Con el mono de trabajo puesto. El Baskonia hizo gala de una notable defensa para deshacerse de un Burgos que tan solo incomodó los primeros diez minutos. Sólido e intenso atrás, lúcido y ordenado en ataque, los de Neven Spahija fueron capaces de sumar una victoria vital de cara a seguir vivo en la pelea por el play off. Y lo hizo con total autoridad y demostrando una superioridad absoluta desde el minuto siete. Y es que hasta entonces no se vio al Baskonia. No estaba por culpa de un arranque muy frío.
El cuadro gasteiztarra tuvo un inicio demasiado espeso. Sin fluidez de balón y errático en el tiro. El Baskonia tardaba en meterse en el partido demasiado. Buena prueba de ello es que Neven Spahija se vio obligado a pedir tiempo muerto a los cuatro minutos tras ver como el Burgos ya le dominaba por un claro 9-3. Un triple de Peters era lo único positivo en ese errático inicio de partido. Demasiado poco. Ni la charla del preparador croata pareció surtir efecto.
Un nuevo triple local ampliaba la renta de los de Paco Olmos a 9 puntos. Al menos, tres puntos más adicional de Fontecchio estrechaba momentáneamente el marcador y permitía a los azulgranas seguir al acecho de un rival más metido. Mucho más. De hecho, no tardaría de nuevo en poner tierra de por medio.
La inferioridad en la pintura, unido a la falta de intensidad atrás y de juego colectivo en ataque de un Baskonia sin criterio permitió al conjunto castellano poner de nuevo tierra de por medio (20-11). El Baskonia debía mover ficha si no quería ver como el partido se le iba ya desde el primer cuarto.
Pues bien, esta vez el movimiento táctico desde el banquillo sí que surtió efecto. La entrada de Enoch y Granger, este para jugar de dos, dio otro aire al equipo. Ya no se veía a un equipo tan encorsetado. Más duro atrás, comenzó a correr y a ver aro con más facilidad. La irrupción de Peters fue clave en la reacción azulgrana. El fino cuatro estadounidense lideró la recuperación azulgrana para llegar al acecho al término de los primeros 10 minutos (20-18).
Festival del triple
El Burgos era ahora el que tenía problemas. Atrapado en los grilletes del Baskonia. Tres minutos sin ver aro, mientras que el Baskonia seguía a lo suyo.
Dehecho, un triple de Giedraitis al arrancar el segundo cuarto permitía a los del Buesa Arena ponerse por delante por primera vez tras un parcial de 0-10. Reacción de raza. Tocaba seguir remando.
Y mucho, ya que el partido entró en una fase de intercambio de golpes. La canasta de uno era rápidamente contestada por el contrario. El Baskonia sobrevivía gracias a su acierto desde los 6,75 metros. Está claro que es un equipo volcado al exterior. Buena prueba de ello es que hasta el minuto siete de este segundo cuarto no llegaron los primeros puntos a través de una canasta de dos para el conjunto gasteiztarra, gracias a un espectacular mate de Baldwin.
Dos triples de Giedratis y otros dos de Marinkovic después permitían al cuadro azulgrana seguir mirando a la cara a un Burgos que no bajaba los brazos y que de nuevo había tomado la delantera en el marcador (34-33) a falta de dos minutos. Un Baskonia que había ido de menos a más no terminaba de romper el paertido. Encima los problemas se le acumulaban tras un inoportuno esguince de tobillo de Costello.
Sin embargo, lo que en otro tiempo hubiera sido un mazazo para el equipo, esta vez no fue así. El Baskonia se encorajinó y sacó a relucir ese carácter que tanto se ha echado de menos esta temporada. Los últimos minutos del segundo cuarto acabaron con un parcial de 0-7 para el Baskonia, lo que unido a un 0-6 en el arranque del tercer cuarto gracias a seis puntos consecutivos de un soberbio Enoch permitieron a un combativo conjunto azulgrana encarrilar el partido (34-46).
Un mate de Nnoko serviría para poner fin al parcial azulgrana, pero no para frenar el vendaval de los de Spahija. Y es que la canasta del exbaskonista fue la única que anotó el Burgos desde la lesión de Costello hasta el minuto cinco del tercer cuarto, mientras que el Baskonia hizo 22. El 36-55 dejaba el partido más que encarrilado.
No solo por la diferencia de puntos, sino por la de juego. Los pupilos de Spahija llevaban el tempo del partido, sabían cómo hacer daño a su rival y además su intensidad atrás le permitía no pasar excesivos apuros. Mejor en el rebote, circulando mejor el balón y tomando en la mayor parte de sus ataques la decisión correcta, el Baskonia no daría opción al Burgos en un último cuarto que el Baskonia convirtió en un mero trámite.