ábalos - La Casa de Cultura de Ábalos fue escenario ayer de una iniciativa que está siendo impulsada por colectivos y entidades de Rioja Alavesa y La Rioja con la que se quiere ayudar a los cientos de miles de personas que padecen problemas auditivos y que, por lo tanto, tienen dificultades “para escuchar y comprender la música, suponiendo un mayor esfuerzo para expresar o entender sus emociones”.
El proyecto se denomina Musense y busca “hacer sentir la música a personas con discapacidad auditiva. Lo hacemos sin utilizar el canal auditivo, a través del medio táctil como es la nueva entrada de sensaciones a través de vibraciones”, como explicaban sus promotoras en la presentación.
Se trata de un grupo de seis estudiantes de Ingeniería y Diseño Industrial, que cursan esa carrera en la Universidad de Zaragoza: Sara Fernández, Julia Morer, María Pedrosa, Pablo Pérez, Paloma Heras y Magdalena Lasierra. La primera de ellas, Sara Fernández, natural de Ábalos, es aficionada a la música y el baile y tuvo hace un tiempo una “vivencia compartida con un grupo de niños sordos en talleres de danza. Esto nos hizo reafirmar el poder que tiene la música para estas personas”. Aquellos niños era los pequeños bielorrusos que acuden durante los veranos a Elciego para pasar unas semanas de vacaciones y al mismo tiempo beneficiarse de revisiones médicas, ya que muchos de ellos arrastran deficiencias de sordera genética y otros problemas, procedentes de sus padres y familiares afectados por la explosión de la central nuclear de Chernobil.
Este grupo de estudiantes de ingeniería quería realizar un proyecto al amparo de las becas que sorteaba una entidad bancaria estatal y decidieron solicitar ese recurso a pesar de que participaban más de 5.400 proyectos de todo el país. Finalmente, fueron solicitados y en poco más de una semana tuvieron que desarrollar su proyecto para que los sordos pudieran escuchar música a través de vibraciones.
De esta manera prepararon el diseño de lo que querían lograr y compraron los elementos para poderlo fabricar: velcro, chapas de metal, goma eva o cables, y pidieron ayuda a familiares y amigos para que les hicieran llegar los teléfonos móviles en desuso para retirar los mecanismos que generan la vibración de las llamadas. A esto se sumó un programa informático desarrollado por ellos mismos para controlar y transformar esas vibraciones.
desarrollo Con todo ello desarrollaron un producto formado por 15 pulseras de vibración interconectadas mediante Bluetooth que se colocan por todo el cuerpo y permiten que el cerebro interprete como sonido las vibraciones que se perciben.
El producto final, ya probado y con excelentes resultados, podrá tener tres modos de aplicación: uso individual, para rehabilitación y para teatros y espectáculos. Por eso han comenzado ahora una campaña de petición de ayudas para tratar de lograr recursos con los que reducir las necesidades de material para su funcionamiento y su fabricación industrial, ya que “hemos descubierto que su alcance es muchísimo mayor de lo que creíamos” y supera el ámbito de la música que era el objetivo inicial.
En proyecto tienen para el próximo verano el realizar una aplicación a todo el grupo de niñas y niños bielorrusos que acudan a Elciego, así como transmitir su producto a los vecinos de Rioja Alavesa a través de actos públicos que comenzarán en Labastida.
Varios usos. El producto final, ya probado y con excelentes resultados, podrá tener tres modos de aplicación: uno individual, otro para rehabilitación y otro para teatros y espectáculos. Por eso, sus impulsores han comenzado ahora una campaña de petición de ayudas para tratar de lograr recursos con los que reducir las necesidades de material para su funcionamiento y su fabricación industrial. “Hemos descubierto que su alcance es muchísimo mayor de lo que creíamos”, celebraron ayer los creadores.