- La noticia de que el Ayuntamiento de Amurrio ha concedido el visto bueno al cambio de denominación del colegio de Educación Infantil y Primaria Lucas Rey-Matías de Landaburu por el de Mendiko Eskola HLHI, dada a conocer por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el pasado viernes, ha levantado ampollas en un sector de la sociedad civil del municipio que aún mantiene en su memoria todas las buenas palabras que muchos de sus padres, tíos o vecinos de edad avanzada dedicaban a la figura del maestro Lucas Rey, siempre que hablaban de su infancia.
Ellos no le conocieron, pese a que lo de la niñez también les queda un tanto lejos, pero se han erguido en defensa de la memoria de sus antepasados y, en definitiva, la de todo un pueblo, redactando un escrito que recoge el legado principal del viejo profesor, porque están convencidos de que, quienes han tomado la decisión de solicitar al Ayuntamiento el cambio de nombre y sustituirlo por el del barrio donde se ubica el centro educativo (ya aprobado y enviado a la Delegación Territorial de Educación), no son conscientes de la importancia de su figura.
"Queremos pensar que ha sido el desconocimiento en torno a quién fue maestro en Amurrio, durante 40 años (1893-1934), lo que ha motivado esta petición de cambio de denominación que, por lo que a nosotros respecta, hemos leído con tristeza e indignación", explican Juan María Villanueva y Alfredo Cerrillo, dos de los firmantes del escrito que tienen pensado presentar ante responsables municipales y el propio Consejo Escolar del colegio público afectado, con el objetivo de que "frenen este desatino que, ya se intentó con anterioridad, pero fue el Ayuntamiento -presidido por Pablo Isasi- el que lo impidió", recuerdan.
Para argumentar sus motivaciones, instan a leer Lucas Rey, maestro siempre. Un libro escrito por Félix Núñez Uribe que recoge lo que significó para Amurrio este profesor, mediante no solo sus vivencias, sino también testimonios de agradecimiento de exalumnos donde se demuestra el gran cariño que le profesaban. "Llegó a tener a su cargo a 120 alumnos a la vez, en una época en la que no había más que analfabetismo y miseria, y a todos los inculcó valores, aparte de enseñarles a leer y escribir, y las cuatro reglas básicas que se decía por aquel entonces", recalcan.
Y es que, Lucas Rey -que llegó a Amurrio muy joven, procedente de un pueblo de Burgos y se casó con una chica del pueblo- preocupado por las precarias condiciones en que se encontraba la escuela, situada en unos viejos locales de la iglesia, promovió la creación de una nueva que, debido a su alto coste, derivó en la construcción del actual Ayuntamiento, con las escuelas en sus bajos. De ello da fe, aún hoy día, el busto erigido a su figura que luce la fachada de la Casa Consistorial en su ala izquierda.
"El mismo redactó en 1902 Bases y condiciones higiénico-pedagógicas para la construcción de un edificio escolar en Amurrio. Pero no solo se dedicó en cuerpo y alma a la educación de generaciones de amurrioarras, sino que se involucró totalmente en la vida del pueblo, llegando a ser alcalde en 1925", explican. No en vano, en reconocimiento a toda su labor fue nombrado hijo adoptivo de Amurrio en 1927 y, en la actualidad, además de la escultura citada, lleva su nombre la calle en la que se encuentra el colegio (en el número 15), edificado en 1970.
"Los tiempos cambian, por supuesto, pero la historia de un pueblo se va construyendo con las personas que a lo largo de los años van formando parte de él y, por eso, Lucas Rey forma parte de la historia de Amurrio y no merece que lo olvidemos. No entendemos cómo a una persona con tan singular bagaje, se la pueda intentar suprimir la dedicatoria del centro escolar sucesor de la escuelas en las que él enseñó con tanto cariño y entrega", apostillan, quienes confían en que las personas implicadas en el cambio de nombre den un paso atrás en su decisión.