Vitoria - Se acabó la estética plasticosa de los parques, rotondas y medianas de Vitoria. La Green Capital ha decidido dejar atrás los criterios del siglo XX, que sólo entendían la naturaleza urbana como zonas de recreo con siegas continuas, desbroces, riegos indiscriminados e iluminación excesiva, para apostar por una vegetación más salvaje, que no descuidada, dentro y fuera de los jardines tradicionales, aplicando en la trama urbana la esencia del anillo que la rodea. Otras grandes ciudades, como Londres o Berlín, ya se han sumado a la nueva filosofía de eficiencia y sostenibilidad. Y eso que no tienen porcentualmente, ni de lejos, el verde de la pequeña Gasteiz. Aquí, cada ciudadano dispone de 46 metros cuadrados, el triple de la superficie recomendada por la Organización Mundial de la Salud.

La nueva estrategia municipal se llama Infraestructura Verde, empezó a fraguarse durante el reinado green de Vitoria con el técnico Luis Andrés Orive a la cabeza y cuenta con el respaldo de la Unión Europea, empeñada en sumar a todas sus ciudades en los conceptos ecológicos del siglo XXI. Evidentemente, el plan cuenta con un objetivo económico. "El mantenimiento de cada metro cuadrado del Anillo Verde es veinte veces inferior al coste dentro de la ciudad", alertó ayer el coordinador medioambiental del Ayuntamiento, mano a mano con Javier Maroto en la presentación del proyecto. Sin embargo, según dijo, la rentabilidad no es tan importante como los beneficios medioambientales que se derivan de este nuevo concepto de naturaleza urbana.

Los parques que rodean Gasteiz a modo de alianza son un buen ejemplo de inspiración. Ideados inicialmente para acabar con los problemas de las avenidas de agua en la ciudad, se han convertido en espacios de ocio y de deporte, en reductos de gran biodiversidad y en herramientas que mejoran la calidad del agua gracias a sus filtros depuradores. Lugares que gustan y cuya imagen nadie cuestiona, la misma que se quiere trasladar al interior de Vitoria. "Vemos el Anillo Verde y pensamos qué bonito, pero si lo viéramos en la ciudad diríamos qué es esto", advirtió Orive. El técnico tiene claro que hay que formar e informar a los vitorianos para que, en vez de sentir rechazo ante los nuevos planteamientos, cambien el chip. Por eso, la estrategia municipal irá acompañada de procesos divulgativos y participativos en colegios, asociaciones, colectivos vecinales... Obligatorios si se quiere "engranar paisaje y paisanaje" en perfecta armonía.

Con esa sensibilidad, el proyecto Infraestructura Verde arrancará poco a poco, a través de planes pilotos. La primera actuación que se va a poner en marcha tiene como objetivo la mediana de portal de Foronda, un espacio mantenido con criterios de jardín tradicional para el que ahora se plantean distintas opciones. "Podría ser un bosque de secuoyas o praderas con flores naturalizadas", adelantó Orive. El Ayuntamiento ya dispone de una partida económica de 300.000 euros para materializarlo, dentro del Presupuesto pactado por el PP y PNV. Según explicó el alcalde, esa cuantía permitirá poner en marcha dicha iniciativa a lo largo de este año "y puede que algunas más".

La conversión de las zonas verdes tradicionales de la ciudad es un pilar fundamental del proyecto municipal, pero existen otras muchas posibilidades ya materializadas en ciudades punteras de Europa o Estados Unidos, donde se instalan cubiertas vegetales en los áticos, se crean pasillos naturales en viejos corredores ferroviarios o se crean huertos, siempre con los criterios eficientes, de naturaleza rural más que urbana, del siglo XXI. Por eso, otras intervenciones que ya baraja el Consistorio son la conectividad ecológica en el arroyo Errekaleor, la puesta en marcha de prácticas agroecológicas en el entorno de Aldaia, medidas para la conservación de la vegetación relicta en el cerro de Mendizabala y la reforma ecológica y paisajística de la rotonda de Santo Tomas.

"Si el Anillo Verde fue el proyecto del siglo XX, éste de la Infraestructura Verde será el gran proyecto de Vitoria para el siglo XXI", aseguró Maroto. El nuevo planteamiento promete, a través de sus distintas líneas de intervención, muchos beneficios: climáticos, como la generación de fuentes de energía renovables mediante edificios green, la reducción del consumo de energía con edificaciones bioclimáticos o la prevención de inundaciones; para la mejora de la biodiversidad, gracias al mantenimiento, protección y mejora de los hábitats naturales; ambientales, por la mejora de la calidad del aire y del agua o el control de la erosión del suelo; y para la salud y el bienestar de los ciudadanos. Una apuesta segura.