El productor de Stanley Kubrick, Jan Harlan, considera que las películas de este gran director son en general proféticas, pero la que mejor define el momento actual es ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, porque estamos gobernados por “hombres engreídos que nos están llevando a una tercera guerra mundial innecesaria”.

En una entrevista con Efe en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, el cineasta de 86 años reconoció que el filme que tiene más presente estos días es el que protagonizó Peter Sellers en 1964 porque, sesenta años después, el mundo sigue estando lleno de “hombres estúpidos” que, desde sus altos cargos, lo convierten en “un lugar sin ninguna esperanza”.

El relato de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú empieza cuando un general estadounidense decide atacar la Unión Soviética para que la respuesta rusa obligue al presidente americano a iniciar una guerra nuclear que acabe con los comunistas. Este suceso pone en alerta a los máximos mandatarios y a un excientífico nazi y asesor del presidente estadounidense interpretado por Sellers.

“Si las mujeres estuvieran al cargo nos iría mucho mejor”, sentenció Harlan, durante una conversación tras el estreno en el Festival de Sitges de la versión extendida de El Resplandor. Este largometraje es uno de los muchos que ha producido Harlan, gran conocedor de Kubrick, de quien era cuñado y al que dedicó el documental La vida en imágenes.

Esta visita a Sitges es la segunda que hace el productor al festival, donde ya acudió en 2010 para celebrar el 30 aniversario de El Resplandor. Las nuevas generaciones siguen descubriendo y admirando este filme de culto, como se demostró ayer en Sitges, en una prueba de que “los espectadores son cada vez más sofisticados”, según Harlan. “Cuando se estrenó la película no gustó porque la gente decía que nada tenía sentido –recordó–, hoy en día siguen sin tener sentido muchas de las cosas que pasan o se ven en la película y, sin embargo, eso es precisamente lo que le gusta ahora al público”.

“Kubrick abordó muchos temas diferentes –agregó– pero el denominador común de su obra es la locura y la debilidad humana”.

En la sesión en la que se ha proyectado El Resplandor, Jan Harlan recibió el Gran Premio Honorífico del Festival por una carrera en la que brillan títulos como La Naranja Mecánica, Barry Lyndon, La chaqueta metálica y Eyes Wide Shut.

‘La ermita’, de Carlota Pereda

También ayer se presentó el último estreno de Belén Rueda, que interpreta a una médium amargada y solitaria en La Ermita, la película con la que ayer volvió al Festival de Cine de Sitges la directora Carlota Pereda, que en la pasada edición del certamen triunfó con Cerdita.

Sin duda algún espectador quedará decepcionado porque este segundo largometraje de Pereda es muy diferente al primero, pero nadie podrá negar sus virtudes, entre ellas las magníficas actuaciones de las dos protagonistas: Belén Rueda y la niña de 8 años Maia Zaitegi. La pequeña actriz da vida a la hija de una mujer gravemente enferma, que se acerca a la médium que interpreta Belén Rueda para poder hablar con su madre cuando muera.

“Es una película sobre madres e hijas –aclaró Rueda–. Mi personaje tiene una relación enquistada con su madre, en la que ha faltado comunicación, y el personaje de Maia también necesita hablar con su madre, pero no le dejan verla para protegerla”. “Hay un momento del filme que me gusta mucho –añadió– cuando mi personaje dice lo importante es decir adiós”.

Encontrar el momento para despedirse y saber hacerlo es la clave de este largometraje, que supone la vuelta de Belén Rueda al fantástico, un género que ha abordado en varias ocasiones y que le ha deparado grandes éxitos en Sitges, como el de El orfanato de Bayona. – Efe