barcelona - En Badalona, su localidad de origen, logró en mayo los mejores resultados para el PP en toda Catalunya y, junto a Javier Maroto, fue el único alcalde popular que creció en número de apoyos en una ciudad de más de 200.000 habitantes. La alternativa progresista, no obstante, lo envió a la bancada de la oposición de la tercera ciudad catalana más poblada. La dirección de su partido lo rescató en julio para convertirlo en candidato y evitar la debacle electoral el 27-S, consciente de su capacidad para pescar en otros caladeros electorales. Su trayectoria en Badalona durante los últimos años ha dado sobradas muestras de esa capacidad para movilizar a un electorado heterogéneo gracias a un discurso cuanto menos polémico. Desde que diese el salto a liderar la candidatura del PPC, se ha hartado de negar que sea un candidato xenófobo, aunque no ha rehuido un discurso con dosis de populismo. “El juego se ha acabado”, decía tras presentar la propuesta para reformar el Constitucional. En mitad de la escuela de verano del PP en Lloret de Mar, Xavier García Albiol hace un hueco en su agenda para atender a DNA.
Esta semana le hemos visto anunciando la propuesta para reformar el Tribunal Constitucional con el fin de sancionar a Artur Mas. ¿Por qué llega a un mes de las elecciones cuando han tenido una legislatura de mayoría absoluta?
-El grupo en el Congreso lleva un tiempo dándole vueltas y cuando fui designado candidato se me consultó. Hice las observaciones pertinentes y se pudo presentar el martes. Es un acierto porque es la prueba de que los españoles tenemos un Estado de Derecho que funciona y que garantiza que las resoluciones de los tribunales se cumplen. Quienes no vamos a saltarnos las resoluciones judiciales no tenemos que temer absolutamente nada.
Llega en plena precampaña.
-Supongo que el calendario del grupo parlamentario es ajustado y, además, en los últimos meses el desafío por parte de una candidatura se ha puesto más de manifiesto. Ante situaciones excepcionales son necesarias reacciones excepcionales.
¿No les dice nada que todos los partidos la hayan rechazado? ¿Van a promoverla ustedes solos?
-Me llama la atención que partidos como el PSOE o Ciudadanos hayan reaccionado de esta manera. Con el PSOE tenemos precedentes, como la reforma de la ley electoral, que siguen negándose a aceptar. Está instalado en el no por el no. Y, en el caso de Ciudadanos, creo con sinceridad que a Albert Rivera le tiemblan las piernas cuando hay que actuar.
Todos los partidos les acusan de electoralismo...
-Aquí lo fundamental no es ni cuándo ni cómo, sino el contenido, que es impecable. Es un garantía del Estado de Derecho para todos. Perderse en cuestiones como las fechas me parece que refleja una gran pobreza intelectual y una escasa visión de Estado. La legislatura dura cuatro años y es igual de legítimo hacerlo ahora.
Al margen de lo que ocurra el 27-S, es evidente que existe un porcentaje importantísimo de catalanes a favor de la independencia o de una mayor soberanía. ¿Qué propone el PP para dar respuesta a un descontento tan evidente?
-A partir del día 28 se tiene que tender puentes, se tiene que ser capaz de dialogar y dejar puertas abiertas para que, independientemente de nuestra forma de pensar, seamos capaces de llegar a acuerdos. Tendremos que tratar de que en Catalunya vayamos a una, y todos o la gran mayoría nos encontremos cómodos. Apuesto claramente por una reforma de la Constitución, pero creo que tiene que impulsarse en la línea de unir y de reconocer los aspectos necesarios. Estoy a favor de reformar aspectos sociales, económicos y territoriales concretos, pero siempre haciéndolo con una lealtad institucional.
¿Y qué harán si el día 27 Junts pel Sí y la CUP obtienen la mayoría absoluta?
-Los que quieren romper no van a tener mayoría, pero si se diera esa situación el grupo del PP en el Parlament llevaría a cabo todas las iniciativas para evitar que se pueda consumar la ruptura de Catalunya del resto de España. Tendríamos la colaboración el Gobierno de España en este menester y, por tanto, pase lo que pase el 27-S, nadie va a romper Catalunya del resto de España.
Si estas fuerzas obtienen mayoría en unas elecciones con un carácter tan particular querrá decir que los catalanes apuestan por la independencia con respecto al Estado. ¿No van a proponer nada más allá del no? ¿Nada en positivo?
