Bruselas - Los laboristas han sido los espectadores silenciosos de la operación que ha puesto la maleta del Reino Unido en la puerta de la Unión Europea (UE). La formación nunca apareció de verdad en el debate del referéndum de 2016, y tras él ha consumido buena parte de su energía en una lucha fratricida que divide el partido por la mitad. Tanto que se ha llegado a especular con la escisión de la formación que ahora lidera Jeremy Corbyn.
Y precisamente muchos han señalado al líder socialista: Corbyn hizo una escueta campaña a favor de mantener a Londres dentro del bloque comunitario, pero tras el resultado que ha provocado el Brexit el laborista ha guardado un silencio que ha hecho que muchos señalen que el británico considera que las reglas del Mercado Único podrían chocar con su visión de un país en el que él quiere acometer un paquete de medidas que incluye devolver algunos servicios a manos públicas, y que por lo tanto prefiere salir del mismo.
Corbyn intentó mantener al Partido Laborista en terreno neutral durante la mayoría de la negociación. Tanto que la oposición votaba junto al Gobierno liderado por Theresa May, primera ministra británica.
A finales de agosto de 2017 la formación propuso un periodo transitorio que mantuviera al país dentro de la Unión Aduanera y el Mercado Único durante un tiempo limitado, una medida que, al final, fue adoptada como propia por Downing Street.
Pero hubo que esperar hasta febrero de 2018 para que la presión del ala europeísta del partido forzara a Corbyn a dar un discurso en el que señaló que la prioridad de la oposición era mantener al Reino Unido dentro de la Unión Aduanera, con la esperanza de que eso permitiera mantener puestos de trabajo y evitar una frontera dura en la isla de Irlanda. Y hasta ahí ha querido llegar la cúpula del partido.
Segundo referéndum Los europeístas laboristas han presionado en dos direcciones: por un lado saben que las bases de la formación, las mismas que auparon a Corbyn al liderazgo, quieren que Londres quede dentro del Mercado Único, y buscan que el jefe de la oposición acabe aceptando esa teoría; y por el otro presionan con la idea de un segundo referéndum sobre el Brexit.
Este segundo voto ha ido ganando popularidad, en gran parte impulsado por Chuka Umunna, un diputado laborista que se ha opuesto a los mandos de su formación junto a otro puñado de compañeros. El joven miembro del Parlamento, de 39 años, no defiende esta postura desde la retórica: mueve hilos, mantiene reuniones conjuntas y moviliza a ciudadanos para exigir un segundo referéndum.
No son pocos los que se alinean con el parlamentario. Especialmente fuerte es el apoyo a esta segunda consulta en el Parlamento Europeo. Los eurodiputados Wajid Khan y Richard Corbett son dos de las caras más visibles que exigen desde Bruselas que su formación apoye un nuevo referéndum. Pero la oposición desde la cúpula laborista es total.