Muchas personas en el mundo se han planteado alguna vez la existencia de los extraterrestres. Pero, ¿qué pasaría si estos fueran tan pequeños que pudieran pasearse entre nosotros sin que fuéramos siquiera conscientes de su presencia? Norman es precisamente una de esas personas que tiene clara su existencia, pero no sabe muy bien cómo demostrarlo... Sin embargo, todo cambia cuando este joven de 16 años se traga una nave entera con una tripulación de tres alienígenas que se van a hacer con su motricidad, aunque por una buena causa.

Así empieza Me he tragado un extraterrestre, una película que acaba de recalar en los cines y que llega directamente desde Sudáfrica, de la mano de Luma Animation, un estudio de animación de renombre internacional con sede en la ciudad más poblada del país, Johannesburgo. Los directores de este largometraje para toda la familia, Paul Meyer y Gerhard Painter, reivindican con esta animación “el talento sudafricano en el género, por el que llevan apostando 20 años. Se han inspirado en Pixar para desarrollar este proyecto, en películas como Toy Story, en Buscando a Nemo... Y para pulir la técnica y el resultado han contado con el apoyo de The Ergo Company como productores, el respaldo de la Corporación de Desarrollo Industrial de Sudáfrica y la financiación y distribución de Indigenous Film Distribution”, recuerdan desde Vercine.

La película está escrita además por Daniel Buckland, Ronald Henry, Paul Meyer y Gerhard Painter. Dumi Gumbi y Cati Weinek del estudio de cine comercial The Ergo Company son los productores; y cuenta con el respaldo de la Corporación de Desarrollo Industrial de Sudáfrica, con el apoyo de la devolución de impuestos nacionales.

Norman tiene clara la existencia de los extraterrestres. Y su vida cambia por completo cuando se traga una nave entera con una tripulación de tres alienígenas que se van a hacer con su motricidad. Vercine

Pero. ¿a quiénes vamos a conocer en esta aventura? Por un lado tenemos a Norman, nuestro protagonista, el típico adolescente de dieciséis años obsesionado con los extraterrestres. También conoceremos a Alejandro, el amigo fiel; Charlene, la novia no oficial de Norman; Frankie, la hacker autodidacta; y Mike, un matón reformado al que le encantaría que lo aceptaran en el grupo de Norman. 

Además, tenemos a la directora Witherington; y en el lado de los extraterrestres encontraremos a Gus (especialista en tecnología), Max (detective jefe) y Sophie (oficial espacial). Pero no todos ellos son buenos. Y es que tendremos la ocasión de encontrarnos frente a frente con Zolthard, un cerebro criminal intergaláctico adicto al poder y al control, que tiene un ligero problema de manejo de la ira, esa que trata de mantener bajo control usando su arma de fuego para disparar a cualquier víctima dentro de su alcance. ¿Serán capaces Norman y sus amigos, junto a los recién descubiertos extraterrestres, de salvar al mundo? Habrá que descubrirlo.

Una peli destinada a grandes y pequeños

La trama nos presenta a varios personajes, entre los que podemos conocer a Gus, Sophie y Max, que forman parte de la Fuerza de Protección Espacial (SPF). Su nave espacial microscópica, (el SPF-50) tiene un extraño accidente con ellos a bordo, y a causa de eso terminan dentro del cerebro de Norman, un joven de 16 años. Lo que descubriremos a medida que la trama sigue su curso, es que estos extraterrestres tienen la capacidad de ver todo lo que él ve y de oír todo lo que él oye. 


“Estos alienígenas, que luchan contra el crimen, deben conseguir la ayuda de Norman para salvar la Tierra de Zolthard de un villano intergaláctico igualmente en miniatura que consiguió asumir el control mental de la directora de la escuela, la Sra. Witherington”, cuentan a modo de resumen. 


De esta forma, Norman, sus amigos y los alienígenas tendrán hacer todo lo que esté en su mano para poder ocultar la presencia de vida extraterrestre en su instituto, mientras continúan la lucha intergaláctica entre el bien y el mal. “Después de todo, Zolthard ahora tiene una escuela que dirigir y Norman todavía tiene una vida que vivir, y deberes para entregar”.