Las fiestas de Agurain llegan a su fin. Siete intensos días de jolgorio que regresarán el próximo año. Unos festejos, los más importantes del año en la localidad, que han destacado por el buen ambiente que ha reinado en la villa durante la última semana y una amplia participación en las actividades organizadas.

La jornada de este domingo ha amanecido soleada lo que propició que los y las aguraindarras se echaran a la calle para disfrutar de la última jornada festiva. Una de las primeras citas del día fue el campeonato de Araba de Aizkolaris en categoría de segunda y el campeonato de Álava de txingas femenina.

A mediodía todo estaba preparado en el carrejo de San Jorge. Los nueve azkolaris y las cuatro participantes en el campeonato de txingas calentaban bajo la atenta mirada de las decenas de curiosos que se desplazaron hasta el enclave.

Asier Armentia, Isidro Lejarreta (Zarate), Polanco Aldasoro (Otxandio), César Fernández de Landa (Eskalmendi), Jesús Larrazabal (Laudio), los segovianos Juan Rodriguez y Hermenegildo y los locales Ernesto Alzalo y Antó Jacoluti fueron los encargados de enfrentarse a los cinco troncos dispuestos en el carrejo.

Distintos troncos

En la primera tanda se batieron cinco componentes, quienes apenas necesitaron 22 minutos para partir los troncos de 45, 54 y 60 preparados para la ocasión. Posteriormente tuvo lugar el campeonato de Álava femenino de txingas. Con 25 kilos sobre cada una de las manos Ane Fernández Merino (Barrundia), Dorleta Urkia (Aretxabaleta), Estíbaliz Cidaz e Itsado Díaz de Garayo (Agurain) recibieron los ánimos de los allí congregados en su ir y venir con las txingas a cuestas. La exhibición concluyó con la participación de los cuatro aizkolaris restantes.

Mientras se disputaba el deporte rural las calles de la localidad se han llenado de color y música de la mano de los y las participantes en la kalejira intercultural que partió de la plaza Euskal Herria acompañada por los integrantes de Akerbeltz. El sonido del tambor rompió la tranquilidad y animó a más de uno a sumarse al desfile.

Los blusas: el alma de la fiesta

Sin tiempo para reponer fuerzas los blusas han ido reuniéndose en sus lugares habituales. Unos en los bares de la localidad, otros en los txokos, pero todos ellos con el ánimo y las ganas suficientes para rendir al máximo en la última jornada festiva. Una vez concluido el encuentro y sin apenas haberse recuperado de la noche anterior, los aguraindarras y visitantes han comenzado el tradicional poteo por las calles de la localidad acompañados por grupos de espontáneos que cantaban y bailaban en la calle a ritmo de la música de las tabernas.