vitoria - "Y ahora dónde voy". El director médico del centro de salud de Osakidetza en la cárcel de Zaballa, Asier López de Arkaute, enmudeció ayer la sala de comisiones del Parlamento Vasco a medida que desgranaba algunos de los ejemplos reales y muy recientes de los reclusos a los que tratan en la prisión. "Fue la semana pasada. El viernes, lloviendo y con frío. A un joven preso le daban la libertad y le acompañamos a la puerta. Se quedó mirando afuera y me dijo: y ahora dónde voy. No tenía a nadie que le fuera a buscar. Se iba a ir andando por la carretera hasta Vitoria, desde Nanclares, pero poco antes de irse alguien se dio cuenta de que tenía alguna causa pendiente y le dijeron que se tenía que quedar en la cárcel. Parecía aliviado". Tres días después, al joven le dijeron que ya podía irse. "Un chico de 23 años, con trastornos psiquiátricos, consumidor de drogas y sin nadie que se haga cargo de él. ¿Dónde estará ahora? No lo sé. Probablemente delinquiendo de nuevo". "En la cárcel vemos la consecuencia del fracaso de la sociedad", zanjó López de Arkaute.
"Hay reclusos que no deberían estar aquí. Jóvenes con graves trastornos mentales, enfermos psiquiátricos que delinquen porque no tienen acceso a un tratamiento, y en la calle alguien así es un imán para las drogas... Tenemos un chico de 22 años que el otro día me decía: no sé vivir sin estar colocado. Tenemos un anciano de 90 años. Tenemos un joven con un coeficiente intelectual de 47 -más bajo aún de la media que se considera retraso mental-, violento, del que su madre no tiene recursos para hacerse cargo y que ni la Diputación de Gipuzkoa, porque es guipuzcoano, ni otra institución está en disposición de acoger. El otro día hacía así en la enfermería... -el doctor, sentado frente al micrófono, hace gestos de cortarse en el brazo-. ¿Por qué tenemos a este tipo de personas en la prisión? Porque el juez nos los manda. El último que llega siempre está peor que el anterior", explicó.
cinco suicidios López de Arkaute compareció en el Parlamento Vasco para responder a las preguntas en torno a los cinco suicidios -cuatro de ellos de menores de 30 años- que se han producido este año. La cifra sorprende sobremanera si tenemos en cuenta que entre 2005 y 2018 no hubo ni un solo suicidio en la prisión alavesa. "No sufrir ningún suicidio en trece años es un dato absolutamente excepcional, único en el mundo me atrevería a decir. Por eso choca", apuntó.
Pese a los cinco fallecimientos, López de Arkaute puso en valor el trabajo que se realiza en la prisión dentro del programa de prevención de suicidios. En 2018, un total de 44 presos pasaron por este programa, que funciona desde hace más de treinta años, pero los nuevos perfiles de la población reclusa, donde antes prevalecían los internos llegados por delitos relacionados con el consumo de heroína, y una alta prevalencia de enfermedades como la hepatitis o el VIH, pero ahora destacan los problemas de salud mental, hacen difícil su prevención. "Todos nuestros pacientes cumplen el 90% de los factores de riesgo habituales en un suicida", lamentó. - D. Ortega