No hubo redención posible en el Fontes do Sar, donde el Baskonia vio frenada su brillante escalada de ocho victorias consecutivas en la Liga ACB. Peor que la derrota fueron otra vez las sensaciones, ya que el vitoriano fue una vez más un conjunto escaso en cuanto a nervio, agresividad y dureza.
Fue otra amarga matinal que se le indigestó al Baskonia debido a la modorra a la hora de proteger su aro. Que un rival tan justo en cuanto a talento como el Obradoiro –con todos los respetos a la extraordinaria campaña que están protagonizando los hombres de Moncho Fernández– supone un motivo de honda preocupación.
Los males de los últimos tiempos en la Euroliga se trasladaron esta vez al frente doméstico y de ello se aprovechó el Obradoiro, último conjunto en extraer provecho del dubitativo momento azulgrana.
Y es que los problemas que están acechando al Baskonia desde hace semanas volvieron a reproducirse en la cancha gallega. El equipo vitoriano, privado de sus dos mejores exponentes que pueden dar una vuelta de tuerca a su intensidad (Henry y Sedekerskis), volvió a ser un grupo excesivamente tierno que purgó su falta de solidez en diferentes aspectos del juego.
Tras un aseado arranque en el que encajó únicamente 11 puntos en el cuarto inicial, el desmoronamiento a nivel defensivo fue una triste realiad. En los posteriores cuartos, el Baskonia encajó sucesivamente 24, 26 y 30 puntos, a la postre una losa insuperable para un colectivo que, en ocasiones, necesita algo más que un simple intercambio de canastas con el rival para sumar victorias.
Esas flaquezas atrás se hicieron especialmente visibles en la cuerda exterior, ya que Leo Westermann y, sobre todo, Kassius Robertson, ocasionaron un auténtico destrozo. Thompson, Howard, Kurucs y Marinkovic les tendieron una alfombra roja para su lucimiento. Ambos se mostraron letales desde la línea del 6,75, aunque en el caso del canadiense –que hurgó en la herida de la mala defensa azulgrana en el bloqueo directo en lo alto de la bombilla– también fue un cuchillo con sus penetraciones a canasta.
A partir del cuarto inicial, el Baskonia encajó sucesivamente 24, 26 y 30 puntos, a la postre una losa insuperable para un colectivo que, en ocasiones, necesita algo más que un simple intercambio de canastas con el rival para sumar victorias.
Si a ello se suman las excesivas pérdidas de balón –esta vez un total de 17–, las terribles concesiones en el cierre del rebote defensivo y el aplastante dominio de Guerrero bajo los aros (14 puntos y 8 rebotes) ante Costello, Enoch y Kotsar, queda justificada otra derrota que prolonga la dura cuesta de enero que le está tocando vivir al Baskonia.
El cuadro vitoriano despertó demasiado tarde del letargo. Para cuando se despojó las legañas con 15 abajo en el minuto 35 (78-63), su suerte ya estaba completamente echada. Los destellos individuales de Hommes y Howard resultaron en balde. Ambos estadounidenses no pudieron disfrazarse, a la postre, de héroes porque resulta imposible arreglar en unos pocos minutos el desaguisado de tres largos cuartos.