Antes del parón para las ventanas FIBA de selecciones nacionales que le permitirá tomarse un leve respiro dentro de un calendario cargadísimo de partidos, el Cazoo Baskonia afronta esta noche (20.30 horas) una cita de alto voltaje en uno de los santuarios míticos de la Euroliga: el OAKA.

Una cancha, la ateniense, donde no le recibirá amistosamente ni con los brazos abiertos un histórico de la competición venido a menos como el Panathinaikos. El cuadro heleno, inmerso en una crisis de identidad en los últimos años, amenaza con volver a convertirse en un convidado de piedra a tenor de su dubitativo inicio de curso que le mantiene como uno de los farolillos rojos junto al Bayern y Estrella Roja.

Mientras el equipo vitoriano ha arrancado como un cohete y exceptuando la visita al Asvel Villeurbanne ha dejado muestras de una envidiable capacidad competitiva, todo lo contrario sucede con los griegos. En seis jornadas, tan solo han sumado una victoria –para más inri, en Belgrado ante el flamante conjunto de Luca Vildoza– y al amparo de su calientes aficionados todavía no conocen la victoria. Eso sí, el Real Madrid (68-71), el Mónaco (80-83) y el Partizan (89-91) tuvieron que sudar ríos de tinta para satisfacer su objetivo final.

Pese a que el Panathinaikos no es el de antaño y continúa atravesando su particular travesía por el desierto bajo el mecenazgo de su díscolo propietario Dimitris Giannakopoulos, siempre es un rival a tener muy en cuenta. Además, el precedente de lo ocurrido ante el Asvel debería estar fresco en la memoria de jugadores y técnicos azulgranas para no repetir errores.

Cualquier salida lejos del Buesa Arena supone una emboscada mortal. Por lo tanto, bien hará el Baskonia en mantener un elevado nivel de concentración frente a un rival que recientemente ha incorporado a dos exteriores de primer nivel (Mateusz Ponitka y Dwayne Bacon) en busca de un salto de calidad.

El polaco, una de las grandes sensaciones del último Europeo y que fue rescatado por el ‘PAO’ del Reggio Emilio italiano a finales de septiembre, destaca por su asombrosa capacidad para manchar todos los apartados estadísticos. En el caso del estadounidense, que ya exhibió la pasada campaña su mortífera pegada en el Mónaco como fiel escudero de Mike James, su desembarco en Atenas vio la luz tras ser cortado por los Lakers.

Dejan Radonjic pilota una nave, de momento, a la deriva que también acoge a otros rostros conocidos para el aficionado azulgrana. El controvertido Derrick Williams, incapaz de remontar el vuelo desde su marcha del Bayern Munich, el anotador con pasado ACB Marius Grigonis, los bases Paris Lee y Nate Wolters, además de los veteranos interiores Georgios Papagiannis y Arturas Gudaitis, conforman el núcleo duro a las órdenes del técnico serbio.

Con cuatro victorias en seis jornadas, el Baskonia aspira a mejorar más si cabe su actual balance en la competición y seguir dando pasos firmes hacia el Top 8, un objetivo que parecía una quimera cuando echó a rodar la Euroliga 2022-23.

El equipo vitoriano viene de firmar dos victorias absolutamente diametrales. Si ante el Maccabi se convirtió en una trituradora perfecta batiendo el récord histórico de anotación en la Euroliga, apenas unas horas después dejó un reguero de dudas en la visita del modesto y debilitado Real Betis.

Unos altibajos hasta cierto punto lógicos teniendo en cuenta la extrema dificultad que supone compatibilizar dos competiciones tan exigentes como la ACB y la Euroliga. Tras descansar ante el Betis, Darius Thompson volverá a llevar las riendas de un Baskonia que no podrá contar con Enoch, lesionado desde principios de temporada, ni con Hommes, que no viajó ayer con el resto del equipo debido a las molestias en una rodilla izquierda que le hicieron ausentarse de la segunda mitad ante los sevillanos, lo cual puede suponer un importante contratiempo para los azulgranas, que contarán con una escasa rotación interior.