GASTEIZ - La propuesta de Gabriela Uriarte pasa por una dieta completa, sin restricciones, pero sabiendo adaptar toda la materia prima a una buena alimentación. No cree en las dietas milagro, piensa que la televisión ejerce una buena influencia, siempre que “no se digan marramachadas y se recomiende pasar una semana a base de zumo de apio”.
Sin dieta para siempre. ¿No le parece que el título de su libro promete lo imposible?
-En absoluto. Tengo ejemplos vivientes que te lo pueden atestiguar. Lo malo puede ser hacer dieta para siempre, muchas dietas.
Estamos en plena operación bikini. ¿Cree que debemos olvidarnos de este clásico de primavera?
-No si todas fallan. Muchas veces hacemos dietas muy restrictivas y salvajes, son imposibles de mantener en el tiempo. Una dieta salvaje no tiene nada que ver con la reeducación alimentaria y es lo que hace que dejemos la dieta y volvamos a los hábitos antiguos, que seguramente son malos.
¿Ha hecho dieta salvaje alguna vez en su vida?
-No de seguido, la verdad.
Dicen que todos sabemos los principios para comer bien. ¿Por qué cree que no los ponemos en práctica?
-Es posible que algunos piensen que pueden ser aburridos, y no lo son. Lo importante es basar la comida en materia prima real. Tiene que haber una gran presencia de verduras en la dieta...
Algo que puede indicar que sea una dieta aburrida, ¿no le parece?
-Para nada. Tiene que haber fruta y buenas fuentes proteicas: huevos, pescado, legumbres, carnes magras, aves, mariscos y grasas de buena calidad. Seguro que esto no suena de nuevo a nadie, pero lo que no recomiendo es la tradicional dieta de lechuga, pechuga y pasar hambres. Eso es muy restrictiva y tampoco tiene que ser sano. Hay gente que no queda con su cuadrilla porque come muy pocas cosas y se siente fuera de lugar en una cena o en una comida.
Pero los resultados son visibles a corto plazo...
-Puede, pero no hace cambiar nuestros hábitos alimenticios, lo que hacemos es conseguir un efectos más inmediato, pero que no tiene sentido a largo plazo.
Usted trabaja en el programa de ETB-2 A bocados. ¿Cómo casan sus teorías de nutrición con los platos que cocina Ander González, algunos muy calóricos?
-Ja, ja, ja... La comida del programa es atractiva, debe serlo.
¿Y significa?
-Que es atractiva porque es un plato sano o un ingrediente exótico; pero no te voy a mentir, a veces es atractiva supergordoso todo. Nos gusta verlo y, sobre todo, comerlo, a mí también. Pero con la cocina de Ander se puede hacer una dieta muy saludable. Siempre hay un buen pescado o verduras de temporada.
¿Se considera tan buena cocinera como nutricionista?
-No. Ja, ja, ja... En absoluto. Cuando les comenté a los del equipo de A bocados que había recetas en el libro, lo dije con la boca pequeña y les pedí que no las miraran mucho.
Pero ¿son comestibles?
-Por supuesto, eso sí. Yo cocino muy de batalla. Yo hago virguerías, pero creo que consigo que sean recetas comestibles, ricas, incluso. Cualquiera que se lo proponga puede cocinar sano y rico sin grandes virguerías.
¿Es esta la primera vez que trabaja en televisión?
-No, estuve en un programa de ETB-2, se llamaba Cuerpos de elite. Yo era la nutricionista y guiábamos en temas de alimentación a unos concursantes que partían de un sobrepeso.
¿Ganamos aposta sobrepeso?
-Buena pregunta. Es importante es no caer en el estigma alrededor de la comida. La sociedad entiende que el que es obeso lo es porque quiere y hay muchos más problemas por detrás de cada persona que sufre de obesidad.
¿Qué tipo de problemas?
-Hay problemas de gestión emocional y hay personas que lo pagan con la comida. A otras les cuesta hacer deporte, se mueven poco; hay problemas de tipo hormonal. En esta vida moderna, tienes que estar muy concienciado para comer bien. Si te dejas llevar, todo es comer mal; nos cogemos un pincho debajo de la oficina y seguimos trabajando, llegamos tarde a casa y no nos apetece cocinar, cortamos pan y comemos embutido.
¿Cuestión de cantidades?
-A veces sí, la gula se impone; pero muchas veces no es una cuestión de grande comilonas, sino que estamos malcomiendo. Es perverso y cruel lanzar el mensaje del que el obeso lo es porque quiere. A veces, no es cuestión de comer menos y moverse más, puede ser un problema mucho más complejo y con raíces más complejas.
Se dice muy a menudo: “Como poco y engordo”. ¿Disculpa o realidad?
-Puede serlo, no en todos los casos, pero puede darse esta circunstancia por estar toda la vida a dieta. El restringir la comida de continuo y sufrir un rebote después es posible. Las dietas continuas pueden fundirnos el plomo, destrozarnos el metabolismo y que comamos poco, pero que engordemos mucho.
Hay frases que molestan: “Como lo que quiero y no engordo, cuestión de genética”. Lo dicen muchas modelos. ¿Verdad o mentira?
-Bueno, es matizable. Puede ser verdad. Yo conozco a mucha gente que puede comer lo que quiera y no engorda. Comer mal puede que no engorde a determinada gente, pero no está libre de padecer enfermedades que también están asociadas a una obesidad: diabetes, hipertensión, colesterol alto, cáncer... Estar delgado no te libra de las enfermedades si comes mal, tienes el mismo peligro.
¿Qué eliminaría usted de la dieta?
-Creo que es importante comer de todo...
Pues se nos machaca con quitar los hidratos de carbono, el azúcar...
-No puedes quitar a las personas de comer pasta o arroz si les gusta mucho. La dieta tiene que adaptarse también a la preferencias de las personas. Pero lo que hay que enseñar es cómo incluir esos gustos dentro de una dieta equilibrada.
La televisión lleva años poniendo el foco en la cocina, hay mil formatos de programas de gastronomía. ¿Cree que es una ayuda para una alimentación sana?
-No lo sé. Yo doy muchos consejos generales por televisión, pero donde realmente se ayuda a la persona para que cambie sus hábitos es en el tú a tú. Los buenos divulgadores sí que ayudan, los que no dicen marramachadas, pueden hacer una buena labor.
¿A qué marramachadas se refiere?
-Me refiero a los típicos que dicen que hay que estar a zumo de apio durante una semana. Los que divulgan ciencia y no pseudociencia sí que ayudan de verdad, te ponen sobre la pista.
Están de moda las dietas de zumos verdes. ¿Está de acuerdo?
-La pregunta es para qué sirven. Si los batidos verdes se suponen que son para desintoxicarte, partes de la premisa de que estamos intoxicados y eso puede ser grave. Si estamos intoxicados es porque tienes un fallo en el hígado, el riñón o los pulmones, así que lo que recomendaría es que fuéramos rápidamente al hospital, porque tienes poco tiempo. Y si no estamos intoxicados, lo que necesitamos es llevar una buena alimentación en vez de un zumo verde. Lo que ocurre es que surgen más adeptos a todo lo que sea raro: potingues, mejunjes y cosas raras.