La plantilla de la residencia Inmon-Carmelitas Madres de la caridad de Vedruna lleva meses en pie de guerra luchando y peleando por la renovación del convenio empresarial que se les aplica actualmente y que desde 2022 está en ultraactividad.

A pesar de el tesón y capacidad movilizadora que están demostrando a la empresa, esta plantilla carga con una mayor dificultad para presionar a la directiva “por ser un servicio pequeño y que se enmarca en un contexto religioso, ya que las residentes son monjas”.

Desde el sindicato LAB aseguran que “este hecho agrava el ya de por si muy escaso reconocimiento de las trabajadoras del sector de cuidados, generando mas invisibilidad aún, ya que no hay relaciones familiares detrás que puedan apoyar la lucha de estas y visibilizar las condiciones que se dan en la residencia. Nada sale de estas puertas y nadie entra a comprobar cual es la situación dentro de estos muros, hay un desamparo total que dificulta mucho la capacidad de presión de esta plantilla, que aún así no se rinde y sigue apostando por la lucha sindical como medio para conseguir una mejora en las precarias condiciones laborales tanto de esta plantilla como del resto del sector”. 

Elevada carga laboral

Jessica Picatoste responsable del sindicato LAB en el sector sociocomunitario dentro del cual se enmarca el sector de residencias y viviendas comunitarias de Álava, en representación de las trabajadoras de la residencia Inmon-Carmelitas Madres de la Caridad de Vedruna asegura en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que “en esta negociación la plantilla está reclamando una subida mínima del IPC anual más un porcentaje fijo mínimo, que garantice la posibilidad de hacer frente a los gastos del día a día con un mínimo de calidad de vida y recuperar lo perdido hasta el momento, ya que llevamos dos años con el sueldo congelado. Dos años en los que la vida no ha parado de subir. Tanto las hipotecas, como el combustible y los artículos de primera necesidad han sufrido un aumento considerable, pero no así nuestro salario, generando una perdida de poder adquisitivo muy importante para las trabajadoras de esta plantilla. Solicitamos, además, una reducción de la jornada laboral anual equivalente a 150 horas al año, algo que consideramos excesivo, mas aún teniendo en cuenta las características del trabajo que realizan las cuales conllevan una gran carga física y mental para las trabajadoras. Solicitamos, a su vez, una reestructuración horaria que facilite la conciliación, puesto que actualmente la jornada diaria de las trabajadoras de esta plantilla es de 6,5 horas, lo que supone que para cumplir con el computo de jornada anual sea necesario limitar considerablemente los días de libranza semanales”. 

Presiones como respuesta

Según explica, desde la residencia solo han recibido amenazas como respuesta a las activas movilizaciones que llevan meses realizando. “Por el momento la única respuesta que hemos recibido es una clara intención por parte de la empresa para presionar, dividir y amedrentar a las trabajadoras, así como una negativa a aceptar ninguna de nuestras peticiones”.

Tras esta negativa a la negociación, los trabajadores de la residencia han decidido crear un amplio calendario con movilizaciones, "desde entonces hemos realizado varias concentraciones semanales a las puertas de la residencia, un día de encuentro y lucha el pasado día 1 de febrero en el que participó prácticamente el 100% de la plantilla y que logró el objetivo con el que se había planteado la convocatoria, unir fuerzas y articularse en colectivo para hacer frente a las estrategias de división de las trabajadoras que la empresa está llevando a cabo en el centro de trabajo”, valora. 

Calendario de movilizaciones

Así, por el momento tienen un calendario con varias acciones concretas que irán notificando y moldeando en función de la respuesta que reciban por parte de la empresa. “Pero, ante todo, queremos recalcar nuestra apuesta clara y firme de continuar luchando por nuestros derechos a través de la unión de las trabajadoras y la acción sindical”.

Cabe destacar que la plantilla está compuesta por unas 30 trabajadoras, muchas de ellas con jornadas parciales y “añadimos en este punto la alta movilidad de las trabajadoras ya que debido a las condiciones laborales de la empresa no se consolidan las nuevas contrataciones”, concluye la profesional en este periódico.