Vitoria - El Baskonia pierde definitivamente a su santo y principal emblema de las siete últimas temporadas. Fernando San Emeterio, el héroe de la tercera ACB de la historia aquel inolvidable 15 de junio de 2010 con un mágico dos más uno que ha pasado por méritos propios a los anales azulgranas, ya es historia en la capital alavesa. El alero cántabro y el club vitoriano escenificaron ayer un divorcio que estaba cantado desde hacía meses. Tras una larga convivencia, quizás excesiva y que se ha dilatado demasiado en el tiempo para lo que son hoy en día los vínculos dentro del deporte profesional, el desgaste entre ambas partes era evidente. Los caminos conducían inexorablemente hacia una separación que de puertas a fuera no ha resultado traumática pero, sin embargo, deja capítulos escabrosos. El principal, las continuas insinuaciones por parte del entorno del jugador de no estar al día en los cobros. De ahí que la noticia no sorprendiera a casi nadie ahora que su contrato tocaba a su fin el 30 de junio, es decir la jornada de ayer.
Tras varios veranos convertido en el epicentro de toda clase de rumores, en parte por los mastodónticos números de un vínculo desorbitado que se convirtió en el principal motivo del desencuentro y unas relaciones salpicadas de la máxima tensión con la cúpula, ha quedado certificado el adiós del último vestigio del conocido carácter Baskonia. San Emeterio, visto desde la grada como un icono en el que se reencarnaba una afición huérfana de referentes espirituales y desencantada ante la decadencia del equipo, era la última pieza perteneciente a la época más dorada de la entidad. De hecho, coincidió con figuras carismáticas como Prigioni, Rakocevic, Mickeal, Teletovic o Splitter, nombres que han escrito con letras de oro la historia azulgrana.
Según la nota emitida por el club vitoriano, la ruptura ha sido de “mutuo acuerdo”. Otra cosa distinta es evaluar si San Emeterio ha perdonado dinero a Querejeta a cambio de su renuncia a incluirle en el derecho de tanteo -el Baskonia debía, para ello, presentarle una oferta que le garantizara el 85% de sus honorarios de la última temporada- o si los atrasos pendientes se le irán reintegrando en su totalidad durante los próximos años. De momento, el cántabro quiere guardar silencio y se despidió de los seguidores por medio de unas escuetas declaraciones. “Quiero trasladar mi agradecimiento al club y a todos los aficionados baskonistas por todo el apoyo y cariño recibido durante estos siete años en Baskonia. Emprendo una nueva aventura profesional orgulloso de haber dejado momentos para el recuerdo y de haber sido el capitán de nuestro querido Baskonia. No puedo olvidar que en Vitoria me he sentido como en casa, he crecido como jugador, he formado una familia y dejo grandes amigos que sin duda perdurarán en el tiempo. Suerte en el futuro, os recordaré siempre. Aupa Baskonia”, constituyó su mensaje de despedida.
Después de alcanzar el cielo en Vitoria y ser el hombre más aclamado en la Virgen Blanca el 16 de junio de 2010, San Emeterio también ha sido testigo de la imparable decadencia de los alaveses en los tres últimos ejercicios. Ni siquiera un seguro de vida como él y un alero todoterreno cuya importancia iba a menudo más allá de los números en la estadística ha podido escapar en muchos momentos de la mediocridad generalizada. Si bien su papel ha sido de lo poco salvable en este último curso, no duelen prendas por asegurar que anteriormente no ha brindado el rendimiento exigible por un contrato que ha estrangulado las arcas azulgranas y llevado por la calle de la amargura a las altas esferas.
Procedente del Akasvayu Girona, un proyecto faraónico que duró lo que duró y donde cuajó excelentes actuaciones en compañía de Marc Gasol, San Emeterio aterrizó en el verano de 2008 en Vitoria. Con independencia de los altibajos en su rendimiento, su profesionalidad siempre quedó al descubierto. Intachable en cuanto al esfuerzo y la entrega, nadie obvia que sus honorarios han estado siempre muy por encima de su rendimiento sobre la pista o incluso de su talento como baloncestista. Tras su canasta ante el Barcelona, el Baskonia le puso encima de la mesa unas cifras mareantes que han propiciado un deseo oculto por parte de Querejeta de que hiciera las maletas en veranos anteriores. Un año antes de ser el artífice del tercer entorchado liguero, tuvo los dos pies en el Cajasol. Casualidades del destino, el santanderino terminó echando raíces en el Buesa. Todo hace indicar que el futuro le conducirá hacia Valencia.
7
campañas. Aterrizó en Vitoria en 2008 procedente del Akasvayu.
403
partidos. Son los que ha jugado entre ACB y Euroliga.
4.061
puntos. Es su bagaje entre las dos grandes competiciones.
30
máxima anotación. El 9 de octubre del 2010 ante Unicaja.
5
entrenadores. Ivanovic, Tabak, Scariolo, Crespi y Navarro.