on motivo de haberse cumplido 25 años de la creación de la asociación Gure Soroa, Mujeres Agroganaderas de Álava, acontecimiento que se llevó a cabo el 23 de Abril de 1996, sus integrantes querían haber celebrado ese momento con algún evento, pero la pandemia obligó a irlo retrasando, como cuenta su presidenta María del Carmen Dovale.

Recuerda que sí hubo posibilidad de celebrar los 10 años y los 20 y “cuando llegó el momento de los 25 hablamos que queríamos celebrarlo por todo lo alto, pero finalmente, por razones de seguridad sanitaria, el programa se reducirá y se ajustará a los aforos para evitar riesgos, pero no por ello dejaremos de felicitarnos por haber llegado hasta este momento”, anuncia.

De esta manera han programado una misa en el Santuario de Estíbaliz y, “gracias a la generosidad de los frailes”, que han dejado a la asociación el salón de acogida, que es muy grande, allí se llevarán a cabo todos los actos, tanto la misa “en la que habrá un aurresku, varias ofrendas y varias actividades, para terminar con una comida con un catering. Antes de la comida habrá un acto asociativo, con entrega de algunos detalles, nombraremos a todas las socias que han estado en Gure Soroa, porque ahora estamos 89, pero hemos llegado a estar hasta casi 150. Lo que pasa es que unas por fallecimiento, otras por circunstancias familiares y porque otras se van haciendo mayores, ya no están. Pero bueno, seguimos 89 de 52 pueblos de Álava”, comenta María del Carmen Dovale.

La fecha de celebración de este aniversario la han tenido que ir moviendo en el tiempo, hasta dos veces. Estaba prevista la celebración en mayo, pero se canceló por la covid. Se pensó en junio, pero la misma razón lo volvió a retrasar. “Ahora hemos establecido el 9 de octubre porque la mayoría de las mujeres que están activas en la agricultura y en la ganadería tienen en estos momentos mucho trabajo: patata, remolachas... y por eso lo fijamos en el 9 de octubre. Muchas estarán todavía con mucha labor, porque además ahora también se comienza a sembrar, pero fijamos esa fecha, porque ha costado mucho establecerla, tanto por la pandemia, como por la necesidad de encontrar un sitio grande para no tener que hacer demasiados desplazamientos. Hay que tener en cuenta también que tenemos algunas socias un poco mayores, o que no conducen por la razón que sea y queríamos un lugar donde hacerlo todo sin tener que moverse”. El lugar que parecía más amplio y céntrico era el Santuario de Estíbaliz y por esa razón “hablamos con el padre Emiliano y nos ha dejado el local y nos hará la misa. Así que muy bien”.

Todavía no está claro quien acudirá de las instituciones políticas. En otras ocasiones han estado, tanto de Emakunde, como del sindicato agroganadero alavés UAGA, pero esta vez, por el tema de la covid “hemos decidido hacerlo solas. Cuando cumplimos los 20 años invitamos a todo el mundo y fue una fiesta muy bonita, pero todo eso requiere mucho protocolo y a eso se suman todas las medidas sanitarias”. Por eso, este año “lo celebraremos un poco light y por eso no hemos enviado ninguna invitación. Nos da mucha pena, porque nos hubiera gustado que estuvieran representantes de la Diputación, de Emakunde, de la UAGA... ya que gracias a estas instituciones y entidades hemos tenido subvenciones. Gracias a ellas, y a nuestro trabajo, seguimos aquí”.

En marzo del año pasado, María del Carmen Dovale recibió de manos del diputado general, Ramiro González, una estatua en reconocimiento, a través de su persona, a todo el asociacionismo de mujeres en el medio rural. El acto se llevó a cabo en el marco del Día Internacional de las Mujeres y la mujer elegida para representarlas tenía todos los méritos, ya que, cómo se recordó, Mari Carmen Dovale, vecina de Ollávarre y presidenta de la Asociación de Mujeres Agrarias de Álava, Gure Soroa, Lantartea, la AMPA del colegio, Cáritas y la Junta Administrativa de Ollávarre, entre otras, han contado y cuentan con las aportaciones de esta mujer nacida en un pueblo de Lugo, que abandonó cuando tenía 14 años para trabajar como interna en una casa en Vitoria, y después se forjó en el trabajo en el campo sin descuidar la crianza de sus hijos e implicándose en todo el movimiento asociativo rural.