- Desde ayer, el uso de la mascarilla en Francia ha dejado de ser obligatorio en el metro, el bus, los trenes, los aviones y los taxis. Se levanta así la última gran restricción impuesta para luchar contra el covid-19, lo que no convence a todos y levanta controversia ya que el país registra una media de 50.000 nuevos contagios diarios.

De esta forma también están exentos de portar la mascarilla en el transporte público en Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa porque “la situación epidemiológica ha mejorado”, según el Gobierno galo. “La pandemia no ha terminado, pero los nuevos diagnósticos se han reducido”, manifestó la semana pasada el ministro de Salud, Olivier Véran.

Sin embargo, algunos investigadores alertan de un sentimiento excesivo de seguridad y recuerdan que aunque la epidemia está bajo control, aún no ha terminado.

En establecimientos sanitarios, farmacias incluidas, la mascarilla seguirá siendo obligatoria, a pesar de que desde el 14 de marzo las autoridades galas ya no la exigen en espacios interiores.

Y eso que el país acumula casi 150.000 fallecidos por covid-19 desde el inicio de la pandemia y el martes de la semana pasada constató una subida de casos, con más de 56.000 nuevos positivos en un día. Además, más de 1.300 enfermos muy graves permanecen en las UCI.

Por eso se mantendrán algunas medidas, como la necesidad de documentar que se está vacunado o se ha dado negativo en un test para acceder a un centro sanitario y la cuarentena de una semana para contagiados de coronavirus.

En total, más de 147.000 personas han sufrido coronavirus en Francia, un país donde el 79,3% de la población ha sido completamente vacunada. En los últimos meses, el gobierno ya había tomado algunas medidas emblemáticas: fin del uso de la mascarilla salvo en los transportes y fin del pase sanitario, que implicaba tener que estar vacunado para acceder a lugar como restaurantes o cines. Además el ministro de Sanidad ha advertido que “si el contexto cambia, la mascarilla podría volver a ser obligatoria”.