Berlín - La secretaria general de la Unión Cristianodemócrata (CDU) alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, defendió ayer una candidatura de corte continuista para suceder a la canciller Angela Merkel, determinada a “renovar” a la formación y “preservar el legado” que dejará su líder tras 18 años al frente del partido. “La era Merkel como presidenta del partido termina, hay que abrir un nuevo capítulo”, afirmó Kramp-Karrenbauer, en su primera comparecencia ante los medios desde que la canciller anunció, el pasado día 29, que no optará a su reelección como líder de la CDU ni aspirará a otro mandato como jefa del Gobierno. El propósito de AKK -como se la conoce en Alemania- es “proseguir la renovación interna” del partido y a la vez “preservar” el legado de Merkel, según reveló, para anunciar que sea cual sea el resultado de la elección para la nueva presidencia, en el congreso del partido del 7 y 8 de diciembre, dejará la Secretaría General. Defendió una candidatura “integradora” y aseguró que, de ser elegida, ofrecerá “puestos destacados” en el partido para sus dos contrincantes, el exjefe del grupo conservador Friedrich Merz y el ministro de Sanidad, Jens Spahn.

“No voy a hacer campaña contra los otros aspirantes”, sostuvo, para alabar la existencia de “tan buenas alternativas” para suceder a Merkel.

Merz y Spahn pertenecen al ala más derechista de la CDU y ambos han sido rivales internos de la canciller, aunque en momentos distintos: el primero, de 62 años, quedó arrinconado en el partido cuando Merkel se consolidó en su presidencia, y el segundo, de 38 años, representa a la nueva generación conservadora.

Al exjefe del grupo conservador se le identifica con los intereses de lobby económicos, lo que es un aspecto no exento de riesgos: ayer mismo hubo un registro por sospechas de irregularidades fiscales en la sede alemana de Blackrock, el mayor gestor de activos del mundo, cuyo consejo de vigilancia preside Merz desde 2016.

Spahn, defensor de un giro derechista especialmente en materia migratoria, se convirtió hace unos meses en ministro de la coalición de Merkel como gesto conciliador de la canciller hacia el ala más conservadora del partido. AKK, o la mini-Merkel, como se la apoda por su afinidad con la canciller, se convirtió en secretaria general de la formación por designación de Merkel el pasado febrero, tras dejar su puesto de jefa del Gobierno regional del Land del Sarre.

sucesión encarrilada Su ascenso a la Secretaría General se interpretó ya entonces como un intento de Merkel de encarrilar una sucesión bajo control, tras el desgaste evidenciado en las elecciones generales, en 2017, que ganó su bloque conservador, pero con los resultados más bajos de su historia. AKK fue la última entre los tres aspirantes conocidos que presentó su candidatura a los medios: Merz ofreció una conferencia de prensa la semana pasada y Spahn dio por abierta su campaña con una columna en el conservador diario Frankfurter Allgemeine, seguida de un vídeo.

La secretaria general fue designada por unanimidad por la agrupación del Sarre, mientras que Marz y Spahn, ambos del Land de Renania del Norte-Westfalia, tienen aún pendiente que se formalicen sus candidaturas por sus distritos electorales.

De acuerdo con los estatutos del partido, cualquiera entre los 417.000 militantes de la CDU puede aspirar a la presidencia si cuenta con el respaldo de una agrupación federal, regional, local o de distrito y, según medios alemanes, hay otras nueve candidaturas más, aunque sin perspectivas de prosperar. AKK abrió su comparecencia con una exposición de sus propósitos, en que explicó su línea continuista tanto en materia europea como en política migratoria: defensa del espacio Schengen y reforzamiento de las fronteras exteriores.