Arte, gastronomía y ganado volvieron ayer a protagonizar el plato fuerte de las fiestas del Rosario de Agurain, en las que colabora DIARIO DE NOTICAS DE ÁLAVA, con la celebración en esta localidad de la madre de todas las ferias agrícolas y de ganado del territorio alavés. Y es que, nada menos que 623 años avalan este popular mercado en el que una vez más se volvió a ver en abundancia tanto público, con 7.000 asistentes según la organización, pese a la espesa niebla con la que amaneció la jornada, como ganado, ya que su recinto se quedó del todo pequeño.
“El balance de este año es muy positivo, pero hay que destacar el espacio de la feria de ganado, porque sólo de equino había 140 cabezas y ha sido imposibles meterlas a todas. Por este motivo, para el año que viene, tenemos previsto ampliar el recinto a la campa de Santa María”, anuncia Josu Pérez de Villarreal, técnico sociocultural del Ayuntamiento de Agurain.
La otra gran novedad del día fue lo reñida que estuvo la trigésima segunda edición del Concurso de Queso de Pastor de Araba, cita que contó entre sus miembros del jurado con Juanjo Martínez de Viñaspre, alias Anemias, y el actor gasteiztarra Karra Elejalde, invitado para tal ocasión, quien se metió de lleno en este papel, tal y como se le podía ver en las catas, pensando, gesticulando y anotando, tras oler y probar los 14 quesos que estaban en liza. Un veredicto que tardó más que nunca, puesto que hubo que esperar hasta las tres de la tarde para conocerlo. “Este año ha sido terrible”, describía a la perfección, Pérez de Villareal.
En lo que no hubo sorpresas fue en su ganador, ya que Eli Gorrotxategi, de La Leze, como ya sucediera el año pasado, se llevó la txapela, con un total de 332 puntos, seguida por Zabaleta (de Munain), con 296,5 puntos, y Azkarra, de Galarreta, con 296, en tercer puesto, pero por poco.
Por lo demás, el evento siguió el guión previsto porque por llamativo que fuera, no era nuevo ver cómo a las diez de la mañana había neskas y blusas, en mangas de camisa, pese a los diez grados del mercurio, comentando cómo había ido la juerga de la noche anterior, como hacía la cuadrilla que se arremolinaba a esa hora frente a la parada de autobús de la calle Fueros. Misma terminal, donde un verde autocar dejaba a una decena de visitantes que raudos y veloces se encaminaban a la calle Mayor para darse su primera vuelta por el más de centenar de puestos de productores artesanales instalados. Entre ellos, el de Lapurdiko taloak, llegado desde Donibane Lohitzune y ubicado a la altura del bar Jai Alai, cuyo delicioso aroma difícilmente pasaba desapercibido. “Llevo diez años viniendo a esta feria de Agurain, por el ambiente que hay y por el trabajo”, detalla Brice, en un euskera con claro acento francés. Tal experiencia le ha dejado claro cuáles son los gustos de los alaveses frente a sus vecinos de Iparralde. “Aquí vendemos más el talo de txistorra, a cinco euros, y en Iparralde el de panceta. Pero, en cualquier caso, trabajamos con harinas ecológicas y cerdo criado en libertad, además de vender miel y mermeladas de aquí”, destaca este simpático comerciante.
Igual de maja y también con una década “o más” a sus espaldas viniendo a la feria de Agurain es Leire Belaustegui, del stand Pastelería Goiuri, llegada desde este punto de Álava, aunque es en Izarra donde tiene su obrador. “Me dedico en exclusiva a venir a ferias como ésta”, añade Belaustegui. En concreto, a la de Agurain acude por “la mucha tradición que tiene, al celebrarse desde hace seis siglos” por los artesanos y por el ganado, que, como cuenta, también atraen a mucho público. “Todo eso hace que venga mucha gente, pero poca nos pregunta por el precio. Se valora más que nuestros productos son artesanos”, subraya Belaustegui, tras su mostrador en el que a gran tamaño se muestra cómo su puesto ha sido Campeón de Euskadi de Pastel Vasco en este mismo 2018, además de en 2012, 2015 y 2016. “Para mí el secreto es un producto fresco, con los mejores ingredientes. Así, el éxito está asegurado”, cuenta esta mujer, sin querer ahondar en más detalles, sobre su triunfador pastel vasco, que, en concreto, vende a 10 euros.
Otros que no soltaban prenda de las claves de su receta era la decena aproximada de productores de queso reunidos en la plaza Santa María, entre los que no faltaba la popular deportista Maider Unda. “Vengo ahora a sustituir a mi madre”, precisaba Unda, que no ya no recuerda los años que lleva acercándose a Agurain a vender sus quesos semicurados, curados y ahumados.
Viaje de fin de curso Bajando a la plaza San Jorge, donde tuvo lugar concurso morfológico de ganado equino, un grupo de jóvenes, con Víctor Jiménez de Vicuña y Eider Adane a la cabeza, abordaba con un plato de pintxos de tortilla a todo el que se cruzase en su camino. “Vendemos pintxos de tortilla y de txistorra a un euro porque nos queremos ir de viaje de fin de curso a Salou”, contaban estos chicos de 4º de ESO del Instituto local Aniturri.
No muy lejos de allí, la pareja de corderitos de E. Iñíguez de Heredia, llegados de Guereñu, y potrillos, como el de Juncal Olaondo (Agurain) acaparaban todas las miradas, como las de la familia de Agurain, compuesta por Toñi, su hija Rosa, y los hijos de ésta última: Ianire (8) y Hugo (4). “Siempre venimos porque es un día especial. Lo que más nos gusta de la feria es ver los animales”, dice Toñi. “Y también las barracas”, matiza la pequeña Ianire.