La soprano vasca Ainhoa Arteta se sentó este sábado en el sofá de ‘Mi casa es la tuya’, el programa de Bertín Osborne. Charló y se sinceró con el andaluz repasando su trayectoria, algunos muy desagradables. Entre otras cosas, la cantante habló sobre los abusos sexuales que sufrió siendo pequeña o sobre el cólico nefrítico que padeció hace unos meses y que casi acaba con su vida.
Los abusos sexuales se produjeron cuando Ainhoa Arteta tenía solo seis años. “A los seis años, cuando yo iba a jugar con mis cromos, un tío me pidió que le ayudase a bajar los paquetes de casa de su madre y yo le hice caso. Según subía las escaleras, esa persona iba haciendo algo que sabía que no estaba bien. Me salvé gracias a mis gritos porque las vecinas salieron. Imaginaros cuál fue mi trauma que cuando llegué a casa me había defecado encima”, relató a Bertín Osborne.
Además, apuntó que no fue nunca a un psicólogo porque sus padres decidieron restarle importancia: “En aquellos años no había psicólogos ni te trataban y mis padres lo único que decían era que no se hablase del tema para que se me olvidase”.
Junto a este tema, también contó la violación que sufrió cuando vivía en Nueva York: “Un hombre me siguió desde el metro y me violó justo antes de entrar en mi apartamento. Se coló entre las dos puertas que había en mi apartamento. No sé si estuve una o dos horas tirada en el suelo y no podía reaccionar, solo temblar”
La soprano aseguró que “estas cosas te dejan muy marcada y ahora no aguanto ni un susto” y que está segura de que estos episodios le han hecho mucho más “reticente a las relaciones”.
A punto de morir hace unos meses
Tras pasar el coronavirus, Ainhoa Arteta se debatió entre la vida y la muerte por una infección. “Casi me muero, aunque yo no me enteré prácticamente hasta después. Sufrí una sepsis provocada por un cólico nefrítico que se complicó y que me provocó un fallo multiorgánico”, contó en ‘Mi casa es la tuya’.
“Me tuvieron que trasladar en helicóptero y casi no llego al hospital. Ya en el Hospital sevillano Virgen del Rocío, los médicos tuvieron que tomar una decisión complicada. Me indujeron un coma y estuve así seis días. Cuando salí del coma, me enteré de que me daban tres horas de vida porque no reaccionaba ya a ningún medicamento”, señaló.
Fue la penicilina la que le salvó ya que, aunque era alérgica desde pequeña, era lo único que podía sacarla de esa situación extrema, según los médicos. “Desde ese día yo celebro la vida, por muchas cosas que me pasen”, añadió.