vitoria - El de ayer no fue un viaje más para el Baskonia. Desde su condición de equipo perteneciente a la aristocracia europea desde hace más de dos décadas, difícilmente permanecerá 48 horas en una especie de burbuja como esta vez en la cosmopolita Tel Aviv. La trascendencia de su complicado encuentro ante el Maccabi, donde esta noche se juega buena parte de sus aspiraciones de repetir presencia entre los ocho mejores del Viejo Continente por quinta temporada consecutiva, ha quedado eclipsada ante las peculiares connotaciones extradeportivas que presidieron ayer su aterrizaje en Israel en medio de la crisis sanitaria mundial desatada por el coronavirus.

Nada más pisar ayer suelo hebreo a primera hora de la tarde tras coger un vuelo chárter a la mañana en Foronda, el Baskonia sufrió las incomodidades de un desplazamiento atípico. Antes de subirse al avión, Dusko Ivanovic -alguien con toda clase de experiencias a sus espaldas como jugador y entrenador en su carrera- ya adelantó que el Baskonia no tiene ningún protocolo médico para viajar a Tel Aviv y recalcó "la tranquilidad" de todos los integrantes que conforman la expedición azulgrana. "Vamos a hacer lo que nos digan desde arriba", se sinceró el técnico montenegrino, que con la seriedad que le caracteriza trató de trasladar así a los medios una imagen de cierta normalidad.

Desde su llegada a primera hora de la tarde al Aeropuerto Internacional de Ben-Gurión de Tel Aviv, uno de los que más tráfico de pasajeros mueve diariamente, el Baskonia sintió en sus carnes las medidas de total excepción decretadas por el Gobierno de Israel para la ocasión. Sus rectores decidieron hace una semana imponer el cierre de sus fronteras para los viajeros procedentes de España, pero con la entidad vitoriana acaban de hacer una excepción que ha levantado su correspondiente polvareda. Los restantes ciudadanos extranjeros que lleguen a Israel y no puedan garantizarse por sus propios medios una cuarentena obligatoria de 14 días serán inmediatamente expulsados.

El Maccabi, considerado el principal emblema del país, vio satisfecha su petición de que el Baskonia recibiera un permiso especial de entrada con tal de que el partido no se celebrara en un país neutral. De esta forma, los intereses deportivos del conjunto amarillo no se verían muy perjudicados en el preciso instante que mantiene una dura pugna con el CSKA por la ventaja de campo de cara a los cruces de la Euroliga.

Un autobús blindado aguardó ayer a pie de pista a los integrantes de la expedición alavesa. Sin pasar por la terminal para evitar el contacto con los restantes pasajeros, los jugadores, el cuerpo técnico y el directivo que acostumbra a acompañar al equipo en todos los desplazamientos de la Euroliga fueron trasladados directamente al hotel de concentración entre unas importantes medidas de seguridad.

a puerta cerrada Dada la obsesión por parte de las autoridades locales de someter al Baskonia a un aislamiento insólito a estos niveles, los componentes de la expedición azulgrana serán los únicos huéspedes del lujoso Port and Blue en estas 48 horas. El club ha escogido para su descanso un lugar ubicado en el centro de Tel Aviv, que como no podía ser de otra forma será custodiado por un elevado número de efectivos policiales. Nadie podrá hacer reservas ni entrar en el alojamiento hasta el viernes por la mañana cuando el equipo haya emprendido el camino de vuelta hacia Vitoria. El Baskonia sí pudo, al menos, realizar ayer un entrenamiento en el escenario del choque y hoy también está prevista una sesión de tiro.

La otra novedad significativa del encuentro ante el Maccabi es que este se celebrará finalmente a puerta cerrada en el Menora Mivtachim Arena. Sus gradas iban a poblarse en primera instancia con 5.000 fieles. La cifra descendió más tarde a 2.000 hasta que el sentido común ha imperado. El Maccabi optó por acatar ayer la última normativa del Ministerio de Salud israelí que endurecía sobremanera las condiciones para acudir al pabellón. La recomendación de las autoridades locales era clara: jugar sin público.

"No tenemos ningún protocolo médico; vamos a hacer lo que nos digan desde arriba"

dusko ivanovic

Entrenador del Baskonia