Ramiro González empezará hoy jueves su tercer mandato como diputado general de Álava, cuatro años en los que el territorio tendrá que afrontar retos como la búsqueda de nuevo suelo industrial, la expansión de las renovables, el centro de innovación del vino o más plazas de residencias.
Estos son diez de los desafíos a los que tendrá que hacer frente en los próximos cuatro años el nuevo gobierno PNV-PSE en la Diputación:
El primero es aprobar los presupuestos forales sin mayoría absoluta: El gabinete foral tendrá que buscar este otoño un socio para aprobar las cuentas, el principal instrumento para gobernar un territorio. González dijo que no le preocupaba la posibilidad de trabajar con los presupuestos prorrogados, ya lo hizo tres años en la legislatura que acabó en el 2019.
También para este mismo año está prevista la reforma fiscal en todo Euskadi, con las mismas normas para las tres diputaciones. Esta reforma, tras la reflexión previa sobre cómo ha funcionado la anterior, también requerirá la búsqueda de mayorías. Con la recaudación en máximos, apenas se prevén retoques en una cuestión muy sensible para los bolsillos ciudadanos.
Además, toca defender la futura conexión de la Y vasca a través de Vitoria. González ha evitado pronunciarse durante la campaña ante el apoyo del PNV a la conexión a través de Ezkio-Itxaso (Gipuzkoa) en vez de por Vitoria, pero en los próximos cuatro años será una cuestión encima de la mesa.
Deberá también extender las renovables, los parques eólicos por los montes y los solares por la Llanada, parques que en los próximos años tendrán una fuerte contestación.
Se debe decidir qué hacer con la autopista entre Bilbao y Vitoria, porque en el 2026 se acaba la concesión y las diputaciones de Álava y Bizkaia deberán decidir si la ponen gratis o siguen cobrando peaje. Para adoptar una medida tan popular o impopular se planea una comisión en Juntas que lo decida.
También está sobre la mesa el debate sobre cómo tratar los residuos, en un momento en el que Vitoria ha renunciado a ampliar el vertedero de Gardelegi. Está prevista la construcción de dos nuevas plantas de tratamiento de los residuos sólidos urbanos, una de ellas de biocompostaje, que se espera entren en funcionamiento dentro de un par de años.
Por otro lado, con el envejecimiento, todo el dinero destinado a los cuidados será poco. Está previsto ampliar la oferta de plazas en las residencias, incluida la puesta en marcha de un nuevo centro de 120 plazas para mayores en Salburua, y aplicar un nuevo modelo más “hogareño” en las residencias.
Se ha de consolidar asimismo el crecimiento de Foronda, que ha revivido en el tráfico de pasajeros (ya funciona muy bien en carga). González apostó en campaña por construir una nueva terminal y ampliar el aparcamiento –que ahora es gratis y se llena– si el aeropuerto llegaba al medio millón de pasajeros.
También se ha de buscar suelo industrial. Tras arreglar el problema que tenía la ampliación de Mercedes, urge buscar suelo para que sigan llegando empresas, ya sea mediante la reconversión y mejora de los viejos polígonos de Júndiz, Gamarra y Betoño, o desatascando el polígono logístico VIAP, pegado a Foronda.
Es precso también apoyar los proyectos innovadores en los que la provincia se juega el futuro, con el vehículo eléctrico en el centro, tanto con las nuevas furgonetas de Mercedes como con la ilusionante fábrica de baterías Basquevolt.
Por último, se ha de poner en marcha en 2025 en dos sedes, una en Vitoria y otra en la Rioja Alavesa, el nuevo centro de formación e innovación dedicado al vino de Rioja, pero también a otras bebidas como la sidra o el txakoli. Se llamará Edariak eta Ardoa (EDA) Drinks & Wine Campus.