Al contrario de lo sucedido en los últimos partidos del Caja Laboral en el Iradier Arena, donde las corrientes de aire motivaron unas gélidas temperaturas con la consiguiente incomodidad para los espectadores, la instalación de unos calefactores en la parte superior del recinto motivó ayer que el coso taurino se asemejase a una sauna durante muchos minutos. Avanzado el choque ante el Lucentum, algunos de ellos se apagaron y el ambiente no resultó tan asfixiante.