Bilbao -La cadena humana que unirá mañana a Durango e Iruñea a favor del derecho a decidir no morirá cuando acabe la jornada. Los promotores de Gure Esku Dago dejaron claro ayer que aspiran a que la iniciativa marque un "punto de inflexión" y a que, a partir de ahí, pueda abrirse un espacio de colaboración para dar pasos a favor de esa reclamación. En ese sentido, prevén llevar a cabo una nueva movilización en otoño, similar al acto celebrado en La Casilla en marzo, cuando se tejió una cadena humana a pequeña escala en Bilbao. En cualquier caso, no pretenden suplantar la labor de los partidos interponiéndose en el desarrollo jurídico o la gestión del derecho a decidir, según puntualizó ayer el portavoz de la iniciativa, Angel Oiarbide, en declaraciones a Infozazpi y en rueda de prensa en Donostia. Por el momento, los promotores entienden que ya han logrado una victoria al haber conseguido la adhesión de más de 100.000 personas, cuando se habían fijado como reto recabar 50.000 apoyos.

Gure Esku Dago incidió desde el primer momento en el carácter apolítico de la convocatoria, lo que ha facilitado la adhesión de simpatizantes de organizaciones no abertzales. El secretario general de Comisiones Obreras de Euskadi, Unai Sordo, confirmó ayer que algunos miembros de la central participarán "a título individual", una incorporación que se suma a la participación de la exconsejera del Gobierno del PSE, Gemma Zabaleta, y al apoyo de Podemos, a pesar de que su cabeza de cartel Pablo Iglesias haya reconocido que no es independentista y que, incluso, preferiría que Euskadi y Catalunya siguieran formando parte del Estado.

La clave estriba en que el derecho a decidir se ha planteado como una reivindicación no exclusivamente aber-tzale, y como una petición democrática centrada en dar voz a la ciudadanía. Desde Gure Esku Dago también se han mostrado escrupulosos a la hora de pedir adhesiones individuales y no de partido. Sordo reveló que CCOO mantuvo una reunión con los promotores, en la que quedó claro que no se buscaban declaraciones "expresas" de apoyo por parte de las organizaciones. Por ello, su sindicato no tiene una "posición orgánica".

los partidos Oiarbide, por su parte, fue más allá en Infozazpi. "Nuestra intención no es meternos en cómo se desarrollaría en el futuro el derecho a decidir. Ahí están los representantes políticos para gestionarlo. Nuestra intención es que cada vasco tenga esa actitud y creernos que el futuro está en nuestras manos", dijo. En las últimas horas, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, había asegurado también que la fotografía de mañana será importante, aunque no marcará estrictamente un hito porque los marcos jurídicos solo se pueden cambiar desde los parlamentos. Puede interpretarse que la movilización podría añadir presión a las instituciones, aunque la cadena de mañana se ha concebido como una iniciativa más modesta que la promovida por la ANC catalana. Esa vía sí puede marcar al Govern de Artur Mas porque las movilizaciones han sido multitudinarias -un millón y medio de personas-, en buena medida porque Catalunya es un territorio mucho más poblado y porque la ANC tomó impulso tras las consultas independentistas celebradas entre 2009 y 2011.

Oiarbide cree que la cadena "es ya un éxito" porque ha servido para "poner puntos de encuentro y que gentes de diferentes sensibilidades nos podamos unir", unas coincidencias "que hasta ahora no visualizábamos". "Hemos olvidado lo que tenemos en común: somos un pueblo, tenemos derecho a decidir, y es el momento de la ciudadanía", agregó en Infozazpi. Desde Lakua, Josu Erkoreka aseguró que el Gobierno no participará "como Ejecutivo" aunque ve con buenos ojos que otros puedan sumarse o no ejerciendo su libertad de expresión. Desde el PP, Laura Garrido acusó al PNV de retomar la senda de Ibarretxe.

Refuerzo de autobuses. La organización está buscando autobuses fuera de Euskal Herria para poder trasladar a todos los participantes. Desde las capitales se habilitarán líneas especiales de transporte público.

2.500 voluntarios. Los responsables de Gure Esku Dago contarán con la asistencia de más de 2.500 voluntarios a lo largo de los 123 kilómetros del recorrido.

Para los organizadores, el éxito "está asegurado" y el acto de mañana "marcará un antes y un después" que demostrará que los vascos pueden trabajar unidos.