amurrio - Los cuarenta usuarios de la residencia de ancianos de Amurrio y el personal que los atiende van a ver mejoradas las instalaciones en las que habitan y trabajan, en materia de accesibilidad y seguridad. La Diputación, gestora del servicio, ha destinado 381.497 euros a llevar a cabo un proyecto de reforma, cuyas obras se contratarán por procedimiento abierto y durarán cinco meses.

En base al proyecto recibido por el Ayuntamiento, según explicó la primer edil, Josune Irabien, “la actuación consistirá en dar respuesta a las carencias detectadas en cuanto a transitabilidad y accesibilidad dentro del edificio, y facilitar la evacuación de los residentes en caso de emergencias tales como incendios, y aplicar medidas para prevenir estos últimos”. Para ello, en las plantas de habitaciones -la primera y segunda- se va a realizar una división en dos sectores de incendios, mediante la realización de un vestíbulo en el paso intermedio entre los dos pasillos principales, dando asimismo una anchura de 2,2 metros al citado paso. Adicionalmente, se retocarán los pasillos existentes para conseguir una anchura mayor en su extremo y se eliminará “por innecesario” el paso existente en una de las plantas al lado de los accesos a las escaleras, obteniendo con ello “dos pequeños espacios para lencería que compensarán la perdidas en los cuartos de servicio que se van a recortar para realizar el citado vestíbulo”.

De igual forma, hay proyectada una nueva escalera de evacuación exterior que complementará a la única existente y que, además, no cumple con las exigencias actuales. Esta escalera será metálica y se instalará en el extremo de uno de los dos pasillos principales, conteniendo una plataforma de acceso por piso con espacio suficiente para la acumulación de sillas de ruedas en una emergencia. La nueva infraestructura atenderá a las dos plantas de habitaciones y saldrá directamente al espacio ajardinado existente al oeste de la residencia.

El proyecto también mejorará los accesos a las habitaciones, ya que las puertas, que en la actualidad son de 80 centímetros, pasarán a tener 105 centímetros de paso. Para lograrlo será necesario intervenir en los baños, que se verán ligeramente recortados en fondo, cambiando la posición de los lavabos, ensanchando los accesos, a la vez que se corrigen las pendientes para el agua en el suelo. Además, en el caso de las habitaciones dobles, se plantea un cambio en la posición de los cabeceros de las camas, de forma que se mejores sustancialmente la accesibilidad a las mismas, al armario y, en general, a toda la estancia.

Como consecuencia de todo lo anterior, será preciso reformar determinadas instalaciones de electricidad, fontanería o incendios, así como sustituir el linóleo de los suelos que “se encuentra en muy mal estado, y presenta deterioros con un desgaste evidente”. La intervención se rematará con el pintado general de los espacios. Algo que se aprovechará para eliminar los zócalos de pasillos en linóleo, “por no tener dicho material la reacción al fuego exigible en paredes, aunque sí para suelo”. En la planta baja se dotará de puertas cortafuegos a la cocina, lavandería y vestuarios.

La última mejora realizada por el ente foral en el centro geriátrico de Amurrio culminó en noviembre de 2012 y consistió en la colocación de un segundo ascensor, adosado a la fachada exterior, que garantiza la comunicación entre la planta baja y los pisos superiores, donde se ubican las habitaciones. Hasta entonces, la residencia contaba con un solo elevador que también lleva hasta el sótano y en el que caben dos sillas de ruedas y tres personas de pie, pero se estropeaba con mucha frecuencia dado el uso intensivo que personal y residentes hacen de él como consecuencia de los problemas de movilidad de estos últimos. La obra, que supuso una inversión de 185.000 euros, mejoró los tiempos de desplazamiento de los usuarios de una residencia que pronto cumplirá el cuarto de siglo.

El problema que todavía no tiene fecha de resolución en Amurrio, pero sí compromiso expreso del diputado general, Ramiro González, de buscarle remedio es la falta de plazas del aledaño centro de día. De hecho, el Ejecutivo foral va a revisar y crear un mapa de situación del servicio, ubicado en el edificio Villa Fe. Según explica Irabien, sólo tiene quince plazas que “están constantemente cubiertas, y resultan insuficientes para una localidad de 10.000 habitantes”.