vitoria - Los pantanos alaveses resisten los efectos de la sequía que acecha al resto del Estado, aunque sus niveles a día de hoy están más bajos que el año pasado. El embalse de Ullibarri-Gamboa se encuentra a un 63% de capacidad, frente al 70% que en 2018 por estas mismas fechas. Urrunaga, por su parte, alcanza ahora mismo el 59%, cuando el año pasado se encontraba al 66%. Un 61,8% es de hecho la media de agua embalsada en Álava a fecha de hoy, frente al 69% del año pasado. La situación de los embalses del resto del Estado es más problemática en comparación a las infraestructuras vascas, pues sólo los del cantábrico oriental (71%) superan a los de Euskadi. La media nacional, de hecho, se sitúa en apenas un 41% de capacidad de las reservas hidráulicas, la cuarta más baja en quince años.

Pese a la situación de estabilidad de los embalses alaveses, durante las últimas semanas ha habido zonas del territorio, aquellas que se abastecen de otras balsas, como en el Valle de Ayala, en las que el consorcio de aguas ha recomendado a sus vecinos cerrar el grifo, no literalmente a cal y canto pero sí al menos controlar el gasto, tras la escasez de lluvias que ha marcado los meses de primavera y verano y ha hecho disminuir las reservas de los embalses que abastecen a las poblaciones del Valle de Ayala, como el de Maroño y el de Angostina.

¿Está afectando entonces a Álava los problemas de escasez de agua que sufren otras provincias? ¿Hay más entes gestores que hayan pedido a sus vecinos controlar el consumo estos días por lo que pueda pasar? En la agencia vasca del agua (URA) no tienen constancia de ello, “pero eso no quiere decir que no lo hayan hecho”, pues en el territorio “hay muchos sistemas minúsculos que en estiaje tienen ciertas dificultades, aunque tengan el mayor embalse de agua del País Vasco”.

Desde la agencia vasca del agua resaltan, en cualquier caso, que “no se prevén dificultades en los grandes sistemas de abastecimiento”, hora bien, “en los sistemas más pequeños, aquellos que beben de vasos y ríos más pequeños, puede haber menos autonomía”, de forma que “por principio de precaución” los entes gestores del agua más pequeños pidan a sus habitantes que contengan el gasto de agua. Hay puntos del territorio donde históricamente los veranos causan estragos en sus ríos, y por tanto en su red de abastecimiento.

Precisamente, esta misma semana la Diputación Foral de Álava avanzaba la ejecución durante esta legislatura de obras para el abastecimiento de agua en zonas como Amurrio, que se conectará con la estación depuradora de Izoria; y en Larrinbe, Berganza y Berganzagoiti, que se unirán al sistema de Maroño. La institución foral aprovechará el depósito del polígono industrial de Murga para la mejora del abastecimiento de agua a Llodio, se renovará la red de Agurain y Okondo podrá conectarse también al citado sistema de Maroño, además de redactarse un proyecto para definir la mejor solución a la escasez de agua que sufren las localidades de la Llanada oriental.

De cualquier forma, que en Álava lloverá más pronto que tarde es algo que, si el cambio climático no lo evita, todo el mundo espera. Todavía en el periodo de estiaje, con los ríos en su caudal más bajo de todo el año, los volúmenes de agua almacenados en Álava “entran dentro de la normalidad para esta época del año”. “De acuerdo con el patrón climático de nuestro territorio, salvo anomalía meteorológica que prolongue el estiaje, tarde o temprano lloverá”, recuerdan desde URA.

eficiencia De cualquier forma, para la agencia vasca del agua, que desde hace tiempo defiende la necesidad de constituir en Álava un ente único para la gestión del agua en todo el territorio, la posibilidad de que las zonas que se abastecen de sistemas más pequeños puedan verse afectados por una mala gestión hídrica, más que por falta de lluvias, es “un nuevo recordatorio de la necesidad de profesionalizar técnica y económicamente la gestión del ciclo urbano del agua en todo el territorio”, de manera que se puedan “interconectar sistemas, diversificar y compartir recursos”.

Algo que supondría, según URA, “ganar en eficiencia en el uso, reduciendo fugas y logrando satisfacer todas las necesidades con menor cantidad de agua detraída del medio”. “Si hay alguna zona o población con escasez, es más por una gobernanza del agua mejorable, con sistemas pequeños, fragmentados e inconexos, y no tanto por una supuesta anómala falta de precipitación”, concluyen fuentes oficiales de la agencia vasca del agua. La Diputación creó la legislatura pasada un nuevo consorcio de aguas, de libre adhesión, al que se han adscrito cerca de ochenta entidades locales. Sea como fuere, en buena parte del territorio aguardan como agua de mayo, nunca mejor dicho, la llegada de las lluvias y el crecimiento del caudal de los ríos. De momento, habrá que esperar.

Ayala. Tras la escasez de lluvias que ha marcado los meses de primavera y verano y ha hecho disminuir las reservas de los embalses que abastecen a las poblaciones del Valle de Ayala, como el de Maroño y el de Angostina, el consorcio de aguas de Ayala solicitó hace unas semanas a la población de la zona que controle el consumo de agua.

Sequía estatal. La media nacional se sitúa en apenas un 41% de capacidad de las reservas hidráulicas, la cuarta más baja en quince años. En Álava, los embalses están al 61,8%.

La agencia vasca del agua no tiene constancia de que en algunas poblaciones alavesas los entes gestores del agua estén recomendando a la población estos días que controle su gasto del agua, como en Ayala, “aunque eso no quiere decir que no lo hayan hecho”.

61,8%

Los embalses alaveses están a día de hoy al 61,8% de capacidad, frente al 69% del año pasado. El embalse de Ullibarri se encuentra a un 63% de capacidad, frente al 70% que en 2018 por estas mismas fechas. El de Urrunaga, por su parte, alcanza ahora mismo el 59%, cuando el año pasado se encontraba al 66%.