-Proponemos sentarnos, crear puentes de diálogo e intentar llegar a un acuerdo que sea razonablemente aceptable para todo el mundo. Es evidente que la única solución pasa por el diálogo y el acuerdo.
La financiación ha sido una de las cuestiones claves en Catalunya. ¿Aceptarán cambios?
-Apostamos por una mejor financiación para Catalunya y por que se contemplen aspectos como la corresponsabilidad fiscal y la solidaridad. Es una apuesta clara del PP.
A juzgar por los discursos de esta semana, la alusión a presuntos casos de corrupción en CDC será una de las bazas de su partido de cara al 27-S. ¿Cree que ese mensaje es válido y creíble viniendo del PP?
-El PP ha tomado las medidas correspondientes respecto a los casos de corrupción. Lo que es inadmisibles es que se intente tapar las irregularidades de Convergència utilizando la bandera catalana. Ni cuando la corrupción afectaba a alguien del PP se estaba atacando a España, ni ahora se está atacando a Catalunya. Si se confirman las sospechas, Artur Mas tendrá que asumir responsabilidades políticas.
¿Busca el PP con usted llegar a un votante al que Alicia Sánchez-Camacho no lograba atraer?
-Los dos pensamos lo mismo y formamos parte del mismo partido, aunque Sánchez-Camacho se expresa de otra manera. Los compañeros han considerado que yo soy la persona adecuada para afrontar el reto que vive Catalunya y estoy encantado porque creo que es un momento histórico tanto para Catalunya como para el conjunto del Estado. Veo más diferencia en la manera de expresar el discurso que en lo que pensamos.
En localidades similares a Badalona como Santa Coloma, el partido xenófobo Plataforma per Catalunya ha rondado el 10% de los votos frente al 1,8% que ha obtenido en el municipio en el que usted fue alcalde. ¿Asume que atrae a un sector del electorado con posturas muy beligerantes hacia la inmigración?
-No, soy una persona que he gobernado y he ganado dos veces las elecciones en una ciudad de izquierdas, y es evidente que para ganar las elecciones me han tenido que votar personas que no son del PP. Me han podido votar desde nacionalistas moderados hasta socialistas o gente de Plataforma per Catalunya, puede ser. Pero gané las elecciones en una ciudad tradicionalmente de izquierdas como Badalona con el proyecto que represento, que es transversal y va de la izquierda a la derecha.
El Frente Nacional francés también logró unos resultados espectaculares en bastiones de la izquierda...
-Pero la representación de las personas que puedan estar en posturas extremas es absolutamente minoritaria en Badalona. Si he conseguido más votos que hace cuatro años es porque soy capaz de atraer a mi proyecto a personas de centro y de centroizquierda, mucho más que a extremistas. El peso que tuvo Plataforma per Catalunya hace cuatro años ha caído y aquello fue una experiencia puntual que no se ha consolidado.
¿Se arrepiente de aquel mensaje electoral de ‘Limpiar Badalona’? ¿Utilizaría el eslogan ‘Limpiar Catalunya’ de cara al 27-S?
-No, no me arrepiento en absoluto. Es un mensaje de una campaña concreta que hacía referencia a limpiar Badalona de delincuentes y de espacios degradados. Reconozco que como humano me puedo equivocar, y si me equivoco diez veces intento acertar once. Soy suficientemente claro, tengo la virtud de decir las cosas claras y si hubiera querido hacer referencia a la inmigración lo habría dicho claramente, pero no es el caso.
A la vista de los resultados electorales, ¿Cree que su partido ha tomado como referencia el discurso que Maroto y usted han abanderado en torno a la inmigración?
-Maroto es una persona con las ideas muy claras en muchos aspectos, entre ellos el de la inmigración. Creo que es uno de los principales activos del partido y ha sido un gran alcalde que ha tenido la capacidad de gestionar bien y conocer cuáles son las preocupaciones de los vecinos. Por supuesto que su discurso es una referencia.
¿No cree que ese discurso es difícil de digerir en momentos como el actual en el que miles refugiados y también inmigrantes se dejan la vida para llegar a Europa?
-La línea que tenemos con respecto a la inmigración no tiene nada que ver con lo que está sucediendo. Lo que ocurre es una tragedia humana y los países de la UE estamos obligados a atender a estas personas que huyen de una guerra. Me parece que atendiendo a la capacidad de cada país y de manera coordinada se tiene que hacer un esfuerzo para atender a estas personas mucho mejor. Apuesto por que los gobiernos de Europa trabajemos juntos ante esta situación.