VITORIA - Cumplir años es obligatorio, pero hacerse mayor es opcional y, por eso, Keum Dong Hang posee un espíritu tan joven. Tiene 74 años y hace nueve podría haberse jubilado, pero ni lo piensa. De hecho, lejos de la retirada laboral, acaba de abrir su primer centro de acupuntura y moxibustion en Vitoria porque, según dice, “en Corea, la acupuntura está más desarrollada que aquí y creo que podría aportar mucho de lo que sé a esta ciudad”.
Con ganas de seguir creciendo emocionalmente, hace menos de un mes que Keum Dong Hang ha inaugurado su centro Clínica Acupuntura, ubicado en la calle Koldo Mitxelena. Entre risas de emoción, confiesa que “no es fácil abrir esta consultoría, pero quiero salir adelante”. También reconoce que el camino a recorrer es lento, aunque lo hace con ganas, ya que “quiero trabajar hasta que me muera”. De hecho, llegar a Vitoria, instalarse y en menos de diez meses abrir esta clínica no es algo casual ni meditado de un día para otro. Tiene su historia detrás. “Estuve mucho tiempo trabajando en Corea como acupuntor pero, por circunstancias de la vida, me fui a Venezuela y trabajé como acupuntor en rehabilitación en el hospital estatal”, rememora para este diario. Después, volvió a hacer sus maletas y puso rumbo a Panamá donde durante más de cinco años trabajó en su propia clínica también de acupuntura y moxibustion. “En mi país la acupuntura está mucho más desarrollada y se estudia y evoluciona constantemente, y hay centros de acupuntura por todas partes”, confiesa. Y, precisamente por este motivo, en 2017 se motivó por volver a viajar e instalarse en un país o ciudad donde pudiera aportar todo lo aprendido en países orientales “más desarrollados” en la acupuntura. Así, el destino le trajo a España. Y comenzó su nueva aventura.
“Durante un año he recorrido hasta trece ciudades de España para buscar una que me gustara y me pareciera pacífica”, explica. Y detalla: “estuve en Zaragoza, Valladolid, Barcelona, San Sebastián... También fui a Málaga, Segovia, Madrid...”. Pero al final, se enamoró de Vitoria. “Cuando conocí esta ciudad supe que había encontrado el sitio donde quería quedarme a vivir porque me parece un lugar muy pacífico y tranquilo y es lo que más me gusta”.
Y de esta decisión hace sólo diez meses porque Keum Dong Hang no hace ni un año que se instaló en Gasteiz: “me vine el 6 de enero” y el 23 de septiembre abrió su clínica. “Sé que hay más gente que se dedica a la acupuntura y que tengo competencia, pero creo que todavía puedo aportar cosas diferentes y mi experiencia en el país de donde procede la acupuntura, así que tengo mucha ilusión en ayudar a desarrollar más esta práctica”, sentencia.
Medicina alternativa ¿Qué es la acupuntura? “Nació en oriente; en Corea, China y Japón y para nosotros es la medicina principal porque nos ayuda al cuerpo a aumentar la inmunidad, mejorar la constitución, controlar la energía y el flujo de la sangre”, explica el acupuntor.
“Las enfermedades se presentan cuando hay debilidad o bloqueo en nuestro cuerpo y el arte de la acupuntura es combatir estas obstrucciones estimulando ciertos puntos del cuerpo para restablecer el correcto fluido de energía y sangre”, explica. La moxibustion también trabaja en los mismos meridianos, pero en lugar de utilizar finas agujas requiere la aplicación de calor en puntos específicos quemándolos con trozos pequeños de hierba medicinal seca: “el calor penetra bajo la piel y afecta los meridianos provocando el movimiento de la energía”, concreta Dong Hang.
Por todo esto, el acupuntor defiende que “estas prácticas, compatibles con la medicina tradicional, pueden ayudar mucho en las dolencias de las personas”. Ayuda tanto que, según sostiene, es capaz de mantenerte sano durante muchos años. “Yo tengo mucha energía, pero me hago acupuntura todos los días y por eso no me pesa la edad”, vacila. Su profesor, uno de los más famosos de Corea, con más de 95 años, también sigue trabajando la acupuntura. “Nos mantiene vivos”, concluye.
Trece ciudades. Durante 2017, el coreano y acupuntor Keum Dong Hang viajó por todo el Estado en busca de una capital que le convenciera para vivir. Así, recorrió lugares como Zaragoza, Valladolid, Madrid, Barcelona y Donostia, entre otros, para decantarse finalmente por la capital de Euskadi.
Sin jubilación. Risueño y entusiasta de la vida y del trabajo, este hombre confiesa que a sus 74 años no tiene intención de jubilarse nunca: “quiero morir haciendo lo que más me gusta”.