vitoria - En torno al 60% de los abogados alaveses ejercientes están apuntados al turno de oficio. ¿Qué tipo de preparación se requiere para formar parte de este turno?

-Para acceder al turno de oficio, lo primero que hay que hacer es acreditar un mínimo de años de ejercicio profesional. También hay que acreditar una formación en función del turno en el que se está. Por ejemplo, si hablamos del turno de familia o de un turno civil, tienes que acreditar una experiencia profesional ejerciendo en tribunales durante un determinado periodo de tiempo en esa materia. Si hablamos de violencia de género, además hay que realizar una formación específica que no sólo va dirigida a los letrados que acceden, sino que anualmente hay que cumplir con unos periodos de formación. Los letrados que no cumplen con ellos no pueden formar parte de este turno específico. Y lo mismo sucede en el turno de Menores, en el de extranjería y en el turno penal.

Hablamos de una cualificación realmente exigente, lo que choca con la idea que nos transmiten las películas de turnos de oficio con abogados novatos.

-Es una idea preconcebida y completamente ajena a la realidad. Quizás por las películas y la cultura popular se tiende a pensar que el abogado de oficio es el típico recién salido de la universidad, que no sabe muy bien cómo proceder. Bueno, pues tal vez en otros países como pueda ser Estados Unidos sea así, lo desconozco, pero desde luego que en Álava, y en todo el estado, los abogados que pertenecen al turno de oficio, y yo pertenezco al turno de oficio, están muy bien preparados. La media de edad de los letrados que están en el turno es de 48 años en el caso de Álava y hay profesionales que un día están defendiendo a un cliente de justicia gratuita y al día siguiente están defendiendo a una mercantil en pleitos de muchísimo dinero. Abogados de reconocido prestigio que prestan su asistencia tanto a clientes del turno de oficio como a clientes particulares. Y sé que el 100% de los abogados que estamos en el turno de oficio actuamos de esta manera. Independientemente del origen del cliente, la exigencia, la motivación y la dedicación son las mismas.

El nuevo decreto del Gobierno Vasco que regula la justicia gratuita da el relevo al anterior, que sólo ha estado vigente durante seis años. ¿Es habitual que una regulación se reforme tan rápidamente?

-Si algo tenemos que agradecer al Gobierno Vasco es que haya visto que tenía una regulación con una serie de carencias, que bajo nuestro punto de vista no era adecuada, y que haya tenido la sensibilidad de, en colaboración con los colegios de abogacía y procuraduría, de adecuarla. Primero, por que este decreto supone un avance para los ciudadanos, que ven simplificados los trámites para poder acceder a la justicia gratuita en determinados supuestos en los que antes tenían más objeciones, y porque además supone, de facto, un reconocimiento al gran trabajo que desempeñan lo abogados del turno de oficio. Abogados que garantizan los derechos de cualquier persona. Estamos en un país en el que una persona, independientemente de los recursos de que disponga, a través del sistema de justicia gratuita, puede acceder a los tribunales y pueden verse reconocidos sus derechos. Cualquier ciudadano tiene a su disposición profesionales cualificados y formados, y si realmente tiene razón y su acción es sostenible, podrá defenderse en las mismas condiciones que otra persona con acceso a un abogado de forma privada.

Uno de los principales escollos del anterior decreto era el apartado retributivo. Se cobraba muy poco en el turno de oficio. ¿Se ha solucionado?

-Los baremos se han actualizado un 2%. Tenemos una reivindicación histórica, que consiste en que la retribución de los honorarios de la justicia gratuita tiene que asimilarse a los precios medios de mercado, pero desde luego que a día de hoy no están asimilados, ni mucho menos. La diferencia es sustancial. No obstante, consideramos importante que se esté trabajando en actualizarlos e ir incrementando el IPC o con medidas superiores, pero todavía dista mucho de los honorarios que se pagan por los trabajos privados.

Entonces, pese a los ajustes, ¿podemos asegurar que el turno de oficio responde a una labor vocacional?

-Sí. Los abogados que están en el turno de oficio tienen un componente, como dices, muy vocacional. Intentas defender situaciones de desagravio, buscar, entre comillas, una paz social que puede establecerse a través de ese mecanismo. Son profesionales muy comprometidos con el servicio, no actúan por el interés económico sino para defender a personas que carecen de recursos económicos.

¿Es de esperar un repunte del número de profesionales adscritos al turno de oficio tras la publicación del decreto?

-Ahora mismo, cerca del 60% de los abogados alaveses están en el turno de oficio y ese es, más o menos, el porcentaje que se mantiene. El Colegio de Abogados de Álava no es muy grande, cuenta con unos 550 abogados ejercientes y 350 no ejercientes, y siempre nos hemos mantenido en esa media. Desconozco lo que puede suceder en el futuro, pero en cualquier caso, si hay algún colegiado que quiera adscribirse al turno de oficio tendrá que cumplir los requisitos de formación y ejercicio profesional.

