Vitoria. El cementerio de Santa Isabel es una joya dormida. En sus capillas y panteones, descansan muy distintos estilos artísticos. Desde los tradicionales, como el gótico o el barroco, hasta los más rompedores, como el neoegipcio. Pero, a pesar de la diferencias, todos los conjuntos fúnebres deben tener un punto en común: respetar la ordenanza de conservación estructural del camposanto, una normativa municipal nacida para preservar el valor patrimonial del espacio. Sin embargo, no todos la cumplen. Como adelantó DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el Ayuntamiento ha detectado más cien panteones modificados por sus propietarios de manera ilegal y sin petición de licencia de obras. Y ha decidido hacer justicia: el gabinete de Patxi Lazcoz ya ha enviado requerimientos a seis familias que han rehecho a su antojo para que restituyan las tumbas cambiadas a su estado original exacto. Cueste lo que cueste.
A partir de ahora, los propietarios de los panteones disponen de seis meses para acometer las obras. Si hacen oídos sordos a los requerimientos municipales o se niegan a acometer los trabajos exigidos para que los cuerpos duerman realmente el sueño de los justos, el Consistorio ejecutará las obras de manera subsidiaria y reclamará su coste a las familias. O sea, que está dispuesto a llevar hasta los tribunales el caso de los panteones ilegales. A su juicio, el interés histórico y arquitectónico del camposanto vitoriano lo merece.
El Ayuntamiento es consciente de las altas probabilidades de toparse con la negativa de las familias y convertir los desencuentros en litigios. Devolver los panteones a su estado original no parece una labor sencilla. La mayoría de los conjuntos fúnebres, que han sido alterados con granito y otros materiales llamativos para dotarlos de una mayor elegancia, nacieron de piedra. Eso significa que su remodificación exigiría la intervención de un cantero. Y, según uno de los propietarios afectados con los que este diario ha podido hablar, conseguir a esta figura profesional resulta "muy complicado" porque "se encuentra en vías de extinción". Además, este implicado afirma que la obra, de poder hacerse, sería "carísima, imposible de costear".
El equipo de gobierno considera, sin embargo, que si las familias han podido modificar los panteones a su gusto con materiales realmente onerosos, como es el caso del granito, también podrán rascarse el bolsillo para que los conjuntos fúnebres vuelvan a ser los que eran antes de que las familias materializaran sus caprichos estéticos en el camposanto.
El Ayuntamiento ha optado por fin por la mano dura tras varios años en los que los dueños de tumbas en el cementerio de Santa Isabel han podido entrar con pico, pala y máquinas sin que nadie dijera nada. Su objetivo, reivindicar la importancia de Santa Isabel, desde un punto de vista histórico y también patrimonial.
El camposanto, una frondosa isla que separa Zaramaga de El Pilar, está rodeado de hermosas y atroces leyendas. Surgido hace 202 años en plena invasión francesa ante las epidemias de tifus que trajeron los 6.000 soldados de Napoleón, acoge en la actualidad 60 capillas-sepultura con una magnífica diversidad de estilos artísticos y conjuntos escultóricos. Destacan las esfinges neo egipcias de la última morada de los Rossi, el ángel recostado sobre la lápida de los Hayez y la pirámide a la derecha de la entrada principal, del siglo XIX, en la que aparece la cantidad que la familia legó a los pobres de Vitoria. Además, Santa Isabel es la morada eterna de personajes vinculados a la historia de la capital, como el general Álava y el pintor Fernando de Amárica.