No cabe duda de que el balance de fichajes del Baskonia de la pasada temporada fue muy positivo, con descubrimientos para la Euroliga del calibre de Thompson, Howard o Kotsar que provocaron que más de uno se tirara de los pelos por haber dejado escapar esa oportunidad de mercado teniendo mayores recursos económicos que los gasteiztarras. El equipo mejoró su rendimiento respecto al curso anterior, aunque sí que es cierto que en algunos momentos de la temporada echó en falta ese punto de experiencia en la ACB y en la Euroliga que sí que tuvieron sus rivales, problema que, por el perfil de las nuevas incorporaciones, no debería tener este año. 

De los siete fichajes que afrontó el Baskonia la pasada campaña, solo dos sabían lo que era competir en la ACB y en la Euroliga: Pierria Henry, que únicamente disputó 23 encuentros debido a su suspensión por resultado inconcluyente en un control antidopaje que aún perdura, y Dani Díez, con un papel secundario dentro de la rotación. El resto de incorporaciones –Thompson, Heidegger, Howard, Hommes y Kotsar–, que tuvieron que llevar en sus espaldas gran parte del peso del equipo a lo largo del curso 2022-23, tuvieron que ir adaptándose con el paso de los días a dos competiciones desconocidas para ellos.

Thompson, pese a su experiencia de una temporada en la Eurocup con el Lokomotiv Kuban, tuvo problemas con las faltas y la manera distinta de arbitrar en ACB y Euroliga al principio del curso, inconveniente que también tuvo Howard, que nunca antes había competido fuera de Estados Unidos y tuvo que adaptarse a un ritmo de juego diferente. Heidegger nunca llegó a encontrarse cómodo en la máxima competición europea, su primera experiencia en un torneo internacional, mientras que Hommes no logró elevar su nivel defensivo lo suficiente para medirse a los interiores de la Euroliga.

Kotsar, formado en el baloncesto FIBA y el único junto a Thompson con experiencia en Eurocup, fue el que menos problemas de adaptación tuvo, ya que desde el inicio pudo mostrar el mismo nivel que ofreció en el Hamburg Towers alemán.

Perfil diferente

En el caso de las cinco incorporaciones que ha cerrado el Baskonia en lo que va de verano, todas ellas cuentan con una amplia experiencia en Europa, por lo que no supondrá ningún problema adaptarse al baloncesto FIBA. En ese sentido, Chima Moneke es una apuesta segura, ya que demostró su gran nivel en ACB durante la temporada en la que militó en el Baxi Manresa y el curso pasado tuvo su primera toma de contacto con la Euroliga en las filas del AS Mónaco.

Algo parecido sucede con Khalifa Diop, que ya sabe lo que es jugar en ambas competiciones. El joven pívot lleva cuatro años compitiendo en la ACB con el Gran Canaria y debutó en la Euroliga el 28 de marzo de 2019 contra el Maccabi, aunque ese es el único partido que ha disputado en la máxima competición europea. Los 56 choques de Eurocup que ha acumulado los tres últimos años, en cualquier caso, seguro que le han servido para estar perfectamente preparado, más aún tras alzar el título de campeón el curso pasado.

También sabe lo que es jugar en la Euroliga Nico Mannion, que tras ganar la Eurocup en 2022 con la Virtus Bolonia disputó el pasado curso 19 encuentros en la máxima competición europea. Además, ha jugado la Serie A y ha defendido la camiseta de Italia en torneos internacionales, por lo que está plenamente adaptado al baloncesto europeo pese a haberse formado en Estados Unidos.

Khalifa Diop fue campeón de la Eurocup el curso pasado con el Gran Canaria Eurocup

Codi Miller-McIntyre, por su parte, vivirá este año su debut en la Euroliga, pero ya ha demostrado estar listo para dar el salto tanto en la ACB como en la Eurocup. No en vano, Miller-McIntyre promedió 13,7 puntos, 5,1 asistencias y 3,9 rebotes en la temporada 2021-22 con el Andorra en la liga doméstica y tiene cuatro campañas en la Eurocup a sus espaldas. 

Nikos Rogkavopoulos, por último, es el único de los fichajes que no sabe lo que es jugar en la Euroliga ni en la ACB, aunque su experiencia en la Eurocup en la campaña 2021-22 con el Promitheas, en la que promedió 8,8 puntos y 5,6 rebotes, es una buena carta de presentación. En cualquier caso, se trata de una apuesta de futuro que no está llamada a asumir en su primera temporada en Vitoria tanta responsabilidad como los compañeros más experimentados.

La experiencia previa de los nuevos fichajes debería ayudar a que el equipo pueda ofrecer su mejor versión desde el inicio de la temporada y manejar mejor situaciones de presión, aunque serán los resultados los que determinen si este cambio en el perfil de los fichajes es o no positivo.