la solidaridad no tiene fronteras. Puede, con un pequeño gesto, permitir que una ikastola de Gasteiz ayude a una buena y noble causa a cientos de kilómetros de distancia. O puede, de repente, unir la capital alavesa y Siria, como ha ocurrido estas navidades en Toki Eder. Antes de que Olentzero visitara esta ikastola de la capital alavesa la víspera de Nochebuena, los profesores plantearon a los alumnos qué querían hacer este año con el dinero que tradicionalmente el colegio concede a cada clase por estas fechas para darse un pequeño capricho.

“Les dimos tres opciones: usarlo si necesitaban comprar algo para la clase, guardarlo para recurrir a él en alguna excursión o donarlo a alguna asociación que lo necesitara”, explica el profesor Eneko Etxegarai. Y ante la posibilidad de elegir, los niños y niñas de quinto y sexto de Primaria, con edades entre los 9 y 11 años, se decantaron por la tercera.

Buscaron colectivos y ONG que necesitaran una ayuda, y las encontraron cerca, en Aspanafoha, la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Álava, y lejos, en la asociación Pasaportes para Siria, una agrupación guipuzcoana que actualmente ha emprendido un nuevo proyecto con el que recaudan fondos para convertir en residencia para refugiados el hotel City Plaza de Atenas, un hotel ocupado en la capital griega donde conviven 400 personas, casi la mitad niños, procedentes de Siria, Irak, Pakistán, Irán y Afganistán.

deseo al olentzero Entre una y otra, los txikis donarán alrededor de 500 euros para estas causas solidarias. “Este ha sido el primer año en el que propusimos esta idea. Normalmente, los profesores decidimos comprar algo para la clase con ese dinero, como el año pasado que compramos unos malabares para el patio. Pero al final no los usaban, así que este año propusimos esta idea”, apunta Etxegarai. Así, cuando Olentzero y Mari Domingi llegaron a Toki Eder, los alumnos que habían decidido donar su dinero les pidieron un único deseo. Y ellos, por supuesto, cumplieron.