Tal y como exigían los estatutos del partido que Eba Blanco ha incumplido sistemáticamente desde que okupa la secretaría general.

Se permite llamarnos “golpistas” a los más de 400 afiliados y afiliadas que avalamos la candidatura de Maiorga Ramirez en 2019; a los más de 600 que solicitamos, siguiendo lo requerido por los estatutos, un congreso extraordinario y que Blanco nos negó; a los y las afiliadas que frente al atropello democrático que pretendía perpetrar con un congreso telemático ficticio para cambiar los estatutos que no le favorecían y acudimos al juzgado, que, en un hecho inédito en la política vasca, anularon cautelarmente estos cambios estatutarios ante las ingentes irregularidades cometidas por la dirección de Blanco que fueron detectadas por la juez.

Ahora habla de cumplir a rajatabla sus estatutos: esos estatutos que imposibilitan que los y las afiliadas de Nafarroa, Bizkaia, Araba o Gipuzkoa podamos elegir a nuestros coordinadores territoriales, de la misma manera que las y los afiliados de Donostia, Gasteiz, Bilbao o Iruñea no podemos elegir a nuestros coordinadores porque Eba Blanco, en esos estatutos que urge cumplir a rajatabla, nos ha hurtado del derecho a elegirlos y los designa ella a dedo. ¿Este es el concepto de democracia que reclama Blanco? Una dedocracia que se instaló al tiempo que dimitió Pello Urizar con la designación de Eba Blanco como su sustituta, y que ésta no ha tenido dudas en mantenerla en el tiempo haciendo caso omiso a requerimientos de órganos internos e, incluso, judiciales que le requerían admitir a Maiorga Ramirez como candidato en las primarias y que fueran todos los y las afiliadas a Eusko Alkartasuna las que decidiéramos entre ellos dos.

Sin embargo, ella ha optado por suspender de militancia a miembros de la comisión de garantías para alterar la mayoría de este órgano (no olvidemos que ella misma anunció “acciones” contra ellos en declaraciones a ETB en octubre de 2019), y se ha atrevido a dejar fuera de liza a su propio contrincante en las primarias, después de que los tribunales hubieran sentenciado que Eusko Alkartasuna había vulnerado el derecho de participación de Ramirez, suspendiendo también de militancia a éste junto con los coordinadores de Araba, Gipuzkoa, Nafarroa e Iruñea.

Ciertamente la democracia interna, los derechos de la afiliación, las decisiones de los órganos del partido y el cumplimiento de los estatutos le han importado bien poco durante esos años a Blanco. Ahora, con sentencia judicial de por medio y en pleno partido, cambia las reglas de juego, esto es, cambia los estatutos y elimina las primarias de estos, dejando todo el poder de decisión en manos de la ejecutiva nacional (compuesta por cinco personas) por encima de todos y cada uno de los diferentes órganos del partido.

“Tenemos la obligación de regirnos, y por tanto de cumplir a rajatabla dichos estatutos o estaremos prevaricando”, afirma Blanco. ¿Qué ha estado haciendo hasta ahora cuando incumplía sistemáticamente los estatutos y no obedecía ni los requerimientos de los órganos internos del partido, ni tampoco los judiciales?

Estos son los principios de Eba Blanco, pero si a EH Bildu no le gustan, seguro que tiene otros. ¡Claro que existen diferencias ideológicas! ¡Claro que somos críticos! Somos extremadamente críticos con la forma de entender la democracia de Blanco y compañía, con el silencio sonoro de EH Bildu ante estos atropellos democráticos, con el desdibujamiento de Eusko Alkartasuna en EH Bildu. En definitiva, somos muy críticos con esta dirección acomodaticia que es capaz de cambiar los principios democráticos del partido, por no se sabe qué tipo de compromiso adoptado por Urizar con la firma del Baluarte en 2017 y que nunca, remarcamos, nunca, ha tenido el aval de la afiliación de Eusko Alkartasuna.

Junto a Garaikoetxea e Ibarrondo, firman el texto los también ex presidentes de EA Unai Ziarreta y Koldo Amezketa, además de Mari Jose Mangado, Esther Larrañaga, Begoña Duque y Eguzkiñe Agirre en representación de 200 afiliados de Eusko Alkartasuna