El bache continúa en plena cuesta de enero. Tercera derrota consecutiva en Euroliga de un Baskonia que vive el momento más delicado del actual curso. El juego y las sensaciones no son las del mágico mes de diciembre. 

Da la sensación de que al equipo azulgrana comienzan a pesarle las piernas. Le falta oxígeno. No le llega el aire para defender con la intensidad de semanas anteriores y tampoco le fluye el oxígeno por su cerebro para tener la claridad que acostumbraba. Hasta el punto de que se limita a jugar el uno contra uno en muchos de sus ataques sin llevar a cabo cualquier sistema. Botar, botar y tiro a la desesperada. Sin fluidez y con cada jugador tratando de hacer la guerra por su cuenta.

Además, al Baskonia le ha mirado un tuerto con las lesiones. Se notó la ausencia de dos pilares como Howard y Henry, que garantizan sacrificio y puntos a partes iguales. Sin embargo, no es menos cierto que sin ellos ya fue capaz de ganar al Real Madrid hace meses. Dos bajas sensibles que no deben servir de excusa. Al equipo se le volvieron a ver las débiles costuras. 

Su falta de intensidad atrás en el comienzo del partido le volvió a pesar como una losa. Si 34 puntos recibió en el primer cuarto ante el Bayern, ayer encajó 29 frente al Partizan. Demasiados. Enoch sigue siendo un coladero. No es el único. Sí al que más se le ve, pero el cuadro serbio, con un Lessort inconmensurable, ganó con autoridad la batalla de los tableros.

Las facilidades dadas por buena parte de los jugadores azulgranas permitieron a los discípulos de Obradovic andar como Pedro por su casa. Sin oposición alguna anotaron con mucha facilidad por culpa de una pasividad defensiva desesperante.

Habría que ver si es por el cansancio o hay algo más. Lo que está claro es que fruto de esa tibieza, el Partizan firmó unos porcentajes de tiro espectaculares. La escuadra balcánica acabó con un 53,3% en tiros de dos (15/28) y un estratosférico 56,5% en triples (13/23). No es de extrañar si se tiene en cuenta de que muchos de sus tiros fueron liberados y sin oposición.

A todo ello hay que sumar sus problemas en ataque. Espeso. Ya lo dijo Peñarroya. “Al equipo le falta fluidez”. No le falta razón. Incapaz de hacer daño a su rival en el cinco contra cinco. Atascados. 

Tan solo se puede destacar como meritorios los fogonazos de un bravo Marinkovic, muy motivado tras su vuelta a la que fue su casa y el homenaje de los prolegómenos. El serbio lo intentó con sus penetraciones y con sus lanzamientos lejanos en una noche en la que superaría los 500 puntos en Euroliga.

Giedraitis y Hommes

Fue de lo poco que se puede rescatar. Y es que además de Enoch, quien sigue en su particular letargo, hubo otros señalados, entre ellos Giedraitis. El capitán continúa sin aparecer ni dar un paso al frente. Muy irregular, con altos y bajos, aunque más de estos. Sobrepasado en defensa y timorato en ataque, donde solo aportó 4 puntos. Está negado con el aro. Su carta de tiro fue lamentable con 1/4 en tiros de 2 y 0/3 en triples. 

Otro que anda con el punto de mira desviado es Hommes. El estadounidense, cuyo casillero anotador quedó ayer inédito, hizo 0/4 en triples. Demasiados ausentes. Lógico que el equipo se resintiera. Es normal que ese Baskonia voraz que superaba ampliamente los 90 puntos esta vez ni tan siquiera llegase a 70.