ada día más conocidas y apreciadas, las legumbres que se producen en el territorio histórico de Álava van creciendo en sus plantas gracias a la profesionalidad de los agricultores integrados en la cooperativa Garlan y mejorando su presencia en los mercados y en los hábitos alimentarios de los alaveses, gracias a las políticas de promoción y de calidad que impulsa el director general de la cooperativa, Andrés García Segura, y su equipo.
En realidad, la campaña de este año está casi empezando y la buena noticia es que la evolución del desarrollo de la cosecha de legumbres en Álava es la normal. Se ha sembrado en fechas habituales, por lo que éste es un momento aún muy temprano, por lo que unas plantas están comenzando a desarrollarse y otras están con inicios de floración. En general, todas con la situación fenológica habitual para esta época del año, como explica el director general de Garlan.
Evidentemente, el cambio climático se va dejando sentir, lo mismo que los episodios de lluvias y otros fenómenos meteorológicos. Por esa razón todavía es un momento muy temprano, es difícil saber de qué forma influirán esta climatología tan dispar que estamos viviendo. “Las siembras más tempranas sufrieron dos o tres tormentas importantes y la tierra se ha compactado, se ha apelmazado y hemos sufrido algunos problemas y en algunos casos se ha tenido que resembrar”, relata Andrés García, quien se apresura a matizar que “lo que se resembró más tarde está francamente mejor y el desarrollo del cultivo es más correcto”. Aunque las legumbres alavesas van creciendo en prestigio y presencia en las mesas de todo Euskadi, “su consumo sigue circunscrito al País Vasco y zonas limítrofes, como Navarra, La Rioja y Cantabria. Pero principalmente se consumen en Euskadi, es un consumo local”. Lo que sí está ocurriendo es que el cultivo en Álava ha crecido.
La implicación de Garlan está siendo clave y así lo destaca su máximo representante cuando detalla que “está claro que el impulso que se le dio cuando en nuestra cooperativa, Garlan, integramos a los agricultores que iniciaron sobre todo lo de la alubia pinta alavesa, que sin duda es la gran referencia de las legumbres con Eusko Label, se han ido desarrollando otras legumbres, de alubias, pero también de garbanzos”.
Cumpliendo procesos, plazos y protocolos, “hemos pasado de la alubia pinta alavesa con un único distintivo de calidad con Eusko Label y se fue ampliando progresivamente: primero con la alubia arrocina, también con certificación Euskal Baserri y después se pasó a la labelización y ahora se comercializa como alubia arrocina con Eusko Label, el cien por cien de la producción; o la alubia negra de Álava, también llamada Tolosana”. Añade que “también está el tema del garbanzo, que hasta el momento se está comercializando con el distintivo Euskal Baserri y ya para la próxima campaña se va a comercializar con Eusko Label. Es decir, que da el paso a la labelización como hizo en su día la arrocina y se da un paso superior a un distintivo que certifica tanto el origen como la calidad, ya que Euskal Baserri solo certifica el origen. Eso paso adelante le otorga un mayor prestigio entre los consumidores”.
Reconoce que la Feria de la Alubia de Pobes es un momento extraordinario para dar a conocer las legumbres en general, especialmente la alubia pinta alavesa, que es lo que más conoce la gente, “pero al final hay más alubias que la pinta y más legumbres y así lo valora la gente”. La feria ya es algo habitual y la gente ve que el catálogo se va ampliando, y aunque la pinta sigue siendo la más apreciada ya se va alineando con otras. Y es que la feria es un impulso. “La experiencia del año pasado fue extraordinaria, el tiempo acompañó, la asistencia fue casi masiva, frente a lo que pasó el año anterior, que cayeron chuzos de punta, cayeron 40 litros y estuvo un poco deslucida por esa razón. Pero sigue siendo una actividad completamente necesaria para difundir y dar a conocer el producto”. De hecho, en la última campaña “los rendimientos fueron aceptables, la calidad general podemos definirla como casi extraordinaria. Fue un año bueno, tanto en uno como en otro parámetro”.
Andrés García explica que, en cuanto a la comercialización, 2020 ha sido un año marcado principalmente por la situación sanitaria de la covid-19, por lo que “a nosotros nos ha afectado con una disminución de las ventas en hostelería, pero hemos crecido en ventas en la gran distribución. Tenemos una mejor presencia en la distribución, lo cual nos ha ayudado un poco, y se les ha dado un impulso a las ventas, especialmente en las 2/3 primeras semanas de confinamiento donde se llegaron a niveles de crecimiento del 250% en la categoría de legumbres. Y nosotros podemos decir que con nuestras legumbres también crecimos en ventas en el mismo porcentaje”.
Por eso es tan importante la presencia en eventos y la realización de actos promocionales. “En ventas, crecemos año tras año y vamos mejorando nuestro posicionamiento gracias a la Feria de Pobes y de otras en las que participamos, así como en las actividades que realizamos para dar a conocer el producto” y señala que “aunque el año pasado pudimos celebrar el 25 aniversario de la alubia pinta alavesa, todavía hay zonas donde se puede crecer en posicionamiento y en ventas”.
Este cultivo también contribuye a asentar población en el medio rural y además le ayuda a profesionalizarse y a desarrollar métodos de cultivo más ecológicos y respetuosos con el medio natural. Lo que está claro que “lo que necesitan las explotaciones agrarias es la diversificación y la rotación de cultivos. Y el tema de las legumbres encaja, bien porque agronómicamente es necesario y también porque la legislación, la normativa, o la política comunitaria lo exige”, ya que el futuro camina hacia labores más ecológicas. Al final, todas las legumbres encajan en la rotación de los cultivos y aporta nitrógeno y “dentro de los conceptos de la sostenibilidad las legumbres entran perfectamente, porque tienen mucho futuro”.
Además, como comenta García, ya todo el mundo tiene claro que las legumbres son buenas para la salud y “por eso trabajamos también en facilitar el consumo a través de la venta de los tarros precocinados”. Si la gente lo encuentra en tarros ya cocinados “lo pueden utilizar en ensaladas, como es el caso de los garbanzos, o lo tienen listo para consumir, con su zanahoria y verduras y su salsa, en el caso de las alubias”, y eso puede ser el paso para incrementar la comercialización y el consumo de legumbres. “Nos gustaría que las legumbres no fueran solo el plato familiar del fin de semana, sino que se puedan consumir dos o tres veces a la semana en diferentes preparados”, termina por comentar el director general de Garlan.