vitoria - Nadie en el Ayuntamiento de Vitoria cuestiona las ventajas del BRT como modelo de transporte, pero el proyecto planteado por el Gobierno Vasco con el apoyo del gabinete de Gorka Urtaran para sustituir la línea periférica de Tuvisa por un bus exprés ha generado dudas económicas y funcionales. El estudio de viabilidad que se encargó a la ingeniería Idom concluyó que materializar a esta propuesta conllevaría un desembolso de más de cien millones de euros en quince ejercicios -1,2 al año en lo que le toca al Consistorio- y que aun con carril propio se mantendrían las frecuencias de los actuales urbanos. No obstante, la apuesta de quienes quieren traer este sistema es tan decidida que, según pudo saber DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, ya se han puesto a trabajar para reducir los tiempos de paso a ocho minutos. Y eso, mientras buscan nuevos argumentos para convencer de la importancia a medio-largo plazo de esta inversión. El principal, el ahorro de “casi 500.000 euros” al año en gasoil y reparaciones que este servicio eléctrico ofrecería a las arcas y la atmósfera de la ciudad.
Las dos primicias se dieron a conocer ayer en la Mesa de Movilidad, el foro político-técnico creado hace tiempo para debatir sobre los proyectos interinstitucionales relativos al transporte público. Los grupos municipales llevaban meses reclamando una convocatoria y al fin llegó. Acudieron el alcalde, ediles de todas las formaciones de la Corporación, técnicos del Ayuntamiento, Avelino Fernández de Quincoces por parte del Gobierno Vasco y una representante de ETS. Fue una reunión más expositiva que de intercambio de impresiones, donde el PP y Podemos, los más críticos, no consiguieron zanjar sus dudas sobre lo que para el PNV es “un reto y una oportunidad de recuperar el espacio público para el peatón y de ir descongestionando vías muy saturadas”.
De acuerdo a la información obtenida por DNA, los técnicos expusieron que la línea periférica dispone de diez urbanos que hacen 633.000 kilómetros al año y, por sus quince años de media, necesitan revisiones periódicas. A partir de ahí, y teniendo en cuenta que el gasoil cuesta 0,9 euros el litro, el BRT supondría un ahorro tanto en combustible como reparaciones de casi 500.000 euros al año. Una cifra que, según defendieron, permitiría afrontar con más holgura al canon propuesto para sufragar la obra y el mantenimiento del bus eléctrico hasta llegar a un punto, pasados esos 25 años, en que pudiera resultar más rentable que Tuvisa. Y todo ello, con un mejor servicio. Al parecer, una vez analizado el informe de viabilidad del Gobierno Vasco, sería posible mejorar la frecuencia de diez a ocho minutos, optimizando el tiempo de carga de la batería sin tener que monetarizar los ahorros de emisiones de CO2.
Estas cuestiones, en cualquier caso, sólo convencieron a los que ya estaban convencidos. EH Bildu, valedor del BRT desde que en julio aprobó con Gorka Urtaran los créditos de compromiso necesarios para dar vía libre al proyecto, siguió a lo suyo, insistió en que adjudicar la obra y el mantenimiento a una empresa durante quince años supondría un gasto “desmesurado” y volvió a defender un modelo directo para “ahorrar 34 millones”. Su empeño es tal que, aunque el PNV tiene claro que esa alternativa es inviable, el alcalde accedió a la petición y prometió que el Interventor la estudiará. El gesto fue suficiente para la coalición abertzale. “Se ha confirmado que es posible analizar otras vías y seguimos trabajando para mejorar un proyecto estratégico”, subrayó el edil Aitor Miguel.
El PP, por contra, se llevó las manos a la cabeza. Horas antes había descubierto que el canon “no va a ser de 105 millones sino de 121,79”, porque en la cifra anterior no estaba contemplada la actualización del IPC ni la dirección de obras. “Y además seguimos sin saber cuánto costarán las cocheras o el soterramiento de América Latina”, criticó la edil Leticia Comerón. También Podemos se quedó con esos interrogantes y la sensación confirmada de que “se impone un gran proyecto que no resuelve ningún problema sin que nadie explique por qué”. Irabazi, sin embargo, considera que el BRT es necesario por sus ventajas medioambientales y pidió responsabilidad “para recuperar el consenso”.