El turno de oficio y el servicio de asistencia jurídica gratuita son cuestiones muy diferentes.

-Una cosa es el derecho a la asistencia jurídica gratuita de cualquier peticionario. Por ejemplo, de una persona que quiere divorciarse o establecer una demanda frente a un banco por un tema de cláusulas abusivas. Si concurren los requisitos de justicia gratuita, se le designará un letrado del turno correspondiente, un letrado especializado, y podrá establecer la demanda o iniciar el procedimiento correspondiente. Luego está el turno de víctimas de violencia de género. Si una víctima pone una denuncia en comisaría o en el juzgado, desde el primer momento está previsto que haya un letrado que le asista para que le pueda asesorar, aconsejar la forma de actuar para defender sus intereses. El decreto recoge, y esto es importante, que siempre haya una unidad de asistencia letrada. Es decir, que si por ejemplo la denuncia de la víctima de violencia de género acaba en un procedimiento de divorcio o de medidas que afectan a menores, se intenta que sea el mismo abogado el que lleve todas las actuaciones.

El capítulo de los asuntos fallidos, aquellos que los abogados no llegan a cobrar, resultaba preocupante antes de la revisión del decreto. ¿Lo sigue siendo?

-Gracias a este decreto, creo que se va a reducir el problema y que va a ser difícil que ocurran estos casos. Lo que ahora se establece es un sistema por el cual el Gobierno Vasco va a abordar esos supuestos y se va a pagar al letrado en esas ocasiones.

¿La administración adelantará el dinero?

-En cierta manera, sí. Lo que se hace es, en función de una serie de criterios, lo que va a hacer el Gobierno Vasco es amparar todas las situaciones de justicia gratuita en determinados procesos que antes no estaban amparados. Si luego ya la persona no cumple los requisitos económicos, el letrado va a tener que cobrarle. Antes, lo que sucedía era que, por la desidia de algunos peticionarios que no facilitaban al colegio o a los letrados la documentación necesaria para obtener la justicia gratuita, el abogado se quedaba sin cobrar.

El decreto también contempla la creación de dos nuevos módulos para casos de violencia de género. ¿Se corresponde esta medida con un incremento de la criminalidad en este capítulo?

-Hay un incremento importante del trabajo en violencia de género, es cierto. El decreto reconoce el trabajo y esa especialización de la que hablaba antes. En cuanto a si se corresponde con un aumento de la criminalidad, habría que ver las estadísticas porque eso depende de los asuntos que entran en los juzgados. En relación con las peticiones de justicia gratuita, tampoco ha habido tanta variación, pero depende del juzgado y de los territorios.

¿Es posible que el incremento de casos obedezca a la reforma legislativa y a que ahora se penalizan más situaciones que antes?

-El número de casos más dramáticos, o más mediáticos, parece que sufre un aumento. O al menos se sostiene. Ojalá pudieran empezar a decrecer y que sólo hablásemos de homicidios y asesinatos de forma residual. Pero hay un montón de casos de agresiones, coacciones... Casos que normalmente no suelen aparecer en la prensa pero que suman dentro de las estadísticas de violencia de género.

¿Qué tipo de casos son los más habituales dentro del turno de oficio?

-Va en función del tipo de turno. En el turno civil, por ejemplo, hay un turno de familia en el que lo que suelen llegar son reclamaciones para establecer procedimientos de adopción de medidas en relación con menores, divorcios, separaciones, liquidaciones de gananciales... En turnos de extranjería, defender a las personas que se encuentran irregularmente y que además tienen problemas con la administración para regularizar algún tipo de situación administrativa... En menores, asistencia legal a cualquier menor que cometa un delito, y en violencia de género asistir a las víctimas en función de las circunstancias y las necesidades que tengan.

Sorprende que los abogados alaveses del turno de oficio tengan, más o menos, el doble de trabajo que sus colegas de Bizkaia y Gipuzkoa.

-Es algo que descubrimos cuando participábamos en la revisión del decreto, porque conocíamos nuestros casos pero nunca habíamos realizado una comparativa por territorios. Cada territorio es distinto y vive una realidad distinta en cuanto al número de colegiados y al número de partidos judiciales. Aquí tenemos un partido judicial, el de Vitoria, que abarca casi toda la provincia, y otro más pequeño, el de Amurrio, que abarca Llodio y la zona limítrofe. En cuanto a la carga de trabajo, bueno, es cierto que llama la atención que sea más importante, pero el servicio de justicia gratuita está completamente atendido y las encuestas nos avalan en cuanto a la calidad del servicio, que está muy bien valorado por los clientes.