Bruselas - El auge del partido de Los Verdes tras las pasadas elecciones en varios enclaves europeos anima al grupo político a decir que existe una “ola verde”. El partido ecológico se ha convertido en uno de los buques insignia de los defensores de la Unión Europea, los derechos de los migrantes y el medio ambiente. Pero las estadísticas muestran que a nivel europeo el voto sigue manteniéndose. “Los Verdes se han convertido en el voto de la protesta”, asegura Neil Carter, profesor de la Universidad de York. Con las elecciones europeas a la vista, analizamos su perspectivas de futuro.
El derrumbe de las dos grandes familias políticas europeas, los populares y los socialdemócratas, parece hoy por hoy la brecha por la cual el nacional-populismo y la extrema derecha pueden conseguir entrar en las instituciones. El ejemplo perfecto ha aparecido en Italia: ante el colapso de los tradicionales Partido Democrático (PD) y Forza Italia (FI) aparecieron las alternativas antiestablishment Movimento 5 Estrellas (M5S) y la ultraderechista Liga que alcanzaron el poder. La visión de esa situación asusta y preocupa en Europa. Pero en las últimas semanas ha aparecido un nuevo factor en la ecuación: los partidos verdes. En una primera oleada en los comicios en Baviera, pero también en las elecciones locales de Luxemburgo y Bélgica, y después llegando al 20% del voto en la votación en el lander alemán de Hesse. Los Verdes nacieron como partido político hace ya varias décadas con la idea de luchar contra el capitalismo y la destrucción del medio ambiente como señas de identidad. Encuentra sus raíces en la década de los 80, hijo del movimiento contracultural, pacifista y liberal que transformó la década de 1960-1970. Con una Europa dividida y en plena Guerra Fría, la población buscaba una forma de activismo que pudiera cambiar el escenario político nacional e internacional. Con la alianza entre 32 partidos políticos de 29 países, la coalición de Los Verdes Europeos (Greens/ALDE) nació en febrero de 2004.
Años después, están viendo que sus bases crecen y su repercusión asciende. También cambia su electorado: los que de jóvenes votaban a una formación minoritaria y con ideas radicales en lo económico ahora son personas adultas, muchas de ellas con mayores ingresos y un discurso más diluido. Buscan un partido que no sea radical en lo económico, pero que mantenga sus señas de identidad en el aspecto medioambiental.
Los expertos lo tienen claro: “Es el voto de la protesta”. La gran pregunta ahora es si este apoyo les servirá para ocupar algún puesto de Gobierno de los países miembros y si será suficiente como para registrar una buena actuación en los comicios europeos que se celebrarán en mayo de 2019. La perspectiva de un aumento de votantes hacia un partido que se considera europeísta y valedor de los derechos medioambientales, a la vez que asientan una política pro-refugiados, ha hecho que los medios de comunicación tilden de ola verde el aumento de los votos hacia estos partidos políticos. Los expertos, sin embargo, piensan que el furor no puede extenderse generalizadamente, puesto que Los Verdes, a pesar de sus buenos resultados, siguen sin contar con grandes esperanzas en las zonas del sur y este de Europa. “No hay una tendencia clara”, explica para Aquí Europa Neil Carter, profesor de Políticas en la Universidad de York y experto en partidos ecologistas.
señas de identidad de los VerdesLa historia del partido político comenzó con unas señas de personalización muy claras. Contrarios a la integración de los países en un bloque europeo y al capitalismo macroeconómico y de mercado, su referencia más clara era el compromiso por la sostenibilidad medioambiental y la protección de los derechos humanos.
Esta ideología les llevó a formar parte del espectro de la izquierda en la política. Con los años, y el consecuente aumento de votos, la ideología ha ido limándose para dar paso a nuevos flujos e ideas. La posición más cambiante fue sobre la Unión Europea. Tras sus reticencias, Los Verdes se han convertido en uno de los partidos que enarbolan la bandera pro-europea contra el resurgir de los partidos anti-europeos.
También, el tema migratorio y la entrada de políticas de mercado para los pequeños y medianos empresarios han sido sus bazas para llevar su política a clases económicas más acomodadas pero comprometidas con valores más progresistas. Preguntado por el cambio de los últimos años, el profesor Carter cree que su “flexibilidad en políticas económicas y de mercado” y sus propuestas de “desincentivación de malas prácticas ambientales” han rellenado el “vacío del centro-izquierda y de los radicales”. “Ahora están abiertos a negociar en ambos lados, tanto el derecho como el izquierdo”, recalca.
Para Tobias Gerhard Schminke, presidente de la plataforma EuropeElects que recoge datos de las elecciones a nivel europeo, el efecto de Los Verdes se basa en su “oposición a los movimientos de extrema derecha, sus políticas socioliberales y su trabajo con las minorías, además de sus valores en materia de transporte, energía y medio ambiente”.
Si miramos un plano más global y actual de por qué la gente está destinando su voto a estos partidos, Carter tiene una conclusión: “Los Verdes se han convertido en el voto de la protesta”. La población, cansada de la austeridad y las políticas tradicionales de los partidos, “decide dar su voto a otros partidos alternativos”.
Nacimiento. Los Verdes nacieron como partido político hace ya varias décadas con la idea de luchar contra el capitalismo y la destrucción del medio ambiente como señas de identidad. Encuentra sus raíces en la década de los 80, hijo del movimiento contracultural, pacifista y liberal que transformó la década de 1960-1970. Con una Europa dividida y en plena Guerra Fría, la población buscaba una forma de activismo que pudiera cambiar el escenario político nacional e internacional. Con la alianza entre 32 partidos políticos de 29 países, la coalición de Los Verdes Europeos (Greens/ALDE) nació en febrero de 2004.
Crecimiento. Ahora sus bases crecen y su repercusión asciende. También cambia su electorado: los que de jóvenes votaban a una formación minoritaria y con ideas radicales en lo económico ahora son personas adultas, muchas de ellas con mayores ingresos y un discurso más diluido.- Buscan un partido que no sea radical en lo económico, pero que mantenga sus señas de identidad en el aspecto medioambiental.
Madurez. La gran pregunta ahora es si este apoyo será suficiente como para registrar una buena actuación en los comicios europeos que se celebrarán en mayo de 2019. El furor puede no extenderse generalizadamente, puesto que Los Verdes, a pesar de sus buenos resultados, siguen sin contar con grandes esperanzas en las zonas del sur y este de Europa.