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PsicoLan. Si quiere saber más sobre PsicoLan, puede ponerse en contacto con La Fundación San Prudencio en www.lafundacion.com o en el teléfono 945 222 900.
Cada persona tiene un ritmo interno que le hace sentirse más cómodo y capaz de dar rendimiento o realizar sus tareas en determinadas franjas horarias del día para desarrollar actividades como trabajar, estudiar, comer o dormir. El cuerpo humano está diseñado para atravesar a lo largo del día por dos fases muy diferenciadas (una primera de día, luz, vigilia, actividad física, calor y alimentación; y una la segunda de noche, oscuridad, sueño, descanso, frío y ayuno), pero el inicio y fin de esas fases difiere entre las personas, según la hora en que esté puesto su reloj interno, según describen los especialistas Estivill y Estivill (2021), en una reciente publicación. Se trata del sistema circadiano, que está localizado en el hipotálamo y es el encargado de regular la fisiología y el metabolismo con los cambios físicos, mentales y conductuales que ocurren a lo largo de las 24 horas de cada día.
El cronotipo es el tipo de ritmo circadiano de una persona atendiendo a los criterios que marca su reloj biológico y se divide en tres categorías: cronotipo matutino (de la mañana, denominado alondra), vespertino (de la tarde, también llamado búho) e intermedio (colibrí). En función de ese cronotipo, que es diferente en cada persona, las distintas variables psicofisiológicas tienen picos en un momento del día u otro y marcan las pautas de comportamiento de un individuo a lo largo de una jornada, con horas de mayor actividad y otros momentos en los que la energía está más baja.
Sensaciones como “estar inspirado”, “tener ganas de trabajar”, “estar de buen humor” o “encontrarse en forma” tienen su explicación recurriendo a la cronobiología. La cualidad de aprovechar esos momentos en los que el cuerpo se encuentra en su fase interna de mayor actividad depende de la capacidad que cada persona tenga para respetar su ritmo biológico. Si se desincroniza con frecuencia, es cuando pueden surgir dificultades, que también afectan al rendimiento en el puesto de trabajo. Las peores consecuencias las sufren quienes tienen un horario de trabajo que no es acorde a su cronotipo o aquellos que se encuentran en un sistema de turnos nocturnos rotatorios o semanas alternas, en los que tienen que readaptarse, ya que se ven obligados a vivir en contradicción con su reloj interno, lo que puede poner en peligro tanto su mente como su cuerpo.
Los ciclos circadianos se regulan internamente, pero la luz influye a la hora de generar melatonina, la hormona del sueño. Así, con más luz, hay menos melatonina y menos sueño, y viceversa.
Las personas alondra –representan aproximadamente el 25% de la población– segregan rápidamente melatonina cuando no hay luz, no les cuesta madrugar y sus capacidades cognitivas se encuentran al máximo por la mañana. Las personas búho –otro 25% de la población– tienen su ritmo vital más activo en la tarde-noche, con tendencia a levantarse y acostarse más tarde. Las personas colibrí, que son la mitad de la población, son adaptables tanto a madrugar como a trasnochar.
El cronotipo tiene un componente genético, pero cuenta con otros factores relevantes que, incluso, pueden conducir a modificaciones a lo largo de la vida.
En el mundo ideal, cada persona trabajadora debería tener un horario de trabajo que se adaptase a su reloj interno para así aprovechar laboralmente sus horas de plenitud física e intelectual. Pero el mundo real es, en muchos casos, muy diferente a ese escenario idílico y se producen desfases que pueden incidir negativamente en la salud física y emocional de las personas trabajadoras. Las jornadas partidas, el trabajo en diferentes turnos semanales o la nocturnidad pueden tener una seria afección en las personas trabajadoras sin no son capaces de adaptar su metabolismo a esas exigencias laborales.
Para abordar este tipo de problemas, la Fundación Laboral San Prudencio lidera un cambio en la forma de entender la salud laboral como objetivo compartido por la empresa y sus personas trabajadoras. En el marco del programa Tu salud-Zure Osasuna, puesto en marcha para la mejora de la salud laboral de las personas trabajadoras, La Fundación ha impulsado el servicio PiscoLan destinado a cuidar su salud psicoemocional. La gran dificultad del abordaje de los trastornos mentales no graves en el entorno laboral son algunas de las causas que hacen que este problema no se quiera afrontar en las empresas, ni se encuentre la manera de minimizarlo.
La prevención se consigue desde la detección temprana de los síntomas en el marco de trabajo, ofreciendo una valoración psicológica inmediata para hacer, si se precisa, intervención psicológica en la salud emocional, trabajando de forma coordinada con la empresa. Se logra reducir el absentismo, aumentar la productividad y mejorar el bienestar de la población trabajadora.PsicoLan es un servicio puesto en marcha por La Fundación, destinado a que las empresas mejoren la salud psicoemocional de su plantilla, dando respuesta con soluciones a medida a los problemas, tengan origen laboral o personal.
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