De pequeños siempre soñamos con que cuando seamos mayores podremos comprarnos todos los juguetes y caprichos que queramos porque el dinero crece en la cartera por arte de magia. Cuando vamos creciendo, esa idea de ser millonarios de la nada se va esfumando, pero la esperanza de que alguno de nuestros más humildes sueños se haga realidad sigue perdurando en nuestra cabeza.
Hay gente que, por suerte en la vida o por trabajo, consigue todo lo que quiere de forma mucho más sencilla que si pensamos en hacerlo nosotros. Este es el caso de un joven de 24 años que se ha comprado un ‘pequeño’ gran capricho en Finlandia.
Oliver Russell, un joven de 24 años originario de Estados Unidos pero con familiares residentes del país finés, ha decidido hacer la mayor inversión de su vida al comprar, nada más y nada menos, que una isla privada. Sí, sí, como lo oyes, una isla privada.
Te preguntarás cuánto le ha costado y cómo ha hecho para, en plena juventud, poder encontrar y permitirse un capricho de tal envergadura.
Su estrategia fue básica pero efectiva. Tras graduarse de secundaria, Russell viajó con su grupo de amigos a Finlandia tras conseguir un chollo de 7 noches por 700 euros. Tal fue el asombro del joven que analizó cómo sería abandonar los Estados para vivir en Finlandia. La universidad y la estancia le saldrían gratis al ser, indirectamente, residente del país.
Aun así, esta idea descabellada de irse a Finlandia tan solo por ver el bajo coste del alquiler, no lo fue tanto. Russell ya tenía bastante dinero ahorrado de una compraventa anterior que hizo en Estados Unidos, por lo que lo único que quedaba era arriesgarse y mirar viviendas para mudarse definitivamente.
La sorpresa y alegría para este joven fue cuando navegando por internet se encontró con que hay miles de pequeñas islas en venta y que el precio era totalmente asequible para realizar su alocado sueño.
Tras consultarlo con su pareja, Helena Tomaszewska, quien tan solo tiene 20 años, decidieron adquirir una remota pero acogedora isla por 28.000 euros. Lo que puede costar un coche de gama media les ha servido a la pareja para empezar a planear una vida en la isla.
“Realmente no se puede comprar nada en California por ese precio. Creo que tengo mucha suerte. Estoy en una muy buena posición para mi edad y estoy dispuesto a correr riesgos”, aclaraba Oliver Russell. Sus familiares dudaban al principio de esta precipitada aventura, pero él lo tiene claro: cuando logre el permiso de construcción, levantará un muelle, una casa y una sauna con los frondosos árboles que hay en su isla privada.