- Aitor Jiménez, además de director de proyectos cocurriculares de la asociación, educador social, trabajador social y experto universitario en intervención desde la educación social en el sistema educativo, es educador de calle desde hace 20 años en la ciudad. Él segura que desde las instituciones se dice que como ya hay educadores de calle y buena coordinación desde los centros escolares con los servicios sociales de base, esa parte social se articula coordinando ambos. “Pero el hecho de que Kokuk surgiera fue precisamente que se queda corto. Es muy difícil abordar las situaciones que surgen en el día a día de los centros en los que estamos solo con esa coordinación. Hace falta poder realizar una intervención directa con ese alumnado con el que muchas veces no se puede contactar en otros espacios”, afirma.

Como entidad, asegura que de sus principios de intervención, el más importante es crear un vínculo educativo relacional. “Para generar un vínculo estable, un clima de confianza donde el alumno se sienta cómodo, es imprescindible la continuidad de la figura”, defiende. Por eso, recuerda que si la figura está cambiando “porque las condiciones laborales no son las más adecuadas”, hace que ese principio de intervención sea “difícil de desarrollar”.

También consideran clave construir con ellos, empoderarles, así como el trabajo en red, el interdisciplinar. Ante todo esto, piden un posicionamiento político para que su situación mejore, porque “para que la intervención tenga el seguimiento y la evaluación que necesita es importante tener una continuidad y una presencia activa en el centro escolar a lo largo de toda la jornada laboral”. Hay situaciones que se dan -recuerda- que “si suceden un jueves y hasta el lunes siguiente no vas pues llegas tarde y no has podido coordinar bien lo sucedido. Creemos que Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco están preocupados por el tema” y articulando diferentes medidas, talleres y programas para trabajar todo lo relacionado con el tema social. “Pero muchas veces se queda como en pequeñas pinceladas que se dan en los institutos y no llega a haber una persona que pueda coordinar de manera más estructurada todas esas iniciativas, y sobre todo hacer una atención más individualizada en función de las necesidades e intereses de cada alumno”, resume.

Por eso, considera clave que a nivel institucional se proponga la incorporación de jornadas laborales estables del educador cocurricular, “sobre todo teniendo en cuenta que llevamos siete años de trayectoria y estamos en una fase en la que hay investigadores de la universidad que quieren valorar el impacto de Kokuk porque hay elementos que están permitiendo visibilizar el impacto”, asegura Jiménez, que ya adelanta que son una entidad pequeña en la que “es clave para poder incorporarse en los centros educativos que sea el propio equipo docente el que quiera trabajar en esa línea”.

Sobre todo, pone el acento en que son siete las comunidades autónomas que desarrollan este trabajo, y que se pueden estudiar otras fórmulas. “Sobre todo en los centros donde tienen una diversidad mayor o mayores dificultades, igual se pueden proponer programas un poco más de este tipo”, señala, y recuerda que es la propia asociación la que tiene que buscar financiaciones fuera de los centros escolares para poder ir al centro y desarrollar su trabajo. “Hemos tirado de entidades públicas y privadas, y lo seguimos haciendo, pero esto tiene que ser un compromiso social e institucional”, reflexiona.