MADRID. Un avión de la compañía aérea Ryanair, que se dirigía a Gran Canaria, tuvo que regresar ayer al aeropuerto madrileño de Barajas una hora después de despegar por problemas técnicos. El avión aterrizó con normalidad aunque varios viajeros tenían molestias en la cabeza y en los oídos y dos de ellos tuvieron que ser trasladados al hospital para que fueran examinados por un otorrino, siendo dados de alta. El piloto de la aeronave comunicó a la torre de control que regresaba a Barajas, de donde había salido a las 07.15 horas, debido a un problema de despresurización de la cabina, por lo que el aeropuerto activó la alerta local.

La aerolínea de bajo coste irlandesa aseguró que los pilotos del vuelo FR2011 que realizaba el trayecto entre Madrid y el archipiélago canario efectuaron los procedimientos habituales en caso de despresurización, desplegando las mascaras de oxígeno e iniciando un descenso controlado del avión a la altura correspondiente.

Se trata del segundo avión de la compañía irlandesa que sufre esta clase de problemas técnicos y se ve forzado a volver a su aeropuerto de origen, después de que el lunes una aeronave regresase al aeropuerto de Manises por la despresurización de la cabina. La aerolínea suma así otro incidente más, el sexto,a la polémica en la que se ha visto envuelta en las últimas semanas, después de que cuatro de sus aviones se vieran forzados a pedir realizar aterrizajes de emergencia -el último esta misma semana en Lanzarote- y de que Fomento le abriera una investigación por la política que sigue en la carga de combustible de sus aparatos.

Los pasajeros manifestaron a su llegada a Gran Canaria que había "un olor a quemado evidente" y que no fueron informados en ningún momento de lo sucedido por parte de la compañía aérea. "Ha habido mucha gente a la que han tenido que atender, porque les han sangrado los oídos, y no nos han dado ninguna explicación. Más de veinte personas se han quedado en Madrid, por miedo y porque las han tenido que atender", señaló una de los pasajeras, Lucía. Otro de los viajeros relató "todo ocurrió a la media hora o 40 minutos de haber despegado de Madrid". "Había un olor a quemado que no sabíamos de dónde procedía. Después, al aterrizar, dentro del avión han atendido a algún pasajero. No nos han dado ningún tipo de explicaciones". Por su parte, Gonzalo Álamo manifestó que la tripulación estuvo quince minutos sin decirles nada, en "un momento de pánico". "En el mismo avión no me hubiera montado, pero hemos visto la matrícula del nuevo aparato y por eso me he decidido a subir", explicó. Otro viajero, Juan Manuel López, relató que "todo el mundo iba muy asustado, incluso una chica ha empezado a despedirse de su familia desde el teléfono móvil".

"En Madrid no había nadie esperándonos y hemos tenido que ir a la oficina de Ryanair para informarnos. Durante un rato nos han dicho que igual volvíamos en el mismo avión, lo cual no ha sentado nada bien, pero al final ha sido uno distinto", añadieron.