VITORIA- Desde la Catedral Vieja de Santa María de Gasteiz, la grúa más alta del Puerto de Bilbao y el árbol más singular de Euskadi, la secuoya gigante de Monterrón (que está en Arrasate), Basque country vertical recorrerá hoy con sus cámaras un paisaje inédito, ofreciendo diferentes puntos de vista con una mirada de altura. Su presentadora, Arantza Garcés, recorre el viaje con los lectores de DNA y explica qué sintió mientras se grababa en diferentes escenarios y descendía por ellos después de haber contado con invitados expertos de los lugares que se van a ver en la pantalla. El Edificio Singular de Iruñea; la Torre Roja de Salburua; la catedral de Baiona; el edificio del BBVA de Bilbao, el flysch de Zumaia; el salto del Nervión y la presa de Arriaran, entre otros, son parte de los lugares que ha recorrido el equipo que ha realizado este programa para Euskal Telebista.

¿Qué es lo que le ha resultado más difícil?

-Ha habido diferentes situaciones que podrían considerarse adversas: la lluvia, caída de piedras, dificultades a la hora de llegar a la parte del descuelgue? Hemos tenido momentos difíciles, pero los hemos afrontado con ganas y ha salido todo genial.

¿Ha sentido miedo?

-No, a la alturas no les tengo miedo, bastante respeto sí. Confías en todos los aparatos que llevas, conozco bien esos aparatos y a los técnicos que han estado con nosotros; pero al final siempre tienes un poco de respeto porque no estás en el suelo y unas veces hemos estado a cuarenta metros y otra a trescientos.

¿Se considera una periodista de aventuras y de riesgo?

-Creo que sí. A lo mejor, si me hubieras hecho esta pregunta hace diez años, te habría contestado que era una periodista con ganas de hacer cosas; ahora, te puedo decir que me he definido bastante y me encanta la aventura y el riesgo. Pero un riesgo limitado, no hago cualquier cosa.

Le gusta pasearse por las alturas. ¿No siente vértigo?

-¿Vértigo? No, para nada. Me encanta estar arriba, me gusta mucho el aire y la libertad que se vive arriba. Me siento más de aire que de tierra.

¿Y el mar?

-En Basque country vertical he tenido la oportunidad de tener mi primer contacto con el mar y es la primera vez que he hecho submarinismo. Me gustó, me pareció una experiencia genial, bajé quince metros y fue una gozada, pero si me das a elegir, prefiero gozar del aire que del mar.

¿Qué le empuja a adentrarse en un mundo de ascensos y descensos a lugares de altura?

-Me ofrecieron la posibilidad de probar la escalada y me gustó esa sensación de estar colgada y en altura. Comencé a conocer gente y ahora trabajo en una empresa de trabajos verticales. Estoy en el equipo de formación de la empresa. ETB propuso la idea de este programa y las dos productoras, Einarte y Filmak, confiaron en mí.

Hablemos de su programa?

-Creo que hemos hecho un producto muy bueno. Los que lo hemos hecho lo hemos disfrutado mucho y espero que los espectadores tengan esas sensaciones.

¿Cómo se ve el mundo desde trescientos metros de altura?

-Es una visión muy diferente, ves mucho más que a ras de tierra, es alucinante. Espero que eso se refleje en las imágenes que se emitan a partir de esta noche. Tenemos la suerte de contar con las imágenes realizadas por un dron, que va a facilitar que los que están en casa puedan sentir lo mismo que hemos sentido nosotros a la hora de hacer los reportajes.

¿Le ha impresionado algún lugar más que otro?

-Son todos espectaculares y muy especiales. Nunca me había subido a un aerogenerador. No era el lugar más alto de los que hemos subido, pero esa sensación de estar en un molino de viento y bajar por sus palas me pareció impresionante. Todos los que hemos hecho este programa nos hemos llevado una experiencia tremenda a casa. Es fantástico poder hacer este tipo de programas.

¿No hay ninguno que le haya dado un miedo especial o le haya producido mejores vibraciones?

-Quizá el salto del Nervión, fueron trescientos metros y fue un lugar bastante complicado; caían piedras, el descenso era largo y complejo, era un rappel volado, no podías apoyar los pies en ningún momento.

¿Se agobió?

-Bastante. Ha pasado tiempo y recuerdo que fue un día muy largo, casi no pudimos ni comer. Sin embargo, me sorprendió la visita al faro de Biarritz. Al principio pensé que era un faro más, pero cuando subí y vi todo lo que se podía contemplar desde allí, es impresionante. No conocía la zona, me da vergüenza decirlo. Tenemos unos lugares impresionantes en Euskal Herria y los he visto gracias a Basque country vertical. Tenemos que viajar más por nuestros lugares.

¿Se han animado sus invitados a hacer el descenso rapelando con ustedes?

-La verdad es que no. Los que lo han hecho tienen mucho mérito, algunos lo han pasado mal. Date cuenta que no es lo habitual que la gente se cuelgue de las alturas. Entiendo también a los que no se han colgado, para mí puede ser algo normal. Algunos me miraban, miraban la altura y no se creían que era capaz de hacerlo.

Es usted una mujer inquieta en todos los sentidos. También se ha dedicado al mundo de la moda. Se va a los extremos.

-Soy un poco terremoto y me apunto a todo. Lo que ocurre es que a mí me encanta conocer a gente y conocer cosas. El ser modelo me vino de casualidad y yo lo aproveché como aprovecho todo lo que pasa por delante. Experimentar cosas nuevas es algo necesario en mi caso.