vitoria - Istora, la hembra de águila Bonelli que fue introducida junto al macho Korres en Montaña Alavesa, apenas sobrevivió unos días durante el mes de junio en ese hábitat, ya que el 13 ó 14 de junio fue capturada por un zorro y perdió la vida. Así lo pudieron comprobar los técnicos que realizan el seguimiento de las águilas Bonelli que habían sido reintroducidas en esa zona del territorio con el objetivo de repoblarlo de nuevo con esas impresionantes rapaces.

Istora y Korres, dos rapaces con entre 50 y 60 días de vida, debían compartir su existencia con Soila, la superviviente de la primera suelta realizada en el año 2014 junto a Oteo, aunque éste falleció en diciembre en tierras malagueñas tras un viaje que hizo persiguiendo bandadas de palomas y otras aves, que terminó trágicamente contra unos cables de alta tensión.

Las nuevas rapaces llegaron de procedencias diferentes. Istora llegó desde Madrid, donde la Diputación alavesa mantiene una estrecha colaboración con el Grefa (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Silvestre y su Hábitat) y Corres es francés, un ave cedida por la LPO (League pour la Protection des Oiseaux), cuyo responsable, Christian Pacteau, dirige varios centros de cría en el país vecino. Las dos rapaces trajeron nombres puestos por los criadores, pero como ya se hizo en la suelta anterior se les ha cambiado su identificación con nombres de la zona.

La suelta y seguimiento de estas aves forma parte del proyecto europeo Life Bonelli, liderado y coordinado por la Diputación, y son técnicos de la institución foral los que realizan el trabajo de vigilancia y asentamiento de estas águilas.

Istora comenzó a volar el 12 de junio, con 64 días de edad, pero dos días más tarde, la noche del 13 al 14 de junio, fue predada por un zorro, mientras Korres aún permanecía en el nido. Por su parte Korres voló el día 17, también con 64 días de edad, y con dos semanas de vuelo ya se movía por la zona y comiendo todos los días en los cebaderos elevados, según cuentan las comunicaciones enviadas por los observadores del proyecto.

Tras la muerte de Istora, Korres conoció a Soila, que entonces ya había cumplido un año de edad, y afortunadamente “se soportan”. Korres le sigue en vuelo y le pide comida y Soila pasa del pollo y aunque no “le ajunta” tampoco le agrede. “Esperamos que con el tiempo Soila vea que hay comida de sobra para los dos y sobretodo que Korres es un macho”, dicen.

Al principio, Korres estuvo siendo alimentado a través de un tubo en el cortado por el que se le hacían llegar codornices y otras aves, hasta que una mañana vieron que la rapaz ya no estaba en el nodo, sino en una rama seca, en un robledal cercano. Ese mediodía el ave remontó vuelo y desapareció hasta que unos días después se la volvió a ver en el cortado y además junto a Soila que casi parecía como si estuviera protegiéndolo, según los observadores.

En las comunicaciones los técnicos afirman que Korres “está estupendamente y nos tiene muy asombrados por lo rápido que va aprendiendo el comportamiento que le proporcionará los medios para poder sobrevivir y defenderse en libertad”. El primer día de vuelo consiguió subir a lo alto del cortado y desde los primeros momentos fuera del nido ha ido desplazándose entre el robledal y el cortado con pequeños vuelos que poco a poco va perfeccionando.

Ahora, Korres es un aventurero: un fin de semana se fue de viaje a unos 25 kilómetros y estuvo durmiendo en la muga entre Álava y Navarra. Cuando los técnicos vieron los GPS se apuraron un poco porque no habían tenido ningún águila que con sólo 22 días de vuelo se desplazara tan lejos y tuvieron miedo de que, sin estar preparado, fuera alejándose. Pero volvió. Korres se ha convertido en el pollo más precoz de los liberados mediante hacking en Navarra y Álava.