Vitoria - El Laboral Kutxa ha optado en las últimas jornadas por elevar varias velocidades el ritmo de su ataque con muchos tiros en primeras opciones o después de apenas un par de pases. Un nuevo estilo que resulta avasallador para los rivales cuando el nivel de acierto es elevado, pero que también es como meterse de lleno en el juego de la ruleta rusa cuando no se saben leer las situaciones de cada partido y se olvida que al lado del pedal acelerador hay otro que sirve para frenar el ritmo. El Baskonia juega permanentemente con el pie pisado a fondo en el primero de ellos y así desarboló ayer a Efes en un primer cuarto brillante con muchas salidas rápidas acompañadas de canastas fáciles. El problema vino a continuación, cuando desaparecieron los contraataques y el partido adquirió un tono más marrón, propio de la Euroliga. Ahí llegó el atasco de cara al aro con acciones demasiado precipitadas, sin apenas cocinar. La mala elaboración propició que no se generasen ventajas, lo que redundó en una reducción importante en el acierto en los lanzamientos. Así hasta tocar fondo en un último cuarto completamente nefasto, con solo nueve puntos y sin anotar en los tres minutos finales, lo que el Efes aprovechó para darle la vuelta al marcador y llevarse la victoria después de haber ido casi siempre por debajo.
En ese cuarto final se hizo patente el desorden que gobierna el Baskonia en estos momentos. Se vio penalizado el cuadro otomano muy pronto por las faltas personales, pero el equipo vitoriano no fue capaz de explotar la vía del tiro libre, sobre todo por su incapacidad para cocinar a fuego lento sus ataques y forzar a los turcos a un trabajo defensivo mucho más exigente. Las luces se apagaron por completo. Una canasta de Begic, otra de Adams, cuatro tiros libres del propio base y un lanzamiento desde la línea de personal de Begic. Ahí se acabó la producción de un equipo que al final volvió a abusar del lanzamiento exterior, una faceta en la que estuvo ayer aciago con un bajo 25%, sin pararse a trabajar mejores opciones ofensivas a través de un juego más pausado y con una mayor circulación de balón para buscar lanzamientos liberados.
Los dos bases, los llamados a leer lo que necesita el equipo en cada momentos, llevan muy pocos días con el equipo y, además, tampoco responden al perfil de grandes directores. Tampoco veteranos que habitualmente tienen una buena lectura, como Causeur o San Emeterio, fueron capaces de aplicar templanza en ese tramo final en el que cada decisión se convirtió en un error. En un partido en el que el Baskonia subió bastantes enteros su nivel defensivo, fue el ataque, su habitual mejor arma, lo que falló. Tras un primer cuarto sensacional, el nivel fue decreciendo con el paso de los minutos cuando el descontrol marcó el ritmo.
Existían dudas acerca de cómo recibiría el público del Buesa Arena al base francés durante la presentación, pero lo cierto es que predominaron los aplausos. El de Beziers no firmó un regreso afortunado y acabó el choque sin anotar y con valoración negativa.