Jaguar parece completamente satisfecho con la labor de sus diseñadores y la respuesta del público. Quizá por eso la puesta al día de sus gamas XF y XJ pasa por alto el continente y se centra en el contenido. Las nuevas remesas de ambos modelos, que estarán en los concesionarios en setiembre, guardan las formas pero asumen interesantes progresos tecnológicos enfocados a perfeccionar el rendimiento. La prioridad no es incrementar las prestaciones de sus mecánicas -prácticamente todas ganan potencia- sino mejorar su eficiencia.

A tal fin la firma británica efectúa los pertinentes ajustes técnicos, al tiempo que generaliza el empleo del dispositivo Start/Stop en los propulsores V6 gasolina y V8 diésel. Este sistema de desconexión y reactivación automáticas del motor en las paradas (una retención de tráfico o un semáforo en rojo, por ejemplo) se ha convertido en el recurso más eficaz y difundido en los automóviles contemporáneos. De hecho lo utilizan por igual berlinas de alto copete, grandes 4x4 y humildes utilitarios para contener el consumo y, por tanto, poner sordina a sus tubos de escape.

El elegido por Jaguar, en concreto, es capaz de desconectar el motor apenas 300 milisegundos después de que el coche se detenga, reduciendo así el consumo en torno a un 5%. Estos sistemas trabajan sin necesidad de que el conductor intervenga. Su sistema de gestión inteligente detecta si el vehículo se ha parado completamente y procede a la desactivación del propulsor tras estudiar parámetros como la temperatura de este, la ambiental y la del habitáculo. Por eso en días calurosos a veces mantiene el motor activo en algunas paradas a fin de garantizar las prestaciones del aire acondicionado. En condiciones normales, la desconexión finaliza automáticamente cuando el usuario suelta el freno y vuelve a acelerar para reiniciar el avance.

El remozado repertorio motriz ofertado por Jaguar los comparten el ágil y refinado XF, disponible también en formato familiar de casi cinco metros, y su esbelto y lujoso hermano mayor el XJ. Estos modelos también incorporan a partir de ahora la caja de cambios automática ZF de ocho relaciones.

Potencia y eficiencia

La consigna de la renovada oferta motriz es contener las emisiones contaminantes de los propulsores sin impedir que prospere su rendimiento medio. Esta búsqueda de la eficiencia procura nuevas ejecuciones diésel y gasolina.

El XF se reviste de nuevos alicientes estrenando una variante avanzada de la mecánica turbodiésel 2.2 i4 Td, que aparece más vitaminada y austera. La propone en sus dos envases, berlina y Sportbrake, para cautivar a la clientela que accede a la clase acomodada. Los más exigentes pueden optar, asimismo, a las dos variantes del motor 3.0 V6 Td. Este turbodiésel de seis cilindros en V se oferta con 240 y con 275 caballos. Instalada a lomos del XF, la primera interpretación consigue contener el consumo hasta homologar un promedio ideal de 6,0 litros (6,2 en el envase familiar), lo que propicia limitar las emanaciones de dióxido de carbono a 159 gramos por kilómetro. Más meritorio, si cabe es el papel desempeñado por la variante más solvente, de 275 CV, que consigue acreditar sobre el XJ esos mismos niveles de gasto y emisiones.

En la vertiente gasolina del catálogo, que en este segmento del mercado cuenta con más adeptos que en otros, despunta la presencia del rotundo propulsor V8 de cinco litros. Los 510 caballos de esta unidad sobrealimentada y construida íntegramente en aluminio se encargan de animar a la variante estelar del XJ. La contribución del mencionado sistema Start/Stop permite mitigar la sed de tan abundante caballería (-6%), con lo que el CO2 desciende (-7%) en paralelo. Otro beneficiario de los ajustes realizados en este motor es el deportivo XFR, que a su vez recorta consumo (-11%) y emisiones (-8%). El propulsor V8 gasolina también está disponible en variantes con 385 y 470 CV.

La oferta gasolina continúa con un moderno Supercharged V6 de 3.0 litros, que aporta 340 CV a 6.500 r.p.m. y 450 Nm de par entre 2.550 y 5.000 vueltas. Jaguar los instala en la berlina XF y en su limusina XJ. Ambos automóviles extraen idéntico partido a este propulsor, consiguiendo progresar en 5,7 segundos de 0 a 100 km/h; limitan su velocidad máxima a 250 km/h. Las cifras de consumo combinado y de emisiones de dióxido de carbono son iguales: 9,4 l/100 km y 224 g/km.

Un escalón más abajo aparece la mecánica gasolina Turbocharged i4 de 2.0 litros. El rasgo más significativo de esta unidad de cuatro cilindros es el alto rendimiento energético que obtiene, puesto que proporciona 240 caballos (120 por litro) y 340 Nm de par. Alojado en el vano delantero del XF depara una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos y una velocidad máxima de 241 km/h; necesita 8,9 litros de media y emite 207 g/km de CO2. En el XJ consigue resultados similares.

Las gamas XF y XJ disfrutan, además, de mejoras en sus sistemas de entretenimiento (sonido, navegación, etc.). En el caso concreto del buque insignia, los reajustes alcanzan a la suspensión trasera para ganar precisión y confort de marcha.