Roma - El Gobierno italiano pretende posponer un año los efectos de una ley que prohibe la escolarización de niños que no hayan sido vacunados, una situación que genera incertidumbre entre los directores de centros a solo un mes del inicio del curso. Actualmente en Italia rige un decreto promovido en 2017 por la anterior ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, que establece la obligación de suministrar diez vacunas a los niños de entre 0 y 6 años para que sean aceptados en escuelas y guarderías. La medida trataba de poner coto a una situación alarmante, ya que en 2017 se registraron 5.402 casos de sarampión en Italia -y 4 muertes- frente a los 862 del 2016, según la Organización Mundial de la Salud, que hasta julio de 2018 ha detectado 1.715 nuevos casos.

Para evitar contagios, los padres deben aportar un certificado que demuestre que los pequeños han sido inmunizados del tétanos, la polio, la difteria, la hepatitis B, la tos ferina, la Haemophilus B, el sarampión, la rubeola, las paperas y la varicela, todas gratis.

Sin embargo, esto parece destinado a cambiar con la llegada del nuevo Gobierno del Movimiento Cinco Estrellas y la Liga, en el poder desde el pasado 1 de junio.

El Senado aprobó el pasado viernes un decreto que retrasa al curso 2019/2020 dicha obligación y ahora deberá ser refrendado en la Cámara Baja, donde el Ejecutivo cuenta con una mayoría holgada. Su aprobación definitiva se espera en septiembre, con los colegios a punto de reabrir sus puertas tras las vacaciones. El presidente de la Asociación Nacional de Directores de Escuela (ANP, en italiano), Antonello Giannelli, señalaba que esto “genera una situación de incertidumbre” pues deberán atenerse a la legislación que esté en vigor a fecha del 1 de septiembre.

Si todo sigue así, con la prórroga a medio aprobar, Giannelli adelanta que pedirán el certificado de vacunación y, en caso de no aportarse, los menores de 6 años no podrán entrar en la escuela. Desde el Ministerio de Sanidad, ahora guiado por Giulia Grillo, del Cinco Estrellas, se envió una circular a los centros en la que se indicaba que para este curso bastaría con que los padres dieran un certificado redactado por ellos mismos y no por un médico.

Recelan del ‘autocertificado’ Consistiría en un autocertificado, válido en Italia para otros asuntos burocráticos, en el que garantizan que sus hijos están vacunados o en lista de espera para ello, algo que ha despertado numerosos recelos entre la comunidad escolar y sanitaria. Y es que eso supondría suplantar una ley aprobada por el Parlamento con una mera circular y obligaría a los directores a comprobar que los progenitores dicen la verdad. “Más que simplificar, dificulta”, critica Giannelli, para quien este método “es un modo de eludir la obligación de vacunación”.

La ministra Grillo defiende el autocertificado para 2018 y ha adelantado ya su intención de impulsar “una obligación flexible” de las vacunaciones. “Optaremos por el método de la recomendación” y la obligación según las distintas regiones, explicó al canal La7. Desde el Gobierno se han expresado distintas posturas: el primer ministro, Giuseppe Conte, confesó que había vacunado a su hijo de 10 años, pero reconoció que en su equipo “hay diversas sensibilidades” sobre esta delicada cuestión. Quizá la más tajante ha sido la del influyente ministro del Interior, Matteo Salvini, quien señaló recientemente que “la prioridad es que los niños no sean expulsados de las clases” y que “diez vacunas son demasiadas, si no dañinas”.

Decreto. Actualmente rige un decreto publicado el pasado año con la obligatoriedad de vacunación de los niños de 0 a seis años para frenar una situación alarmante.

Casos. En 2017 se registraron 5.402 casos de sarampión en Italia -y 4 muertes- frente a los 862 de 2016, según la Organización Mundial de la Salud, que hasta julio de 2018 ha detectado 1.715 nuevos casos.

Incertidumbre. El decreto de aplazamiento, aprobado por el Senado, está pendiente de aprobación por la Cámara Baja por lo que no estará listo hasta días antes de comenzar el curso.