La última visita del guitarrista Melón Jiménez a la capital alavesa se produjo junto a Jorge Pardo hace un par de años. Ahora, tras la publicación en 2022 de su último disco (Ecos de Magerit), vuelve, pero en esta ocasión para presentar el proyecto que comparte con la flautista y bansurista Lara Wong. El encuentro con el público se producirá este domingo por la tarde en el Dazz. “Es una auténtica alegría poder actuar en un sitio tan emblemático, importante y con tanta personalidad”, apunta.
Jazz y flamenco. Es la senda que ambos recorren desde biografías bien diferentes que han sabido y podido encontrar un nexo común. Wong, licenciada en interpretación de flauta clásica y jazz en la MacGill University de Montreal (Canadá), se enamoró del flamenco a través de Granados y se fue a Sevilla para formarse, aunque como no había clases de flauta flamenca, aprendió a cantar. En 2021, ganó el primer premio a la mejor instrumentista flamenca en el Festival Cante de las Minas y lo hizo tocando el bansuri. El año pasado publicó su primer disco, Rosa de los vientos.
“Yo de jazz, siempre lo he dicho, sé bastante poco”, dice por su parte Jiménez, quien cuenta ya con una destacada trayectoria musical, también junto a nombres como el mencionado Jorge Pardo. “Vengo del flamenco pero siempre he estado interesado por otras músicas. Todo siempre de una manera muy intuitiva y curiosa. Si escucho un tema de, por ejemplo, Thelonious Monk, trato de llevarlo a mi terreno y a lo mejor le meto unos matices de granaína”, describe quien se considera “un músico del mundo”.
Primicias para Vitoria
A lo largo del concierto, que se llevará a cabo a partir de las 20.00 horas en el escenario de la calle Cuchillería, los presentes se encontrarán con temas del repertorio que ambos vienen tocando ya, pero también con algunas composiciones que formarán parte del primer disco que el dúo tiene previsto publicar a principios del próximo año, “La gente se va a encontrar con un concierto muy íntimo en el que degustar la guitarra y la flauta en su estado más puro y desnudo”.
De todas formas, el intérprete tiene claro que da igual la formación o el proyecto de cada momento. “El público siempre responde si uno toca con coherencia, corazón, honestidad, humildad y ganas de entregarse. El secreto está en ser uno mismo e intentar transmitir la música que sale de tu interior con cariño”, remarca. Así volverá a quedar claro en su regreso a la capital alavesa con este dúo. “Puede parecer que es algo más vacío que ir en trío o en cuarteto porque hay menos elementos. Pero es todo lo contrario. Se pueden ver todos los matices de la guitarra, las sonoridades de la flauta, de una manera muy clara. Es un formato que me gusta mucho”.
Ambos inician en Vitoria una pequeña gira que en los próximos días les llevará también a otros escenarios, por ejemplo, de Madrid. Lo hacen después de haber estado haciendo un tour veraniego de más de 25 conciertos por Canadá. A un lado y al otro del Atlántico, se van dando la mano espacios más pequeños y cercanos con escenarios más grandes. “La energía es diferente, pero en realidad que el sitio tenga un buen sonido es lo que marca”, comenta el guitarrista, quien reconoce que “me pongo más nervioso cuando tengo a la gente muy cerca, pero son nervios de los buenos, de los de querer dar lo mejor”. Así lo define un músico “autodidacta” que ha aprendido “sobre la marcha”, que se mueve entre el jazz y el flamenco sin problemas. “Aunque el lenguaje de la improvisación sea muy del jazz, en el flamenco también se improvisa, pero de una manera diferente”.