vitoria - La mala dinámica de un equipo pendiente de adquirir los automatismos e inmerso en problemas tiende a la postre a llevarse por delante a cualquiera. Los tentáculos derivados de un momento de incertidumbre a nivel colectivo suelen ser tan enormes que corren el riesgo de engullir a jugadores sobre los que existen depositadas grandes esperanzas. Es lo que sucede actualmente en este inestable Baskonia con Janis Timma, posiblemente la apuesta más ambiciosa emprendida por las altas esferas durante el pasado mercado estival cuya raquítica aportación se encuentra en consonancia con el rendimiento azulgrana.

El alero letón se ha convertido en el rostro de la tristeza de un equipo que ha arrancado la temporada de manera decepcionante. Si hay un jugador que encarna la actual melancolía alavesa, ese no es otro que el hombre llegado del Este de Europa para ocupar la taquilla dejada en el vestuario por Adam Hanga. Desdibujado, desenchufado y sin ninguna influencia en el juego, parece hasta ahora una fotocopia mala del alero todoterreno y explosivo que causó sensación en el pasado Campeonato de Europa ataviado con la camiseta de su vistosa selección.

Allí paseó todas las virtudes que había constatado desde hace tiempo el Baskonia en sus informes antes de acometer su contratación: precisión desde la larga distancia, capacidad para postear cerca del aro, fortaleza en el rebote ofensivo, un físico privilegiado para correr todo el campo o incluso defender a los cuatros rivales... A más de un seguidor azulgrana sin grandes referencias suyas se le hizo la boca agua viendo por el televisor sus evoluciones en un combinado pletórico y rebosante de confianza como el báltico que llevó al límite a la futura campeona Eslovenia en el cruce de cuartos de final. Mientras España sería vapuleada en semifinales, Letonia solo cedió en la prórroga.

Por si había dudas, el exterior nacido hace 25 años en Kraslava dio continuidad a sus dos brillantes campañas anteriores en el Zenit ruso y presentó definitivamente sus credenciales a estrella de la Euroliga -una competición que nunca había disputado hasta ahora- con un baloncesto volcánico y de una calidad desbordante. Pues bien, en Vitoria todavía no ha hecho acto de presencia ese tres explosivo que acaparó infinidad de elogios en vísperas de recalar en la ACB.

a la sombra de otros Tras dejar buenas sensaciones en su debut como baskonista en el Palau Blaugrana, donde se fue hasta los 15 puntos, el rendimiento de Timma ha descrito una clara línea descendente. Hasta el punto de que en los últimos partidos en Las Palmas, Creta y Fuenlabrada ha estado difuminado. Ya fuera por sus faltas prematuras o por ser víctima de la inestabilidad y ansiedad que acechan a un grupo siempre a remolque en el marcador, el báltico no ha enseñado las uñas ni dejado tampoco los fogonazos que se esperan de un alero de este calibre.

Pese a que el perímetro de los vitorianos se encuentra cogido con alfileres por las ausencias y debería tirar del carro, lo peor de todo es que Timma ni siquiera ha tenido iniciativa para procurarse tiros en un Baskonia donde todo el protagonismo atacante está recayendo en el dúo Granger-Shengelia. Posiblemente sea un debe de Prigioni el hecho de que Timma se encuentre tan desasistido y no se busque con más ahínco a un exterior dotado de múltiples registros a la hora de incomodar a sus pares. Entre sus prioridades a corto plazo, al entrenador argentino le urge meterle cuanto antes en dinámica y establecer un ecosistema ideal para sacarle el mayor jugo posible.

Convertido en un fichaje estratégico de Josean Querejeta, que apalabró incluso su aterrizaje en el Buesa Arena hasta junio del 2020 mucho antes del cierre de la pasada temporada adelantándose a otros grandes del Viejo Continente que también suspiraban por sus servicios, Timma busca todavía su lugar en un conjunto pendiente de definir los roles. Carne de la NBA en un futuro no muy lejano si mantiene su progresión -los Magic ostentan sus derechos desde el draft de 2013 tras ser elegido en primera instancia por los Grizzlies-, el letón ha llegado a Vitoria para convertirse en un primer espada. De momento, no se reconoce a sí mismo en el espejo y ese es un lujo que el Baskonia no se puede permitir.

Buen inicio. En su debut con la elástica azulgrana, Timma se fue en el Palau Blaugrana hasta los 15 puntos. A renglón seguido, anotaría 12 ante el Estudiantes en el Buesa Arena en la única victoria de los vitorianos hasta ahora.

Bajón pronunciado. Sus tres últimas actuaciones en Las Palmas, Creta y Fuenlabrada -11 puntos en total- han estado muy lejos de las expectativas de todo el mundo. Pese a las sensibles bajas del Baskonia en el perímetro, el letón no se ha enchufado en ningún momento. Ante el Gran Canaria se borró muy pronto por la acumulación de faltas, tampoco mejoró ante el Olympiacos y mantuvo su tónica decepcionante ante el cuadro del sur del Madrid.