Vitoria - No hay verano sin las largas tertulias con los amigos bajo las estrellas o, al menos, no debería de no haberlo con lo a gusto que se está hablando largo y tendido, con el canto de los grillos de fondo, cuando se está en plena naturaleza. Pero no todos los jóvenes pueden hacerlo, ya sea porque las plazas oficiales de los udalekus se agotan siempre a las primeras de cambio o porque sus padres no pueden cogerse las vacaciones hasta última hora. Por fortuna, una decena de asociaciones alavesas, como escuelas o grupos de tiempo libre, hacen posible que durante este verano entre 300 y 350 menores puedan hacer la maleta. O, mejor dicho, la mochila con el fin de poner rumbo a colonias, acampadas o txokos de verano, como ejemplo de esta variada oferta, gracias al esfuerzo de voluntarios sobre los que pivotan muchos de estos colectivos, como resalta el Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK) para que sean de calidad y aporten valores educativos. De ahí que pida un “mayor reconocimiento de la sociedad”.

Así, aunque estos últimos días han sido frenéticos para ellos, entre el recuento de inventario y material, no han dudado en atender con la mayor amabilidad del mundo a este diario. Este caso, sin ir más lejos, fue el de Sansomendi Gazte Beti Alaiak, el grupo de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores (calle Senda Valentín de Foronda), de Vitoria, que siempre al finalizar el curso organiza unas colonias para los niños que asisten los viernes a sus encuentros de hora y media, en los que trabajan valores relacionados con la el respeto, la amistad y la naturaleza, aunque las colonias están abiertas a otros txikis que se quieran apuntar.

Como cuenta Sandra Buenvarón, su monitora, este año han ido desde el 5 al 14 de julio a Ozaeta, un grupo de 44 menores, desde los 8 a los 17 años más cinco monitores. “Estamos muy llenos. Teníamos el límite de plazas en 40 y al final, aumentamos a 44 por eso estamos completísimos”, explica.

Este viernes acabaron su estancia en la que se han alojado en el albergue Aldaipe y les ha dado tiempo a hacer de todo, pero también a tratar los problemas del mundo, como la alimentación, pobreza o inmigración. En ella, nunca falla el ritual de la pañoleta, “que siempre realizamos el primer día para favorecer la integración del grupo. Tanto los niños más veteranos como los monitores se las cedemos a los nuevos integrantes para que desde el primer día se sientan como uno más”. El resto de jornadas, hacen juegos, “y otros días nos despejamos. Por ejemplo, este año tenían pensado hacer alguna caminata al pantano de Ullíbarri”.

Por las noches intentan dedicar un tiempo para reflexionar, sobre los valores anteriormente mencionados “para que ellos mismos creen sus propias ideas y se den cuenta de la realidad de nuestro día a día”.

Otra cosa que siempre hacen son los juegos, las noches de terror y las bromas. Y el último día, por lo general, suelen ir los padres. “Hacemos una comida todos juntos junto las a demostraciones de lo que se han hecho durante las colonias y se hace el reparto del amigo invisible”, detalla Buenvarón, que, por propia experiencia, recomienda estas colonias, ya que aparte de pasarlo bien, “aprenden valores, porque es uno de nuestros pilares del grupo”.

San Gafín La “actividad estrella” que organiza Azterlariak desde 2001, una asociación de tiempo libre de Gasteiz cuyo fin es fomentar el interés por la naturaleza entre los jóvenes bajo un prisma de cuidado y respeto, es siempre su campamento de verano. Este año irán a Markinez, desde este miércoles día 17 hasta el 30 de julio. “Lo hacemos a la antigua usanza. Nos vamos a una campa, con tiendas de campaña, y lo más moderno que tenemos ahora es una placa solar. Es la máxima tecnología que tenemos”, aclara, con una sonrisa su monitor, Raúl Pérez.

Así que los 54 chavales que allí irán, de 9 a 17 años, desconectarán de sus teléfonos móviles, a tope. “Hacer la acampada es la actividad estrella del año porque es cuando convives varios días en la naturaleza, es cuando te das cuenta de su importancia porque el que te manden cuidarla por obligación, cuesta más, pero cuando la conoces y vives en ella, es mucho más fácil tener conciencia de ella”, resalta.

Las primeras actividades que harán serán para que se conozcan entre ellos y para hacer el montaje de las instalaciones. “Nosotros, los monitores, vamos dos o tres días a montar lo imprescindible, como las duchas, pero ellos hacen el resto para que sientan que el campamentos es el suyo”, precisa a DNA.

Después, tienen excursiones: una corta, en la que, en principio, será a Azaceta, al cañón del río Okina y otra larga, en la que igual van a Izki, a la zona de Maeztu, e igual aprovechan para ir a las piscinas.

También hacen juegos de pistas: búsqueda del tesoro u olimpiadas.Y todos los años tienen como tradición, el 25 de julio, San Gafín, “que es una mezcla de las fiestas de Euskadi. Hacemos un encierro, en el que los monitores son los toros, bajamos a San Gafín, que es el equivalente de Celedón, llamado así porque muchos de los monitores tenían en su día gafas. Y acabamos la jornada con una velada por la noche”.

Como anécdota, un niño le dijo: “Yo friego, pero a mis aitas no les diga nada”, recuerda. Así que lo haga en casa, a la vuelta, es otra historia.

EGK. El Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK), así como el Astialdi Foroa que coordina, han informado sobre las actividades de verano de 2019 que han organizado las escuelas, grupos de tiempo libre educativo (TLE) y federaciones. Según han señalado, “la

oferta de 2019 es muy amplia, de más de 5.000 plazas” en Euskadi. Estas actividades, además, son de

carácter muy diverso: “campamentos de verano, campos de voluntariado, acampadas, campamentos itinerantes, circos en el campamento, estancias en el extranjero, ofertas entre familias”, entre otras. “Hay una gran variedad de planes, cualquiera puede participar”, destacan. Según detalla el EGK, 51 asociaciones de Gipuzkoa, Bizkaia y

Álava han ofertado más de 5.000 plazas.

Voluntarios. El EGK y Astialdi Foroa resaltan que “con el compromiso de ofrecer actividades de calidad basadas en valores educadores, las personas voluntarias del tiempo libre educativo han organizado varias”. Estas actividades de verano “son el reflejo del trabajo” que realizan los jóvenes voluntarios

de Euskadi, una “clara muestra de las horas de dedicación” y el “punto álgido de los esfuerzos y el trabajo realizado durante el año”. Por ello,

ven indispensable “subrayar y admirar” el trabajo que hacen estas personas que están detrás de las mismas, por lo que piden un “mayor reconocimiento por parte de la sociedad”.

Sandra Buenvarón, su joven monitora, se refiere a las colonias que acaban de hacer en Ozaeta.

Su monitor, Raúl Pérez, destaca que el objetivo es fomentar el interés de la naturaleza desde el respeto.

Laura Rodríguez es la creadora de este espacio familiar de Vitoria.